Una vez más Chile acudirá a los tribunales a defender su derecho. ¿Por qué en los últimos tiempos hemos vivido episodios similares? ¿No está clara la delimitación territorial de nuestro Estado?  La respuesta es categórica: Chile posee un territorio delimitado por tratados válidamente ratificados con todos sus vecinos. Pero una cosa es la verdad jurídica, y otra el conflicto que emerge cuando otro Estado señala tener la mejor disposición hacia nosotros, a cambio de una cesión de parte de nuestro territorio.

Peor aún, cuando de esta aspiración, que en la práctica muestra un desconocimiento de la legalidad vigente, se acompaña de campañas educativas, comunicacionales y políticas basadas en el antichilenismo. Se intenta revisar la Historia, y se construye un imaginario en el cual el nacionalismo exaltado pasa a ser un precioso capital en la política interna. Peor todavía, en algunas ocasiones hemos sido víctimas de operaciones en que autoridades de otro país han intentado desarrollar acciones de soberanía en nuestro territorio. Tal fue el caso de una pretendida "inspección de puertos", así como de diversos incidentes en que fuerzas de seguridad han penetrado en nuestro territorio.

Chile es un país amante de la paz, la hemos construido ya casi por siglo y medio. En la base de nuestra estrategia está el respeto estricto a la legalidad, que en materia internacional la cautelan los tratados y los regímenes internacionales. Precisamente para defender la intangibilidad de los tratados y ratificar nuestra disposición de solución pacífica de las controversias, hace más de medio siglo firmamos el Pacto de Bogotá. Chile respeta los tratados. También los hace respetar.

Es irreal apostar por parte de cualquiera que Chile, Estado soberano, va a ser obligado a ceder territorio. Jurídica y políticamente es inviable, ninguna autoridad nacional tiene atribuciones para ceder territorio. Por lo demás, el soberano ya se ha manifestado reiteradamente en contra de una alternativa de este tipo.

Hemos ofrecido en reiteradas ocasiones alternativas para una mejor convivencia, para incrementar nuestra cooperación. Ello ha encontrado eco parcial, y junto a los querellantes, encontramos muchos ejemplos de "diplomacia silenciosa" que involucra a centenares de ciudadanos bolivianos beneficiados por programas diversos de cooperación, junto a decenas de miles que pacífica y productivamente eligen nuestro país para su residencia.

Conversar para mejorar las relaciones e intensificarlas, es una vía que está abierta, y si al final del día lo que queda es que hay que seguir conversando, entonces estaremos en el punto de partida; nada más que quedará claro que debe ser sobre la base estricta del respeto a los tratados, es decir, más de lo mismo. Tendremos que asumir que se enfrío una relación para volver al principio.