En toda elección presidencial donde hay un candidato despegado del resto, suele caer la desazón entre los estrategas de los que van a la zaga y sueñan con aquella revelación de la prensa que haga caer estrepitosamente en las encuestas a quien va primero.
En la elección pasada la derecha lo intentó al tratar de vincular groseramente a la actual Presidenta Bachelet con las muertes ocurridas por el tsunami del 27/F, atribuyendo a su gestión directa dichos fallecimientos. Una operación política de largo alcance que incluyó grabaciones falsas filtradas, ediciones de videos, declaraciones de la vocera de gobierno de entonces, la que resultó completamente fallida. Bachelet no solamente mantuvo su ventaja sobre sus competidores, sino que en Dichato, uno de los lugares más afectados por la tragedia, arrasó en las urnas.
Una ilusión similar se ha apoderado de varios políticos del guillierismo, quienes ven una oportunidad en las nuevas revelaciones que vinculan a la campaña pasada presidencial de Piñera y al período de su cambio de mando al ya eterno caso de financiamiento irregular a través de la minera SQM.
Pero al igual que otras denuncias de este tipo, tendrán muy bajo impacto en la intención de voto del ex presidente, por varias razones. En primer lugar, sus electores tienen asumido desde hace mucho tiempo su particular relación con el dinero, y aun así lo prefieren, por razones prácticas. Su coalición ha prometido un país próspero y eficiente, y con ello ha logrado conquistar buena parte de votantes de clase media, que sienten en sus vidas diarias el menor crecimiento económico de estos días; y culpan de ello al gobierno actual y no a los menores precios de las materias primas.
Por otro lado, la misma eternidad del caso SQM hace que se agoten las expectativas sobre éste. Una nueva denuncia no tiene los efectos de las primeras revelaciones, y la eternización del tiempo de investigación, y la transversalidad política de los involucrados han desplazado esto del primer lugar de atención del público.
Algo de esto leyeron correctamente los asesores de Piñera y simplemente dieron respuestas institucionales a las oleadas de cuestionamientos. No engancharon con los anzuelos envenenados de la polémica. Mal que mal, ya sobrevivieron al caso Exalmar, más peligroso por sus vinculaciones con la pérdida de espacio marítimo.
También se equivocan quienes piensan que el bajo efecto que tendrá esta denuncia prueba que Piñera es invencible. La sensación de que su gobierno fue exitoso, pese a que las encuestas indican que no fue así, podría no durar para siempre en la retina de los votantes si sus opositores empezaran a recordar el mejor censo de la historia, el puente al revés, el mal manejo de la crisis estudiantil el 2011, entre otros muchos yerros de su gobierno.
Además de ello, la agenda conservadora que se respira entre sus partidarios puede jugarle una mala pasada en la segunda vuelta, pues puede motivar a los votantes antiderecha a ir a las urnas. Es por ello que Andrés Chadwick, en una entrevista ayer en La Tercera TV salió a dar señales de centrismo. Pero lo que sí es cierto es que el asunto dinero no es la flecha envenenada que puede dañar el talón de Piñera.