Las elecciones legislativas realizadas recientemente en nuestro país vecino, nos dejan un aprendizaje bastante interesante respecto de lo que prontamente vivirá Chile, como también, el control y estabilidad parlamentaria que el próximo Gobierno necesita para sacar adelante las principales reformas.

Si bien la configuración político administrativa de Argentina más la realidad que viven, luego de 12 años de gobierno del Kirchnerismo, es completamente distinta a la situación que vive Chile, esto no impide sacar conclusiones positivas que permitan de una u otra forma, replicar ciertos enclaves políticos que el país necesita. De esta manera, la coalición gobernante, Cambiemos, se convirtió en la principal fuerza política a nivel legislativo, sustituyendo al Kirchnerismo como el eje de la política local.

En términos numéricos, Cambiemos ganó en 15 de 23 provincias, destacando entre ellas, provincia de Buenos Aires, en donde el candidato oficialista, Esteban Bullrich, obtuvo un 41,38% de los votos contra el 37,25% de Cristina Fernández, es decir, una diferencia de casi 400.000 votos. Sin embargo, a pesar de haber obtenido un triunfo bastante holgado, éste no le permitió tener la mayoría absoluta en el congreso. Así, las principales reformas a impulsar por el ejecutivo estarán cargadas de un proceso de diálogo y negociación permanente con la oposición, lideradas por Fernández en el Senado.

En otras palabras, a pesar de que el clima económico no acompaña a Mauricio Macri, éste pasó de ser un fenómeno electoral a un proyecto político consolidado para la argentina. Así, su principal política gubernamental, como también la de Cambiemos, pasa por devolverles el país a los argentinos y no a grupos u órganos de presión que promovieron la corrupción y el despilfarramiento de recursos de manera indiscriminada.

Por otro lado, las votaciones en el país vecinos nos dejan una lección importante a la hora de enfrentar nuestros próximos comicios y un futuro gobierno.

La primera de ellas tiene que ver con la composición de la coalición gobernante, mientras Chile Vamos se compone principalmente por partidos de centro derecha, Cambiemos abarca un espectro mayor de partidos, que van desde el PRO, pasando por la Coalición Cívica hasta la Unión Cívica Radical. Esto le permite tener un control mayoritario pero moderado de la composición parlamentaria, apareciendo de esta manera una característica fundamental en la coalición del gobierno, que es el diálogo y la negociación permanente con la oposición.

Extrapolando aquello a la realidad parlamentaria Chilena, el futuro gobierno se encontrará con una realidad parecida. Ninguna coalición tendrá mayoría en el congreso, por lo cual acentuar los canales de diálogo más el impulso de reformas transversales que permitan lograr mayorías, debiese ser la característica fundamental a seguir.

En segunda instancia, un hecho fundamental del triunfo de Cambiemos, se da en la obtención de triunfos en determinadas provincias que son fundamentales en la estabilidad política de Argentina. De esta manera, resulta imperioso que Chile Vamos obtenga resultados electorales positivos en aquellas regiones que, por un lado  son de relevancia política, como lo es la región Metropolitana, La Araucanía, Valparaíso, entre otras y por el otro, se obtengan buenos triunfos en distritos que tradicionalmente han sido de centro izquierda, como la región de Tarapacá y Coquimbo.

Por último, la construcción de un relato o de un sello de gobierno, ha sido algo fundamental para el pueblo argentino, lo que les ha permitido seguir creyendo en la coalición gobernante y en la gestión del Presidente Macri a pesar de haber vivido momentos difíciles en el plano económico y energético.

En este punto, Chile Vamos parece no tener mucha claridad. Si bien el relato es una construcción que se da durante la gestión de gobierno, al menos las ideas fuerzas que permiten convocar a un país de manera unitaria no aparecen con claridad más allá de ciertos tópicos de libertad y crecimiento económico. En ese escenario, la posibilidad real de que Chile Vamos gobierne una gestión de 8 años, se disuelve en la medida que la ciudadanía apoye a la coalición por el sólo hecho de querer castigar a la otra.

Así, resulta fundamental que en estos últimas semanas de campaña, Chile Vamos haga un esfuerzo por desplegar ideas fuerzas convocantes y motivantes para Chile y la ciudadanía, como también para la futura construcción de un relato de gobierno.