Es común que, cuando una persona o una familia debe viajar y no puede llevar a su mascota, la deje con algún familiar o amigo para que se encargue de la comida, de las necesidades y de sacarla a pasear. Sin embargo, muchas veces nadie puede acudir al rescate, por eso en los últimos años han emergido distintos tipos de emprendimientos dedicados a cuidarlas en esos momentos.

No solo están los clásicos servicios de hotelería; también existe la posibilidad de contratar petsitters, cuidadores y cuidadoras que visitan los hogares de perros y gatos para alimentarlos, asearlos y pasearlos. Para quienes no quieren dejarlos solos durante la semana hay guarderías que cuidan a las mascotas mientras sus humanos están en el trabajo, y además se pueden contratar paseos que llevan a los perros, por ejemplo, a actividades de medio día o día completo al cerro. Todo con un toque cercano, familiar y sin encierros.

La liebre que lleva perros al “colegio”

Tras volver de Chiloé a Santiago, Matías Poblete y Sofía Henríquez se preguntaron cómo lo harían con el perro que habían adoptado hace un tiempo. La pareja no sabía cómo iba a ser para el canino pasar de tener mucho terreno donde correr y jugar al encierro de un departamento. Empezaron a buscar guardarías, pero no les agradaba la idea de que se fuera encerrado arriba de un bus. Así que dejaron todo de lado, trabajo incluido, y se lanzaron en junio de 2021 con Dog Mates, una “escuela para perros” que destaca por su elemento estrella: la liebre.

En un comienzo hacían los traslados a su guardería -ubicada en un terreno de 2 mil metros cuadrados en la comuna de La Reina- en auto, pero al poco andar necesitaron un vehículo más grande. Vieron furgones escolares que estaban en venta y encontraron la solución. No le quitaron los asientos: los canes se acomodan en ellos tal como si fuese niños camino a la escuela: van en sus asientos, se paran, miran por las ventanas, juegan e incluso los más “desordenados” van sentados atrás.

Los fundadores de Dog Mates cuentan que los perros ya conocen el ruido de las liebres. Algunos de ellos saltan y corren en círculos cuando sienten que viene cerca. Foto: Pablo Sanhueza.

Hoy, cuentan sus fundadores, los perros ya conocen el ruido de las liebres. Algunos de ellos saltan y corren en círculos cuando sienten que viene cerca. Otros necesitan que les suelten las correas apenas llegan al primer piso del edificio para subirse lo antes posible a la liebre. “Nos ha pasado que los dueños nos mandan fotos de su perro en la calle viendo sin pestañar pasar a un furgón pensando que es la liebre”, narra Henríquez. “Fue algo que se dio, no lo planificamos así. Tuvimos suerte que en ese tiempo los furgones estaban baratos”, agrega Poblete. Hoy tienen tres liebres que han sido adaptadas: algunas tienen aire acondicionado, otras muchos ventiladores, pisos de goma para poder limpiar más fácil y nuevos cinturones para que no sean mordidos.

La liebre es parte del servicio de guardería, que contempla pasar a buscar a los perros a su casa y llevarlos al terreno. Allí juegan entre ellos, corren, descansan, comen y se divierten. Hay algunos más tímidos, pero que con el tiempo terminan integrándose a la dinámica.

Además, Dog Mates –que ofrece sus servicios de traslado en el radio comprendido entre Lo Barnechea, Vitacura, Providencia, Ñuñoa, Las Condes y La Reina–, tiene hotelería. Pero no ahí en el terreno ni encerrados en jaulas, sino que en las casas de los mismos cuidadores que trabajan junto con ellos.

“No nos gusta que estén encerrados. Ellos están dentro de la casa, como si fuese la suya, pero cuidados por otra persona que también les da cariño, comida, y agua. Nosotros le vamos contando todo al dueño y le mandamos fotos y videos”, dice Matías Poblete.

Matías Poblete y Sofía Henríquez planean irse con Dog Mates a Colina, a un terreno de más de 5 mil metros cuadrados. Foto: Pablo Sanhueza.

