Escribo estas palabras con una sensación que se mueve entre la pena y la rabia. El principal acceso a uno de los cerros favoritos de los santiaguinos para hacer senderismo, el Manquehue, fue clausurado hace algunos días y ese cierre parece ser definitivo. Famoso por la majestuosa vista que tiene desde su cumbre, la primera vez que uno llega a ese hito queda atesorado entre los recuerdos importantes de la vida. Es una pequeña gran hazaña para quien no tiene la práctica habitual de subir cerros, se transpira harto y, si se tiene la suerte de ascender después de una lluvia, la imagen panorámica es doblemente emocionante.
Ahora esto será mucho más difícil, pues el acceso por Vía Roja, en Lo Curro, que es por lejos el más fácil, el más seguro y el más corto, le ha sido extirpado. Triste. Muy triste. Y violento, pues la razón que se entrega públicamente es absurda: se supone que el cierre se debe a un fallo de la Corte Suprema a raíz de un juicio iniciado en 2008 en contra de dos particulares y la Municipalidad de Vitacura, por daño ambiental en los faldeos del cerro. Ese fallo impone a las empresas demandadas y al municipio realizar acciones de reforestación, estudios de fauna afectada y su repoblamiento; y la estabilización de taludes y laderas. Todo centrado en el área donde se ejecutó el proyecto inmobiliario que generó el daño y no en otras zonas del cerro que no fueron materia del litigio. "Es decir, la justicia no impuso el cierre de accesos, ni la prohibición de realizar actividades deportivas o recreativas en este sector del cerro Manquehue", explican en la ONG Andeshandbook, en referencia al sector por donde entran y caminan los visitantes.
¿Entonces? Aquí viene lo increíble. Una de las empresas demandadas por daño ambiental hizo un estudio -a su medida- que fue aprobado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), donde se sugiere el cierre de Vía Roja a la altura del número 10.000. O sea, el daño ambiental que genera un proyecto inmobiliario tiene como consecuencia la prohibición del acceso para todos los santiaguinos. ¿Se entiende? Ni usted ni yo ni nadie puede volver a subir el cerro Manquehue por Vía Roja, que es el único camino que está bien señalizado, que es el más corto para llegar a la cumbre, que es parte del acervo cultural de los habitantes de esta ciudad pues lo conocemos y lo usamos hace años, a pesar de que la justicia jamás consideró como causante del daño ambiental la práctica del senderismo. En cambio, el responsable del daño, el que quiere construir un proyecto inmobiliario en un área de preservación ecológica según el Plano Regulador Metropolitano de Santiago, "zona excluida al desarrollo urbano y que permite exclusivamente acotadas actividades que aseguren la permanencia de los valores naturales" como explica Patricio Herman en su columna "Se disfraza una devastación ambiental sobre la cota mil en el cerro Lo Curro"; ese empresario nos cierra la puerta a todos, en vez de ser él y su proyecto depredador los que paguen los costos del daño ecológico. Absurdo. Injusto. Y, repito, violento.
Así como la Municipalidad de lo Barnechea tuvo el coraje para expropiar el Cerro del Medio y ya trabaja para convertirlo en un gran parque urbano, es momento de que la Municipalidad de Vitacura use a su equipo legal o destine parte de su presupuesto para ponerse en el lado de los ciudadanos y liderar la recuperación de la principal entrada al cerro Manquehue, y ojalá, por fin, convertirlo en un parque de acceso público, hecho y derecho. Si uno de los municipios más ricos de Chile no es capaz de proteger su patrimonio geográfico y, peor aún, se presenta como cómplice de daño ambiental a su propio entorno, ¿qué le podemos pedir al resto de Santiago a la hora de preservar los 26 cerros isla de la ciudad antes de que sean saqueados?