Ocho errores al postular a fondos para emprender
No conocer el mercado y sus clientes, saltarse las bases y externalizar las postulaciones son algunas de las equivocaciones más comunes. Acá, especialistas enumeran las falencias que han detectado en los procesos y cómo solucionarlas.
Iniciar un negocio no es fácil. La mayoría de las veces generar financiamiento es una gran barrera para comenzar o, incluso, para impulsar un emprendimiento una vez que está en desarrollo. Por eso existen diversos programas y fondos concursables, públicos y privados, para ayudar a las y los emprendedores a conseguir recursos.
Sin embargo, hay muchos se quedan fuera de esta carrera por alcanzar el premio mayor debido a que cometen distintos errores a la hora de postular a las convocatorias. Pasos en falso que están claramente identificados por expertos como Federico Iriberry, cofundador de Broota.com y desde hace ocho años jurado en convocatorias de Corfo y Startup Chile, y Josefa Villarroel, fundadora del Observatorio de Políticas de Emprendimiento. Acá enumeramos los que, para ellos, son los principales faltas, y cómo subsanarlas para lograr el objetivo propuesto.
1. No responder bien las tres preguntas iniciales
Según Federico Iriberry, estas interrogantes aparecen en cualquier convocatoria y en general representan entre el 60% y el 80% del formulario de postulación. Son preguntas como: ¿cuál es el problema que resuelves?, ¿cuál es la solución que entregas? y ¿a quién estás atendiendo?
“Creo que los emprendedores son malos contestando estas preguntas porque no se lo cuestionan. Muchos parten más por el impulso. Detectan efectivamente que hay un espacio, una oportunidad, un problema, pero no necesariamente recopilan información o se dan el trabajo de entender correctamente a quién atienden o qué están ofreciendo y cómo se diferencian”, comenta el especialista, haciendo énfasis en la importancia de conocer el mercado, al cliente y tener muy claro cómo va a competir y se va a diferenciar.
2. No leer las bases de los concursos
En este documento inicial, explica Federico Iriberry, “se establece cómo te van a evaluar, te dan una mini pauta. Te dicen, por ejemplo, que 40% de la medición tendrá que ver con innovación; 20% con el equipo, 10% con otra cosa”. Sin embargo, hay postulantes que, por apuro o falta de conocimiento sobre su importancia, simplemente las pasan por alto. “Al no leer las bases, las y los postulantes se pierden la oportunidad de saber cómo los van a evaluar y responden todo con la misma prioridad; claramente, si la innovación u otro ítem vale más, hay que dedicarle más tiempo a eso”, advierte.
Otro punto importante de las bases es que dejan establecidos los objetivos del concurso. Por ejemplo, apoyar a emprendedores que tengan un negocio escalable. Si tengo un emprendimiento y lo quiero escalar, y las bases justo buscan eso, tengo que explicitar que están en ese proceso, porque el jurado, que sí leyó las bases, piensa que este emprendimiento ya está en la línea de lo que están buscando”.
Josefa Villarroel puntualiza que, justamente por el objetivo de la convocatoria que se plantea en las bases, los emprendedores y las emprendedoras deben ser selectivos y saber a qué postular de acuerdo a las necesidades de su negocio.
“Hay convocatorias que buscan emprendimientos que tengan un impacto social o que se hagan cargo de algún elemento específico; lo que tienden a hacer algunos emprendedores y emprendedoras es empezar a desfigurar el negocio para calificar y poder, eventualmente, ganar el financiamiento”. El problema es que lo que uno postula es lo que tiene que cumplir, dice Villarroel, y hay muchos emprendimientos que en ese camino terminan perdiendo el foco.
“A veces las convocatorias te piden que ojalá los emprendimientos tengan una proyección internacional. Entonces tú pones esos elementos para que tu postulación sea bien evaluada, pero después, cuando estás haciendo el negocio, te das cuenta de que en realidad todos tus clientes están en un mercado nacional, y que lo que deberías hacer es ejecutar ese dinero para poder aumentar tus clientes locales. Sin embargo, no puedes hacerlo”, ejemplifica.
3. No describir correctamente al equipo
Federico Iriberry dice que generalmente se indican las profesiones y los lugares en los que han trabajado los postulantes a un emprendimiento, pero no detallan de qué manera su desarrollo profesional conecta con los desafíos del proyecto.
“Hay una caracterización del equipo que no hace match con ayudar al que está evaluando a entender si ese equipo es el correcto. Yo siempre creo que la gente es muy capaz, pero no necesariamente veo esa conexión entre el equipo y los desafíos propios del negocio. Eso es súper importante demostrarlo”, explica.
4. Esperar hasta el último día de plazo
El cofundador de Broota.com siempre les aconseja a los emprendedores que se fijen en cuándo parte y cuándo termina una convocatoria, y que intenten tener listos y revisados los documentos tres días antes del cierre. “Por último, si quieres revisarlo, tómate los últimos dos días y mándalo el día antes, no el mismo día. El mismo día, en general, colapsa el sistema por la cantidad de flujo”, advierte.
5. No estar al tanto de los cofinanciamientos
Josefa Villarroel ha identificado un que se relaciona al dinero que los y las postulantes deben aportar para el desarrollo del proyecto.
“Muchas veces eso resulta una sorpresa para los emprendedores que postulan por un monto y después, cuando ganan, se encuentran con que tienen que aportar 500 mil pesos o tres millones y medio de pesos. En general es una proporción que va entre el 10% y el 25% del costo total del proyecto. Esto pasa en general en los financiamientos públicos”, explica.
6. Postular a fondos “chicos” aun si necesita un monto “grande”
La fundadora del Observatorio de Políticas de Emprendimiento asegura: “Si estoy haciendo un emprendimiento que necesita 50 millones de pesos para poder avanzar, no tiene mucho sentido que los emprendedores se desgasten en postular a fondos de tres millones de pesos, de un millón de pesos o, incluso, de 10 millones de pesos. Si lo que ellos necesitan es ese monto para poder realmente dar el salto con su negocio, deberían estar buscando ese tipo de convocatorias y no tratando de sumar de un millón a un millón para hacer el total”.
7. No leer las cláusulas sobre el uso y rendición de los recursos
No todas las convocatorias son de libre disposición; muchas veces se establece en qué se puede utilizar el dinero y quienes se adjudican los fondos deben ocuparlos en lo que se indicó en la postulación.
“A veces los emprendedores ponen toda la energía en ganarse un monto de plata, pero después, cuando la tienen, se dan cuenta de que no podrán comprar un vehículo o no pueden gastar toda la plata en contratar personal, y no sabían que cada vez que quiera cambiar un gasto debe pedir una autorización”, comenta Josefa Villaroel.
“Tampoco saben que para demostrar en qué gastaron tienen que mostrar su cartola, además del voucher de compra y la factura, y todo eso tiene que estar a nombre de la empresa. Esto es muy importante, porque si no lo haces bien y existen gastos que se rechazan por la forma en que los demuestras, independiente de que hayas hecho increíble el trabajo con el proyecto, tendrás que devolver ese dinero”, explica.
8. Externalizar la postulación
La especialista sostiene que al contratar a otra persona para hacer la postulación, el emprendedor o la emprendedora pierde el control sobre esta. Lo que recomienda, entonces, es que sean los propios interesados quienes se encarguen de la solicitud tras leer las bases de la convocatoria; también, que participen de las charlas que dan las instituciones y revisen proyectos que ya ganaron ese fondo. “Con eso debería ser más que suficiente para completar los formularios y hacer los pitch de postulación”, finaliza.
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