Tanto ha sido el éxito de Dog Mates -que tiene 60 “alumnos” diarios- que se mudarán a Colina a un terreno de 5 mil metros cuadrados. El lugar servirá para poder separarlos según el carácter, el tamaño y el temperamento. Allí tendrán zonas de juegos, piscinas en el verano y mucho espacio para correr y descansar. Además, incluirán a un veterinario en terreno, a un adiestrador, un peluquero y un etólogo –que estudia el comportamiento de los animales– para darles mejor atención. “Lo más importante para nosotros es el bienestar de los perros, que reciban el mismo cariño que reciben en su familia”, dice Sofía Henríquez. “Con esto agregamos un servicio muy integral, donde también vamos a poder asesorar a nuestros clientes”, complementa Poblete.

Los valores por día se dividen para perros pequeños ($10.000), perros medianos ($20.000) y para perros grandes sobre 25 kilos ($24.000). Pueden ser contactados en su cuenta de Instagram: @dogmateschile

Entre cerros y matrimonios

En Pet Sitter la oferta es diversa y extensa. Todo partió cuando sus fundadoras, María Ignacia Combeau y Macarena Flores, comenzaron rescatando perros en la universidad bajo el nombre de Animalia UAI, en 2014. Muchos animales rescatados no tenían dónde quedarse y ellas decidieron operar como hogares temporales. Un año después empezaron a desarrollar el servicio de pet sitting y de paseos, hasta que desenvolvieron el resto de su oferta.

María Ignacia Combeau y Macarena Flores fundaron Pet Sitter tras partir rescatando y cuidando perros abandonados en la universidad. Foto: Tania Torreblanca.

Uno de los servicios más atractivos son los paseos outdoor. “Es complicado, entre comillas, pero porque sacamos a los perros de un ambiente controlado como puede ser su casa o la del cuidador, y lo llevamos a un ambiente al aire libre donde va con correas largas y explorando mucho”, explica Combeau.

Las salidas son diversión asegurada para los caninos. En Pet Sitter los van a buscar, los llevan a un cerro en Lo Barnechea y los cuidadores llevan un máximo de cinco animales cada uno. Los canes usualmente se disponen a explorar, olfatear y correr hasta donde las correas lo permitan y regresan cuando son llamados. Así, recorren los senderos del lugar y, tras tres horas de caminata entre la naturaleza, son llevados de vuelta a la casa. Combeau subraya: “Se portan mucho mejor que en un paseo a la plaza, por ejemplo, porque van más atentos a los guías y a su entorno”.

“Se portan mucho mejor que en un paseo a la plaza, por ejemplo, porque van más atentos a los guías y a su entorno”, cuenta María Ignacia Combeau sobre las actividades en el cerro.

Además, también ha influido que han realizado algunos cursos de entrenamiento y educación canina para así también poder comprender mejor el comportamiento de los animales. Esto se complementa con la información de los tutores de los animales, quienes detallan los rasgos que definen su personalidad. “De todas formas no cuidamos perros de tamaño grande, y de otros hacemos evaluaciones para saber si pueden ser cuidados o no”, detalla la fundadora.

Otros de los servicios que tienen, y que es uno de los más solicitados, es el de hotelería; el equipo de Pet Sitter cuida a los perros en sus hogares, para así mantener el cuidado de casa y cercano. Nada de caniles ni de encierros, sino una forma hogareña y familiar de relacionarse con ellos. Dentro de sus colaboradores hay una veterinaria que se encarga de hacer exámenes, poner vacunas y realizar cuidados, ya sea a domicilio o mientras están siendo cuidados.

También ofrecen weddingsitter. ¿En qué consiste? Que los cuidadores llevan a los perritos de los novios a la ceremonia de matrimonio para que interactúen con los invitados, aparezcan en las fotos y sean parte del hito.

Ignacia Combeau recuerda una anécdota: “En uno de los matrimonios había alpacas y una de ellas empezó a perseguirnos y tratar de oler o revisar al perrito que llevábamos. Mientras nos alejábamos, todos los invitados se reían. Después guardaron a una de ellas, pero la otra se quedó comiendo los arreglos florales”.

El valor de la guardería es de $12.500; estadía, $17.000; paseo outdoor, $15.000 (incluye transporte); weddingsitter parte en los $150.000. Pueden ser contactados en su página web (www.petsittersantiago.cl), su Instagram (@petsitterchile) o a través de WhatsApp.

