Antonia Orellana y el manejo de la denuncia a Manuel Monsalve: “Hay un aprendizaje que es bastante evidente”
La ministra de la Mujer -en el ojo del huracán tras la controvertida reacción de La Moneda a la denuncia por violación al ex subsecretario del Interior- asume que el gobierno pudo reaccionar mejor frente al caso, aunque sobre su marginación en el inicio del escándalo sostiene que “no me lo tomo personal”.
El hecho es conocido: la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, fue marginada del manejo político de la denuncia por violación en contra del entonces subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, hoy en prisión preventiva. El Presidente Gabriel Boric optó por confiar el caso a sus asesores más cercanos y la ministra -cuyo ingreso al comité político de La Moneda buscó sellar el carácter feminista de la administración vigente- estuvo a punto de enterarse por la prensa. A 48 días de la denuncia que aún remece a Palacio y cuando esta semana se conoció que el propio Mandatario también está imputado ante la justicia por difusión de imágenes privadas, Orellana hace sus descargos.
Han pasado más de 45 días desde que se conoce públicamente al menos la situación del ex subsecretario Monsalve. ¿Cuál es su balance del manejo del caso?
Como ya lo dijo la ministra Carolina Tohá en la Comisión Especial Investigadora, hay aprendizajes importantes que tomar. Ella señaló que el subsecretario debió salir el día miércoles (N. de la R: según se conoce, el Presidente se enteró de la situación del entonces subsecretario el martes 15 de octubre y lo mantuvo en su cargo hasta el jueves 17, cuando se hizo público el escándalo) y ha habido dos casos de alta connotación que tienen que ver con violencia sexual, que son el de Manuel Monsalve y el del exfutbolista Jorge Valdivia. En ese sentido, algo de lo que hemos estado conversando en nuestras actividades en terreno es que los delitos sexuales se denuncian y eso no era así antes. Hoy, además de denunciarse, se persiguen, independientemente de si es un futbolista famoso o un subsecretario poderoso como el del Interior. La ley integral y continuar la implementación de la Ley Antonia nos permiten seguir trabajando para que la institucionalidad esté a la altura de esa valentía.
Cuando usted habla de aprendizajes, ¿de qué está hablando en concreto?
De lo que señalaba la ministra Tohá...
La ministra habló de la celeridad para tomar una decisión de salida de esa autoridad. ¿No hay otros factores?
La celeridad tiene que ver no sólo con el impacto mediático, sino que con entender ese cambio cultural que ha vivido nuestra sociedad: la violencia sexual, a diferencia de otros momentos, ya no es tolerable.
¿El estándar quedó fijado en que autoridad denunciada, autoridad que sale?
No, eso no es lo que estoy señalando. Aquí hay un factor grave, que es el que tiene que ver con que los delitos sexuales los investiga sobre todo la Brisex, que depende de la PDI. La salida del subsecretario era una necesidad para dar las garantías del derecho procesal y de una correcta investigación.
¿No existen protocolos en La Moneda para orientar la reacción de las autoridades ante una denuncia de violencia sexual entre funcionarios públicos?
Hay protocolos para funcionarios públicos, pero en cuanto a la posibilidad de establecer sumario, el estatuto administrativo exime a subsecretarios y ministros.
Subsecretarios y ministros lo que tienen son responsabilidades políticas...
Así es.
Este tipo de autoridades pagan las decisiones erráticas en el ejercicio de sus funciones con el cargo...
Así es.
¿No deberían cursarse responsabilidades políticas en el gobierno más allá de Monsalve por el manejo del caso?
El Ministerio del Interior ha encargado a la Contraloría una investigación.
Conocidas las decisiones que se tomaron en La Moneda al saberse la denuncia a Monsalve queda la impresión de que se le creyó al ex subsecretario -quien acusa ser inocente- su versión de los hechos. ¿Fue así?
No estoy de acuerdo con esa premisa. Lo que creo es que se tomaron medidas, y como ya dijo la ministra Tohá, se debieron tomar con mayor celeridad. Y creo que lo más relevante es que aquí se haga justicia.
¿Por qué afirma que no se le creyó al ex subsecretario cuando se le da tiempo para tomar decisiones, para ir a su casa?
Según los antecedentes que hemos conocido, él llevaba varios días haciendo gestiones por su cuenta propia. Y también le omitió información a la ministra Tohá.
Pero pareciera que no así al Presidente...
La verdad no tengo por qué creer en versiones de trascendidos de supuestos cercanos a Monsalve. Es evidente que él va a querer decir eso.
¿Usted ha abordado este caso con el Presidente?
Las conversaciones con el Presidente siempre son privadas.
¿Pidió explicaciones en su calidad de ministra de la Mujer?
