Todo comenzó como un trago amargo. En la víspera navideña de 2014, uno de los hermanos de Enzo Agüero le notificaba a su familia que repetiría una vez más en el colegio. Entonces, todos se hicieron la misma pregunta: ¿Podrían haberlo ayudado antes? ¿Cómo vinieron a enterarse de su desempeño ya finalizado el año?
Esta situación llevó Agüero, ingeniero informático de profesión, a crear Appoderado.cl, una plataforma que integra todos los procesos funcionales productivos de una institución educativa -entre ellos, el libro de notas- y que permite a los apoderados estar pendientes del rendimiento de sus pupilos.
El cuestionamiento en ese minuto vino de la mano de la tecnología. Si ya existía WhatsApp, que notificaba a los usuarios sobre mensajes entrantes, ¿por qué no crear alguna aplicación que permitiera a los padres tener la libreta de notas de sus hijos?
Semanas después de que la familia de Enzo Agüero recibiera la noticia, él mismo, junto a Daniel Llanquinao y Bruno Di Carlo, crearon un prototipo llamado “MiEscuelAPP”, que probaron durante enero en una escuela de Quillota. El modelo inicial, recuerda, funcionaba como una planilla en la que el profesor ponía la calificación e inmediatamente se le notificaba al apoderado sobre el desempeño del alumno o alumna.
Lo que hizo Appoderado fue habilitar más nuevas alternativas; hoy, hasta se pueden pagar las matrículas de determinadas instituciones. Cada una de las necesidades de los establecimientos se han ido tomando en cuenta y sumando a la plataforma.
“El problema que buscábamos solucionar era la desinformación de la familia acerca del proceso educativo del niño, para evitar pasar por estas situaciones desagradables como la que pasó en mi familia. Notamos que recibieron esta solución como un verdadero alivio”, dice Enzo Agüero. A medida que fueron desarrollando el proyecto se dieron cuenta, también, de que debían agregar más cosas, porque había instituciones que trabajaban con otras plataformas.
Agüero y su equipo, que venían del desarrollo de softwares para el mundo privado, dejaron eso de lado para enfocarse totalmente en Appoderado, que comenzó oficialmente en marzo de 2015. Así, pasaron a entregar Software como un Servicio, que significa que empezaron a vender una licencia anual de su plataforma a sus clientes.
En ese entonces, con el apoyo de Corfo -se adjudicaron un fondo PRAE por unos $20 millones-, comenzaron a generar publicidad y a realizar viajes para promover su iniciativa. “Es el único capital que nos hemos ganado y pudimos construir mucho con eso”, dice con impresión Agüero, puesto que el principal esfuerzo fue el de sus compañeros y de él para poder concretar el proyecto con el dinero que disponían. Comenzaron trabajando primero con colegios públicos y luego con subvencionados. En 2017 continuaron sumando módulos que les permitiera a los profesores, por ejemplo, enviar alertas tempranas. “Ese año vendimos unos $70 millones y ahí nos dimos cuenta de que el negocio iba en serio”, dice Agüero.
Una solución adelantada
Con las buenas cifras, Enzo Agüero y su equipo comenzaron a expandirse y a contratar a más personas. A eso, sumaron colaboradores con experiencia en el sector público, porque eran justamente colegios de ese tipo los que más apostaban por su sistema. “Tuvimos varias salidas con ProChile al extranjero, que nos llevaba a ver otros mercados y tecnologías. Y después vino lo increíble: pasamos de vender $70 millones a $300 millones”, afirma el informático.
Con eso se cambiaron de oficina, incrementaron aún más el número de empleados, mejoraron su tecnología e infraestructura. Hoy en día facturan unos US$2 millones. “Todo partió con un pequeño problema que detectamos, y pasamos a construir este producto paso a paso con los clientes de acuerdo a sus necesidades”, añade.
Pero el verdadero cambio, además del aumento de las ventas y del número de instituciones que ocupan su tecnología, vino a fines de 2019, luego del estallido social de octubre de ese año. Estaban todos los colegios en clases y, de un momento a otro, debieron cerrar. Como los establecimientos querían finalizar su año sin problema alguno, el equipo de Appoderado tuvo que darle “una vuelta” a su plataforma, en caso de cualquier eventualidad.
Ese verano, cuenta Enzo Agüero, se prepararon en caso de que se produjera otra agitación social e implementaron un sistema de aula en línea que permitía entregar toda la información del alumno, realizar procesos internos del colegio y dictar ahí mismo las clases, e incluso tener un repositorio de documentos para que se subieran las tareas a su sistema. A eso añadieron una aplicación móvil para que niños y niñas pudieran asistir a clases desde su celular y, en caso de no poder, tenerlas grabadas en una biblioteca digital. Así lograron diversificar su oferta con aplicaciones específicamente orientadas a sus tres segmentos: apoderados, alumnos y profesores.
El evento para el que se preparaban no sucedió, pero sí llegó la pandemia. Sin que la idea se les hubiese pasado por la cabeza, tenían por adelantado la solución a las clases remotas limitadas por el Covid-19 y cumplían entregar un modelo seguro para que los niños pudiesen tener sus clases en un ambiente virtual protegido, una de las necesidades más relevantes durante el contexto de emergencia sanitaria. Entonces aparecieron clientes en Brasil, Colombia y México. A las instituciones públicas y subvencionadas se sumaron privadas: actualmente trabajan con cerca de unos mil doscientos colegios, la mayoría chilenos.
Recientemente tuvieron la oportunidad de estar en la versión 2022 de la MWC, que se realizó en febrero en Barcelona. Ahí formaron parte de un panel de tecnología para la educación junto a otras empresas del rubro, y fueron seleccionados junto a representantes de Inglaterra y España como una de las tres empresas que revolucionarán el mundo de la educación en los próximos años.
El objetivo para este 2022, explicita Agüero, es alcanzar mercados más grandes. “Hemos tocado algunos en Latinoamérica, pero sus velocidades no son las mismas que tenemos en Chile”, dice, y añade que los siguientes diálogos serán con algunas instituciones en Estados Unidos y esperan cerrar este período con algunos clientes por esos lugares.
“Las principales dificultades se dieron al tratar de romper esas barreras de entrada para lanzar un producto o servicio en un rubro que parece cerrado, y en el que hay que competir con empresas que ya están formadas y tienen un capital financiero para dar una boleta de garantía, pero lo nuestro fue diferente”, afirma en retrospectiva. “Nacimos como una plataforma para mitigar el riesgo de desinformación desde el colegio hacia la familia, y con esa pequeña necesidad crecimos a ser un software integral para todas las instituciones de educación y colegios”, asegura Agüero.
“¿Conseguí que el colegio de mi hermano usara Appoderado? Hice todo el esfuerzo para que así fuera, pero no dio resultados”, cierra entre risas.