Applestone: la empresa que vende carnes a través de máquinas expendedoras

1000x-1

El atractivo de una máquina expendedora es que entrega alimentos que se pueden comer en el lugar, como M&M de maní, papas fritas, Oreos o refrescos. Las innovaciones más recientes, como el cajero automático de cupcakes y ensaladas de Farmer's Fridge, también cumple con esa característica.

La mayoría de las personas no considera que el filete crudo sea comida lista para servir, a menos que sigan una dieta extrema de hombre de las cavernas.

Pero Joshua Applestone, fundador de Applestone Meat Co., ve el futuro en máquinas expendedoras llenas de filetes, chuletas de cerdo y salchichas italianas. Ha instalado cuatro de ellas en su punto de ventas de cuatro años de antigüedad en Stone Ridge, en el condado de Ulster, Nueva York, cerca de la moderna ciudad de Woodstock. Cada una ofrece un tipo diferente de proteína: carne de res, de cerdo, de cordero y carne molida y salchichas. Tiene que reabastecer las máquinas constantemente para mantenerse al ritmo de la demanda.

Este año, Applestone se expandirá a Hudson, donde la tienda tendrá al menos siete máquinas; a principios del próximo año, la compañía abrirá una tienda en Scarsdale, donde planea instalar 10 máquinas. Más tarde en 2019, se instalará en Manhattan, posiblemente con incluso más de ellas.

La accesibilidad es clave para este éxito improbable; los clientes no necesitarán llegar a la carnicería antes de las 7 p.m. o comprar las dudosas sobras en un mercado en la noche. "Ya no estamos en la década de 1950, donde todos trabajan de 9 a 5 y comen a la misma hora todas las noches", dice Applestone sobre la accesibilidad 24/7 de la carne. "La vida es caótica, en el mejor de los casos".

La calidad de su producto ayuda a calmar las preocupaciones que podrían estar asociadas con comprar una costilla Rib Eye de US$21,99 en una máquina expendedora. Antes de fundar su compañía homónima, Applestone fue cofundador de Fleishers Craft Butchery, que fue aclamada en lugares como Brooklyn. Luego vendió la compañía en 2013.

Cuando abrió, Applestone Meat era como una instalación de procesamiento para agricultores y no había venta minorista. Eso representó un problema para una ciudad como Stone Ridge, donde los lugareños ya conocían la calidad de la carne dentro de la instalación.

"La gente me conocía de Fleishers y siempre llamaban a la puerta y me preguntaban si podía venderles carne directamente", dice Applestone.

Inicialmente, era una operación de solo dos personas: Applestone y la directora de operaciones, Samantha Gloffke, por lo que buscó formas de atender a los clientes frente a la escasez de personal. No pasó mucho tiempo antes de que Applestone, que había estado pensando en modelos minoristas alternativos durante un tiempo, recibió una fuente de inspiración inesperada.

"Me acordé de Horn & Hardart (un café automatizado de los años 50, cuyo último puesto en Nueva York cerró en 1991). Había muy pocas personas que proporcionaban comida sin parar", señaló. "Solo sumé dos más dos".

Para comenzar, Applestone creó un tipo de máquina de carrusel industrial refrigerada como las que hay en las escuelas y en las cárceles; y añadió la tecnología de tarjetas de crédito. "Usamos un modelo que básicamente era una máquina de sándwiches, que sería lo menos intimidante para ver si este concepto tenía potencial". Intimidante no es: los clientes usan botones para rotar el carrusel y ver la carne empacada, luego deslizan su tarjeta de crédito y tiran de la puerta transparente correspondiente, que se abre una vez que se procesa el pago.

Ahora Applestone está desarrollando máquinas hechas a medida que estarán listas el próximo año. Las máquinas actuales ofrecen un promedio de 150 artículos; las nuevas, que cuestan alrededor de US$30.000 cada una, ofrecerán hasta 1.000. "La próxima versión lo convertirá en un proceso más fácil e intuitivo", dice. "Esto va a ser como obtener tu primer iPhone". Su objetivo es establecerlas en todas las ciudades; también las ve como una forma de combatir los desiertos alimentarios. (Aún así, una preocupación que tiene Applestone sobre instalar máquinas en lugares como Manhattan es la posible necesidad de guardias de seguridad).

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.