Creo que ya me he referido a eso antes, y en ese sentido, digamos, aquí hay procesos que dejan aprendizajes que creo que ya fueron señalados por la ministra Tohá.
¿Evaluó presentar su renuncia en algún momento?
El hecho concreto es que estamos trabajando en el lanzamiento de nuestra campaña dirigida a las juventudes, a propósito del aumento de violencia. Estamos preparándonos para la tramitación del reglamento nuevo de las tres causales y el ingreso del proyecto de ley de aborto. En ese orden.
Está claro, ministra, que usted se enteró tarde de la denuncia a Monsalve...
Meridianamente claro, como diría el abogado del Presidente.
¿Cuáles fueron sus primeras determinaciones al enterarse de la denuncia?
Tal como he señalado, las primeras cuestiones que hice fue encargarle al Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género, a través de su unidad de violencia, que se contactara con la Unidad de Atención a Víctimas del Ministerio Público, porque el principio con el que trabajamos siempre es que la primera institución que contacta es la que lleva el contacto, para no abrumar. Fue a través de ellas, en particular de la funcionaria Cecilia Frei, que hicimos la oferta de representación jurídica y atención en un centro especializado.
Ella no aceptó representación jurídica, ¿aceptó ayuda de otra naturaleza?
Aún no se nos ha comunicado respuesta respecto de la atención psicosocial, pero es muy importante, y es uno de los principios del Servicio Nacional de la Mujer, que la atención psicosocial no va anclada al proceso judicial. Es muy importante separar ambos procesos, porque uno es algo reparatorio, que puede ir o no con un juicio, y otro sin juicio.
¿Cuán resentida quedó la causa feminista que ha levantado este gobierno tras el controvertido manejo de este caso?
Ser un gobierno feminista no es un relato, una causa o una cuña, es tener una agenda que mejora la vida materialmente de las mujeres. Y en eso tenemos avances significativos, como un billón 300 mil millones en órdenes de pago de pensiones de alimento; la recuperación de la tasa de inserción laboral previa a la pandemia; la ley integral contra la violencia; se están entregando pensiones de reparación para niños huérfanos por el femicidio de sus madres, y la agenda de sala cuna está avanzando. Son los hechos que al 2026 nos van a permitir señalar que gobierno feminista significa que se mejoró la vida material de la mujer.
Uno se imaginaba que ese sello también incluiría altos estándares de reacción en caso de que explotara una denuncia de violencia sexual a una autoridad...
Es bastante curioso cómo se ha dado el debate en el que, ante una denuncia por violencia sexual, los primeros a señalar sea el movimiento feminista o el Ministerio de la Mujer. Habla mucho de que, pese al avance cultural en que la violencia sexual no es tabú, preferimos dirigir la mirada hacia el movimiento de mujeres en vez de pensar qué son las cosas que permiten la violencia sexual. Creo que conforme avance el juicio vamos a enfrentar una discusión que es muy importante. Es que si la violencia sexual es producto de un deseo irrefrenable, que no puede ser contenido, o es un crimen de poder. Y que, por lo tanto, puede ser prevenido, puede ser probado y debe ser castigado.
Lo que se le enrostra es que por su cargo está encargada de establecer los estándares con los que se actúa frente a un caso como el de Monsalve...
Con el Ministerio de la Mujer pasa algo que es bien inédito: siempre se espera que hablemos como si no fuéramos una parte de la unidad de trabajo del gobierno. O sea, se espera que yo, en alguna medida, controvierta lo que señala la ministra del Interior, la ministra vocera o incluso el Presidente. Y la verdad es que el Ministerio de la Mujer no es una isla que está opinando del resto de la acción del gobierno, sino que estamos llevando a cabo nuestra agenda y orientando las materias que nos son propias. Entonces creo que el gobierno ya se ha referido y la ministra Tohá fue bien clara en la comisión especial investigadora.
¿De qué sirve tener una ministra de la Mujer en un comité político si la marginan de informaciones como la que se ha generado a propósito de la denuncia a Monsalve?
Lo podemos decir con hechos. Significa que por primera vez la reforma de pensiones, la propuesta que hicimos, que fue rechazada por la oposición, incluía un componente de retribución del trabajo de cuidados no remunerados, por ejemplo. Significa que el plan de recuperación económica Chile Apoya tuvo una perspectiva de género que nos permitió, aparte de muchos otros esfuerzos públicos y privados, tener recuperada la tasa de inserción laboral femenina. Ha significado también que en todos los planes de gobierno, como el de emergencia habitacional, tengamos perspectivas no sólo que miren la realidad de las mujeres sin casa, sino que, por ejemplo, pensemos fuera de la caja y tengamos una cifra récord de mujeres técnicas en construcción. Insisto, un gobierno feminista no es la ministra en el comité político, no es que yo opine de todo. Un gobierno feminista son acciones que les mejoran la vida a las mujeres.
