LAS COSAS pueden ser mejores. Esa la principal motivación de la campaña del expresidente Piñera. Desde la llegada de la Nueva Mayoría al gobierno, hace ya tres años, hemos seguido un rumbo equivocado. El país está estancado, se ha polarizado y no sigue un norte claro. Por ello, las bases programáticas de la candidatura, elaboradas en el marco de las primarias de Chile Vamos, plantean una serie de cambios imprescindibles para que Chile recupere el rumbo.
El primero será terminar con el pesimismo reinante. La Nueva Mayoría, a diferencia de la Concertación, se guía por una visión oscura de nuestro país. Quien mejor lo expresó fue la propia Presidenta Bachelet, al momento de asumir su candidatura presidencial, cuando señaló que vivíamos una verdadera "fractura social". Por el contrario, el programa de Sebastián Piñera parte de la premisa que Chile es un país maravilloso, más allá de las evidentes carencias que aún persisten, y que tiene todo el potencial para superar este difícil momento.
El segundo será desterrar la "cultura de la retroexcavadora". Chile necesita retomar los acuerdos amplios y la búsqueda de consensos. Como lo apuntase Edgardo Boeninger en su libro póstumo, las democracias sólidas se fundan en la persuasión más que en la imposición, lo que permite construir objetivos compartidos y políticas duraderas y sustentables. Por ello se retomará la sana tradición republicana del reformismo responsable, ese que se basa en la razón más que en los sentimientos. La utópica e improvisada agenda de la Nueva Mayoría quebró irresponsablemente con esa lógica, que permitió gigantescos avances culturales, sociales y económicos en las últimas décadas. No por nada, tras el reformismo utópico de estos años quedará como el gobierno de peor registro desde el retorno a la democracia.
El tercero será retomar las materias prioritarias para el país. La meta es hacer de Chile una de las naciones de mayor desarrollo humano en el mundo en la próxima década. ¿Cómo hacerlo? Armonizando cuatro principios fundamentales que son los que inspiran todas las propuestas: libertad, justicia, progreso y solidaridad. A diferencia de la Nueva Mayoría, que sometió todas sus políticas a un solo objetivo, terminar con la desigualdad, nuestro programa reconoce que una sociedad plural, moderna y compleja debe saber compatibilizar múltiples fines.
De esta forma, es indispensable que Chile vuelva a crecer y crear trabajos. Porque es el único camino que permite mejorar el bienestar de las personas en forma permanente y, simultáneamente, disponer de mayores recursos para fortalecer los bienes y servicios públicos. Todavía existen más dos millones de compatriotas viviendo en la pobreza, que requieren más oportunidades y mejores políticas sociales.
Pero lo anterior no es suficiente. El país ha cambiado drásticamente en las últimas décadas. Hoy somos una sociedad mayoritariamente de clase media, con enormes anhelos y expectativas pero también con importantes temores. Por ello el programa contempla un conjunto de políticas destinadas a los sectores medios de la población, como la red Clase Media Tranquila, de manera de permitirles a las familias chilenas enfrentar con mayor seguridad los eventos más complejos de la vida, como el desempleo, las enfermedades graves, la longevidad o la pérdida de la vivienda.
Estas políticas, y los principios que las inspiran, van de la mano con las otras prioridades del programa: educación, cuyo foco es la calidad y la primera infancia; salud, donde lo central es la modernización del modelo de atención; seguridad ciudadana, cuyo corazón es la modernización de las policías; y adultos mayores, para quienes se implementará una Política de Envejecimiento Positivo y un plan para mejorar sus pensiones.
Se vienen #Tiempos Mejores.