Una vez más la Prueba de Selección Universitaria (PSU) nos muestra una brecha de género entre hombres y mujeres en matemáticas y ciencias, que si bien este año bajó, aún es significativa. Las brechas de género en matemáticas están siendo estudiadas porque tienen impacto en la elección de carreras y en los salarios que hombres y mujeres obtienen en el mercado laboral. Investigaciones recientes muestran que gran parte de las diferencias observadas pueden atribuirse a diferencias socioculturales. En particular, estudios internacionales sobre estudiantes con talento en resolución de problemas matemáticos, muestran que el desarrollo de esos talentos en mujeres depende de las características de los sistemas educativos y de la equidad de género en la sociedad, y no de diferencias biológicas entre hombres y mujeres.
En esto tienen un rol relevante los hogares y el sistema educacional. Se ha observado que las madres juegan un papel importante en la trasmisión de expectativas de rol, y que los estereotipos de género hacia las matemáticas inciden en la autopercepción de las niñas sobre su habilidad. Así también, los estímulos que niños y niñas reciben, por ejemplo, a través de los juguetes o los juegos, pueden influir en el desarrollo de habilidades.
También existe evidencia de que los estereotipos de género hacia las matemáticas ya están presentes en los primeros años de educación. A su vez, los profesores tienen expectativas diferenciadas en relación al rendimiento de hombres y mujeres en matemáticas, lo que puede afectar los procesos de acumulación de habilidades en matemáticas en las niñas, generando una profecía autocumplida.
Las mujeres en general tienen mayor asistencia escolar, mejor conducta y compromiso con las tareas escolares, lo que se traduce en mejores notas. Esto es precisamente lo que ocurre en Chile con las Notas de Enseñanza Media (NEM) y el Ranking de Notas. Sin embargo, las mujeres muestran resultados inferiores en la PSU. Una posible explicación es que este tipo de pruebas subestiman las habilidades de ciertos estudiantes (en este caso las mujeres), debido a una amenaza psicológica experimentada por quienes están estereotipados. En efecto, los estereotipos de género impactan la autoeficacia, esto es, la creencia que tiene una persona de poseer las capacidades para desempeñar determinadas acciones u obtener determinados logros.
¿Qué podemos hacer para mejorar esta situación? En primer lugar hay que tomar en cuenta que los sesgos de género son inconscientes y por ello es importante realizar campañas e iniciativas que ayuden a tomar conciencia. Es también necesario incluir transversalmente el tema de género en las mallas curriculares de pedagogía y en la formación de docentes en servicio, así como evitar los estereotipos en los libros de texto. También es importante incentivar a las niñas a temprana edad para que conozcan y exploren diferentes áreas de conocimiento y promover el ingreso de mujeres a carreras STEM. Una buena medida ha sido incluir las NEM y el ranking de notas, junto con mantener las pruebas estandarizadas. Finalmente, facilitar y promover mayor participación femenina en el mercado laboral, en política y en altos cargos en las empresas.