Paseos y niñeras

Para que el paseo de un perro sea placentero y efectivo, no debe ser ni apurado ni solo para cumplir con sus necesidades fisiológicas. Bien lo sabe Alessandra Bertolo, fundadora de Super Doggo, quien desde diciembre de 2021 comenzó su emprendimiento de paseos perrunos y pet sitting tras la partida de sus dos perros. “Yo quería tener otro, pero mi mamá estaba un poco cerrada y no quería pasarla mal de nuevo, así que aproveché que congelé mis estudios para buscar cómo relacionarme de alguna forma con los perros”, narra.

Sus clientes suelen tener necesidades distintas y eso hace que cada paseo sea diferente.

Una de las perritas que pasea, por ejemplo, es mayor, pero le gusta caminar sin detenerse. De hecho, cada vez que hay una detención ella exige, con ladridos amigables, retomar el paso. “Cuando tengo que recoger sus residuos tengo que hacerlo rápido”, detalla Bertolo.

A otra, en tanto, le falta un ojo y sus paseos deben ser más tranquilos, pues se asusta fácil al no tener una visión completa, por lo que cruzar un puente como el del canal San Carlos suele tomar más tiempo de lo normal.

Por eso, la dedicación para conocerlos es clave. En Super Doggo primero conversan con los dueños para conocer una pincelada de la personalidad del perro, saber si es sociable, si comparte con otros perros más grandes, si es enérgico o relajado. Mientras algunos quieren correr y estar de un lado para otro, también hay otros que prefieren olfatear, descansar y apreciar su entorno. “Por eso hacemos la primera salida con el dueño, para que también nos muestre cómo tratarlo y cómo entenderlo”, dice Bertolo. No suelen aglutinar muchos perros en un mismo paseo, a menos que sean de la misma familia y se conozcan.

Alessandra Bertolo está a la cabeza de Super Doggo, que ofrece paseos y pet sitter.

Un paseo puede durar media hora o una hora y los ejecutan los distintos paseadores que han contactado. Todo depende del plan que se escoja, que también distingue entre cuantos paseos serán a la semana. Por ejemplo, la modalidad de 30 minutos va desde los $15 mil (un paseo a la semana) hasta los $65 mil mensuales (por cinco paseos a la semana). La modalidad de una hora, en tanto, va desde los $22 mil hasta los $90 mil.

Eso sí, hay ciertos filtros. Por ejemplo, no aceptan perros agresivos. “Que no tiene que ver con las llamadas razas agresivas. La idea es no exponer a los paseadores ni al resto, porque no somos educadores caninos ni adiestradores”, explica Alessandra Bertolo. Además, es un servicio que se ofrece en La Reina, Peñalolén, Macul, Las Condes, Providencia, Ñuñoa y Santiago centro.

Con el pet sitting, que son visitas a domicilio, empezó desde enero y los realiza ella o una amiga con la que trabaja. El servicio consiste en que los dueños de casa le confían las llaves y ellas van a darle comida, agua, recogen sus excrementos y los sacan a pasear. Por lo mismo, quiere comenzar a capacitar al grupo de paseadores con los que trabaja para así poder prestarle servicio a más clientes. El pet sitting no solo está dedicado a los perros, sino también a otros animales, incluidos los exóticos, aunque sin las salidas.

Bertolo explica que, con el regreso a la presencialidad y la costumbre de sacar a pasear más a los animales durante el confinamiento, muchos quisieron seguir con la dinámica de sacar a pasear a sus canes. “Queremos fomentar la responsabilidad del cuidado de las mascotas y que vean que somos un complemento”, cierra.

El Pet Sitting se divide en cuatro planes: Mario Hugo (1 visita al día que incluye paseo de media hora por $7.000 y $35.000 el semanal), Dug (1 visita al día y paseo de una hora, por $9.000 y $48.000 semanal), Slinky (dos visitas y un paseo de media hora por $12.000 y $65.000 semanalmente), y Bolt (dos visitas y dos paseo de media hora por $15.000 y $80.000 por semana). Instagram: @superdoggo