Todo lo que señala son avances, sin duda, pero si se produce un caso de violencia sexual dentro de La Moneda, se espera que se involucre a la ministra de la Mujer. ¿A usted no le hace ruido que la hayan marginado de las decisiones?
Este fue un tema en el que está claro cómo se tomaron las decisiones y no hubo una exclusión específica al Ministerio de la Mujer. No lo tomaría desde ahí, no lo tomo como algo personal. Esto no se trata de nosotros. No se trata del gobierno. Hay una víctima y un proceso de justicia que tiene que avanzar. Y en ningún caso soy la víctima.
Y si no se trata de su rol como ministra a cargo del tema, ¿de qué se trata, entonces?
De que hay un delito sexual denunciado, hay una sola víctima, que es la denunciante, y un proceso judicial que debe avanzar.
Entonces, usted no se sintió pasada a llevar. ¿Tampoco cree que las decisiones de excluirla causan daño a la agenda feminista?
Insisto, un caso con tanto impacto como este no se trata de nosotros, no se trata de mí, de tal o cual en alguna u otra dependencia. Mi principal preocupación en este momento tiene que ver con que reafirmemos el sistema y sus principios, porque ha costado mucho trabajo en muchas generaciones para que la violencia sexual se denuncie. Y en particular, esto lo he transmitido en muchos lugares, mi preocupación es que todas las personas que viven violencia sexual piensen que sus expedientes van a quedar ahí al escarnio público. Creo que en ese sentido es que tenemos que dar señales, reforzar la especial confidencialidad en la información de los delitos sexuales.
Si una funcionaria de La Moneda denuncia violencia sexual y el superior jerárquico queda en su puesto, no se entiende cómo no se dañan las condiciones para que una mujer se atreva a levantar la voz...
Por eso mismo es que, aunque algunas personas creen que se trata de tirar para el córner o algo así en cada locución que hemos hecho... ahí yo descarto que nos hayamos escondido, de hecho, hablé cuando recién bajé del avión.
¿Le parece que ha jugado un rol relevante en este caso de violencia sexual con sede en La Moneda?
No soy muy partidaria de andar comentando mi propio rol o autoevaluarme en público.
Lo que está en cuestión es precisamente su rol...
Eso ya está meridianamente claro. La ministra Tohá ya dejó en claro la posición del gobierno cuando señaló como autocrítica que Manuel Monsalve debió salir antes.
¿Es la única autocrítica que se puede hacer el gobierno?
No, no he dicho eso.
Le estoy preguntando...
Evidentemente las cosas, y eso se ha dicho muchas veces, siempre se pueden hacer mejor. No conozco un caso en el que se hubiera denunciado de violencia sexual al encargado de seguridad del país. Es un hecho bien inédito, pero no por inédito quiere decir que, por un lado, cambia nuestras convicciones, que cierre nuestra agenda, ni que no tengamos que trabajar pensando que algo así hoy es posible denunciar y que, por lo tanto, hay que tomar las medidas. Como dijo la ministra Tohá aventurando que íbamos a trabajar un protocolo respecto de autoridades por estar precisamente fuera de los alcances de las investigaciones del estatuto administrativo.
¿Este gobierno actuaría mejor frente a un caso de esta naturaleza si pasara de nuevo?
Espero que no pase de nuevo. Creo que hay un aprendizaje que es bastante evidente y que fue señalado por la ministra Tohá en la comisión especial investigadora. Y sí creo que se reaccionaría... a la larga el foco social más importante va a estar en el debate sobre el consentimiento y espero que en eso podamos dar un paso más adelante.
Quizá el problema era que al declararse este como un gobierno feminista había demasiadas expectativas sobre cómo se podía reaccionar frente a un caso como este... Y quizá eso es lo que quedó al debe. ¿Será ese el problema de fondo?
Insisto, creo que es digno de estudio que las primeras emplazadas ante un caso de violencia sexual sea lo que se entiende como el feminismo, que es bien diverso.
No lo digo en ese sentido, sino respecto de que las autoridades tengan conciencia del tema de género y que en este tipo de situaciones se actúe de manera, como se ha dicho, más rápida, más severa.
Es que creo que la ministra Tohá ya hizo una autocrítica respecto a eso.
Esta semana se hizo conocido que el Presidente también estaba denunciado. ¿Por qué se decidió mantener esa denuncia en reserva?
En primer lugar, son hechos distintos. La situación que precede a la denuncia contra el Presidente es un acoso sistemático de hace más de 10 años. La situación que precede a la denuncia contra Manuel Monsalve es un ascenso arbitrario contra la asesora que no viene de la élite y a la que intenta tener más cerca. No son casos comparables.
