"NI UN peso más para las AFP", dijo una ministra cuyo nombre ni recuerdo ni me interesa. Es de las que agarró pega ahora que el gobierno está terminando y como lo hace con apenas un 20% de apoyo, es de las que debería estar preocupada de dejar la oficina ordenadita antes que andar mandando instrucciones al resto.
Y digo instrucciones al resto porque, estimada y anónima ministra, resulta que las platas administradas por las AFP son de nosotros. De los chilenos, de los cotizantes. ¿Me entiende? Somos nosotros los que debemos decidir dónde queremos depositar nuestras lucas y eso significa, dicho sea de paso, que el 5% adicional también es de nosotros.
¿Habrá visto la ministra el video del 5% que circula en las redes sociales? En la tele se lo mostraron a ese señor Mesina que sueña con ser presidente para, cual Cristina K, confiscar los ahorros de todos los chilenos. Puso cara de asco y advirtió que era la típica forma en que los empresarios responden a estos clamores populares. Dicho sea de paso, este mismo señor tuiteó una foto de la manifestación del domingo pasado, pero como convocó menos gente, no tuvo ningún empacho en publicar una imagen que correspondía a la marcha del año pasado. Miente, miente, que algo queda.
Leí a un tipo en tuiter que decía que esto de pelear por el 5% solamente confirma la escasa solidaridad del pueblo chileno. No señor, no se equivoque ni confunda. Los contribuyentes pagamos impuestos. Ahí radica nuestra "solidaridad". Adicionalmente, algunas personas tienen la buena y loable costumbre de aportar en distintas causas sociales, ONG, fundaciones, teletones y demases. Pero eso es privativo de cada persona. En cambio, cuando el Estado impone "solidaridad" lo que en la práctica introduce es un impuesto. Dicho lo anterior, una cotización de 5% destinada a un fondo común, sea quien sea que la financie, no pasa de ser un nuevo impuesto.
Y le voy a contar algo adicional: no es cierto que la carga impositiva a las personas en Chile sea mucho más baja que en otros países. O comparada con la OCDE, como tanto le gusta al progresismo. Porque además de los impuestos propiamente tales, usted y yo pagamos un montón de "impuestos" disfrazados por servicios que en esos países son provistos por el Estado con calidad. Ejemplos: autopistas urbanas, movilización (porque descartemos el Transantiago como opción saludable), seguridad (porque la delincuencia en Chile se enfrenta con alarmas y guardias privados), salud (isapres y seguros privados) y la misma cotización previsional.
Así que no se metan con mi 5%. Yo elijo dónde lo ahorro, cómo lo gasto al jubilarme y, ni hablar, a quién lo heredo cuando muera.