Durante el cierre de un año e inicio de uno nuevo es muy frecuente realizar listas de propósitos o expectativas con respecto al periodo que está comenzando. Estamos acostumbrados a hacerlo en el ámbito personal: partir un nuevo ciclo proponiéndonos trabajar menos, ahorrar dinero, aprender algo nuevo o empezar a ir al gimnasio, por ejemplo. Pero, ¿vale la pena hacer esta misma declaración de buenas intenciones en un emprendimiento? ¿Soñar en grande, por ejemplo, o proponerse metas que vayan algo más allá que lo lógicamente esperado para su negocio, a modo de arenga para crecer?

Ciertamente, es una acción que resulta de gran utilidad a la hora de planificar el nuevo año que se viene por delante. Así lo ve George Zalaquett, ingeniero comercial y coach profesional de la plataforma CoAction, donde se entregan asesorías tanto a emprendedores como a profesionales de diferentes áreas.

1. ¿Qué factores identificar antes de planear las metas?

“Para los emprendedores el cielo es el tope; cada quien se pone sus topes, pero en función de eso se debe tomar conciencia de cuáles son los recursos de los que dispone para alcanzar las metas y no frustrarse en ese camino”, explica Zalaquett.

Sobre la base de este principio, establece que antes de planificar detalladamente las metas, pero teniendo ya ciertas ideas, se debe evaluar los recursos que se poseen actualmente con miras a lograr dichas expectativas.

¿Cómo hacerlo? Lo fundamental es realizar una evaluación de recursos, tanto económicos como personales, y situarlos como márgenes a la hora de diseñar la lista de propósitos. “Tengo que ver qué se necesita para alcanzar esas ideas. ¿Tengo las competencias para ello? Hay que saber qué recursos tienes tú, como profesional, como emprendedor, para ir a ganar esa meta este próximo año”, sostiene el coach.

En resumen: se puede soñar con llegar a la Luna, pero no es lo mismo si existe la logística para lograrlo -aunque momentáneamente esté fuera de nuestro alcance- que un escenario donde ni siquiera se ha intentado alcanzarla; en esa realidad, cualquier esfuerzo, hasta el más grande, terminará siendo en vano.

2. ¿Qué tener en cuenta al planificar las expectativas?

A la hora de diseñar la lista de metas para el siguiente año, George Zalaquett recomienda siempre tener en consideración aspectos lógicos, como el tiempo que tomará concretar las metas y una especificación clara de lo que se quiere lograr. Para eso, recomienda seguir la lógica de planificación S.M.A.R.T., acrónimo en inglés que significa specific (específicas), measurable (medibles), achievable (alcanzables), relevant (relevantes), y time-bound (delimitadas en el tiempo).

Además, destaca la disposición a recibir feedbacks y compartir el listado de metas con otras personas que, directamente o indirectamente, se encuentren relacionadas con el emprendimiento. “El emprendedor también se tiene que dar cuenta que debe tener aliados que sepan sobre otras áreas, sobre los temas que él no maneja. Además, cuando hay más personas, hay mucho más feedback que puede potenciar las ideas iniciales”.

En síntesis: sí, podemos proponernos ventas por el triple de ganancias que el año anterior, pero siempre será bueno escuchar a otras personas que pongan este sueño en contexto y ayuden a concretarlo racionalmente.

3. Cumplir las metas y evaluarlas durante el año

Luego de haber diseñado la lista de propósitos y rumbo al nuevo año, es momento de poner en marcha cada una de esas metas. Según George Zalaquett, algo clave al momento de la ejecución es la motivación. “Cada meta debe motivarte, la motivación te mueve a tomar acciones. Debe ser algo en lo que te aboques completamente a cumplir, sabiendo que posees las herramientas para hacerlo”, expresa.

Adicionalmente, establece que durante el transcurso del año es necesario ir evaluando que cada meta se esté cumpliendo. En esa línea, continua: “Hay que ver, día a día, qué se está haciendo para ir logrando las metas y desde el inicio saber qué acciones concretas tomarás y de qué manera evaluarás que tu propósito se está llevando a cabo”.

En el mundo del emprendimiento suele decirse que, si uno cumplió todas sus metas, quiere decir que no fueron lo suficientemente ambiciosas. Lo difícil es lo más motivante, por eso pensar en grande sirve. Y mucho.