Nadie lo está comparando, pero ¿por qué se mantuvo en reserva?
Eso fue un consejo del representante del Presidente. No me cabe duda que el Presidente desde el primer momento ha pensado en transparentar y yo soy enemiga del contrafactual. Pero hagámoslo: el gobierno no lo da a conocer activamente. ¿Qué pasa? Ya sabemos de muchos expedientes filtrados, que es algo que espero que se investigue. No se da a conocer por parte del gobierno en forma activa y transparente que existe esta denuncia. Y se publica. El Ministerio Público, cumpliendo su obligación, señala que es una causa reservada. Y, por lo tanto, ¿qué es lo que tenemos? Al Presidente de la República expuesto en un caso que, insisto, está precedido del acoso digital por parte de una persona. Hubo un consejo que tuvo que ver con aclarar los términos de la denuncia, porque la verdad es que era inespecífica.
Usted evade un detalle no menor, que por más de 40 días estuvo en reserva esta denuncia, que solo la conocía el comité político, cuando había un debate nacional por la acusación de violación a Monsalve...
No hacerse público fue el consejo jurídico que se le entregó al Presidente para poder tener más detalles de la denuncia.
Eso es un consejo jurídico. ¿Por qué no tomó una decisión política activa respecto de que había que darse a conocer esta denuncia contra el Presidente?
Porque me pareció que el Presidente tenía que seguir el consejo de su abogado y el abogado Valenzuela ya ha señalado que le pareció un tiempo prudente para darle al Ministerio Público para que respondiera respecto de una denuncia que, insisto, era muy vaga. Pero que en el contexto actual en el que abundan las filtraciones, esperado ese tiempo razonable, se dio a conocer en aras de la transparencia.
Es que no se entiende el concepto de transparencia del gobierno...
Se hizo en los tiempos que el abogado del Presidente, que no forma parte del gobierno, lo estimó necesario.
¿El hecho de que hubiera elecciones no fue tema?
Insisto, estos son temas que ya respondió la ministra Vallejo, ya respondió el abogado particular del Presidente, que su evaluación ha sido jurídica.
Si un Presidente está denunciado y llega uno de sus subalternos a señalarle que también lo está, ¿no se genera un contexto en el que se podría producir empatía?
No, esto está fundado en los trascendidos que ha hecho el entorno de Manuel Monsalve y no me voy a prestar para comentar algo que es parte de su estrategia judicial.
Le estoy consultando por un tema de sentido común, no por supuestos trascendidos. ¿Alguien denunciado no siente empatía por otro también denunciado?
Son hechos completamente distintos.
¿No es violencia contra la mujer cuando todo el aparato de gobierno se encauza en señalar que una persona miente?
Que la vocera de gobierno se refiera a un caso que es distinto al que ha tenido conmocionado al país durante el último tiempo no es que todo el aparato del gobierno, ni menos del Estado, esté apuntando a alguien. Aquí va a ser palos porque bogas y palos porque no bogas. O sea, si la ministra Vallejo no se hubiera referido, habrían dicho que se está escondiendo y evade los temas difíciles.
Pero también es cuestionable que la vocera reconozca que aquí hubo una estrategia jurídica en hacer público el caso...
¿Por que es cuestionable que el Presidente tenga una estrategia jurídica de defensa?
Porque La Moneda se usa para hacer política pública, no para resolver los problemas jurídicos del Presidente.
¿Y quién dijo que La Moneda hizo la estrategia jurídica? Fue su abogado, Jonatan Valenzuela.
Está bien, pero se usó La Moneda para hacerlo como puesta en escena.
Porque le hicieron preguntas a la ministra Vallejo.
Tras todo esto. ¿En qué queda el ‘Amiga, yo te creo’?
Lo que hay es una comprensión errónea en creer que la consigna “Amiga, yo te creo” significa que eso se traduce automáticamente en una sentencia, porque una cosa son los debates sociales y otra cosa son las instituciones judiciales. Y en ese sentido, el “Amiga, yo te creo”, como decía la Teresa Valdez, viene también del “A mí también”, tiene que ver sobre con cómo recibimos con empatía a la víctima y no sospechamos de que ella es culpable de la violencia que ha sufrido. Es muy importante distinguir y no armar un debate mañoso en que una consigna que por definición es algo que busca instalar un debate se traduce mecánicamente en tal o cual medida.
La pregunta viene de cajón: ¿Hubo empatía a la denunciante de Monsalve en La Moneda?
Creo que es por eso que la ministra Tohá señala que debió haber habido mayor celeridad también respecto a eso.
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