SI A ALGUIEN le quedaban dudas acerca del ambiguo compromiso de la Presidenta Bachelet con las mujeres, el papel de La Moneda en el rechazo de la Cámara de Diputados al informe de la comisión Sename viene a corroborarlo. Decir algo así, es cierto, suena radical y hasta contra intuitivo. Dado que las chilenas tenemos, por fin, un ministerio para nosotras, debiéramos estar felices. Además, se ha intentado mantener los altos niveles de representación sustantiva logrados durante el gobierno anterior. Se entiende por tal la promoción de los intereses, en este caso los de las mujeres, tratando de capturar el contenido de las decisiones que las beneficiarían. Ahí están medidas como la ley de cuotas, políticas para promover el emprendimiento femenino y la energía colocada en la tramitación de una ley de despenalización del aborto por tres causales, todavía en trámite. Se ha tratado, en síntesis, de combinar la "política de la presencia" (una mujer a la cabeza del país) con la "política de las ideas".

Anne Phillips, impulsora de esta diferenciación, defiende que las mujeres tengan una identidad distintiva como grupo social, basada en una serie de intereses comunes como el cuidado de la familia, los derechos reproductivos o la igualdad de oportunidades laborales y educativas. Esta afirmación, puntualiza, no debe conducir a aseveraciones de carácter esencialista respecto a su identidad. Por lo demás, añade, hombres y mujeres nos encontramos atravesados por distintas identidades, las que pueden predominar de manera indistinta en diferentes momentos de nuestras vidas. Señala que la variedad de identidades de las mujeres no invalida el hecho de que parte de sus preocupaciones vienen marcados por el sexo y que el argumento de los intereses no se establece, por tanto, de acuerdo a unos unificados pétreamente en torno a las mujeres sino más bien en cuanto a sus diferencias con relación a los que movilizan a los hombres.

Por tanto, no es exagerado afirmar que lo que se relacione con la infancia es algo que preocupa a las mujeres superando, incluso, eventuales diferencias ideológicas. Que Bachelet la consignara como prioridad durante su primer mandato posibilitó un cambio social en la conversación sobre los niños, que solían entrar a la agenda política cuando acontecía alguna tragedia en los recintos del Sename. Impulsó en 2006 la creación del programa Chile crece contigo, en el marco de un sistema intersectorial de protección social. Lo sustentó en la apelación a una "ética del cuidado", extraída de la filosofía moral feminista y que explica, en parte, la solidaridad de género que logró concitar. El esfuerzo del Consejo Nacional de la Infancia por elaborar una política nacional con enfoque de derechos no ha logrado sobreponerse a la imagen de un Estado abandonando a 1.313 niños, hasta llegar a su muerte.

Por lo demás, se ha señalado que la Bachelet que regresó de Nueva York era muy distinta a la primera. Sin embargo, en lo que a este tema concierne, resultaba difícil imaginar cuánto.