Referencia al estallido, Matthei llegando a última hora y Tohá ausente: lo que no se vio de la asunción de Desbordes en Santiago

Lo que no se vio de la asunción de Desbordes en Santiago
Lo que no se vio de la asunción de Desbordes en Santiago

Una ceremonia que no comenzó a la hora, los líos por ver quién entraba al reducido Salón de Honor y la ausencia de la exalcaldesa Irací Hassler también marcaron uno de los cambios de mando más esperados.


El de Mario Desbordes (RN) por Irací Hassler (PC) era uno de los cambios de mando más esperados de todos los que se están llevando a cabo este viernes en diversas comunas del país. Por lo que significa Santiago para el mapa municipal, pero también por el radical cambio de color político que tendrá el sillón alcaldicio. La cita estaba pactada para las 11:30 horas, pero las tensiones y los simbolismos en torno a la ceremonia comenzaron antes. Mucho antes.

La incertidumbre previa al acto había girado en torno a dos puntos: por un lado, la presencia de Hassler, quien tras una llamada con Desbordes semanas atrás no aseguró su asistencia, y, por otro, quién entregaría el acta oficial del traspaso. Y es que tras varios concejos municipales fallidos para designar a un alcalde subrogante, finalmente fue Dafne Concha (PC) quien asumió interinamente por dos días, resolviendo esa crisis.

Y ya la mañana de este viernes el histórico cambio de mando en la Municipalidad de Santiago comenzó con un Salón de Honor repleto, que vio superado el número pactado y que hizo tambalear el protocolo. De hecho, ponerse de acuerdo en quiénes podían estar y quiénes debían esperar en salones contiguos o incluso fuera de las dependencias del municipio, fue un nudo en sí mismo en los días previos.

Como se ha dicho, la ceremonia estaba programada para las 11:30, pero eso no se cumplió. Aunque Desbordes llegó con diez minutos de anticipación, antes de ingresar al Palacio Consistorial se encontró con un grupo de vecinos que lo esperaban en la Plaza de Armas, ondeando banderas chilenas y vitoreando su nombre. Espontáneamente, el exministro de Defensa en Piñera II salió a saludarlos, estrechando manos y posando para fotografías, lo que atrasó su entrada al salón. Su equipo de prensa, de hecho, tuvo que insistirle en más de una ocasión para que ingresara y la ceremonia pudiera comenzar. Los invitados ya esperaban impacientes.

El acto, que generalmente incluye la lectura completa del acta oficial, fue ajustado logísticamente a un resumen de 15 minutos. En el Salón de Honor se encontraban figuras clave del ámbito político y social, como los exalcaldes de Santiago Jaime Ravinet, Pablo Zalaquett y Patricio Guzmán; el delegado presidencial Gonzalo Durán, el gobernador metropolitano Claudio Orrego y la excandidata republicana a gobernadora Macarena Santelices. También estaban presentes Andrea Balladares, secretaria general de Renovación Nacional en representación del presidente del partido, Rodrigo Galilea, quien está en España, y Gloria Hutt, presidenta de Evópoli.

Ambas, eso sí, llegaron tarde, tras haber asistido más temprano al cambio de mando en Providencia. De hecho, la silla de la ahora exalcaldesa de dicha comuna, Evelyn Matthei, quedó vacía, pese a haber una reservada para ella. Y es que su propia ceremonia tomó más tiempo de lo esperado y, de manera sorpresiva, solo llegó hacia el final de la ceremonia de Desorbes, a quien abrazó afectuosamente. Él, mientras respondía el afecto, señalaba que la presidenciable era un ”amiga”.

Pero hubo también otra silla vacía: la de Carolina Tohá, ministra del Interior y exalcaldesa de Santiago. Esto no pasó inadvertido entre los asistentes y, en cambio, sí estuvo presente Marco Barraza, exjefe de gabinete de Hassler, quien observó discreto y silente el desarrollo de la ceremonia en las primeras filas del salón. Él fue en representación de la exalcaldesa, quien finalmente no llegó.

En su discurso, Desbordes se mostró consciente del peso de su nueva responsabilidad. “Hubiera querido que muchas personas estuvieran presentes, pero por protocolo no ha sido posible”, comenzó, ajustándose los lentes y respirando profundamente antes de continuar. “Estudié, trabajé e incluso viví en Santiago. En mi campaña constaté el declive que ha sufrido”, recordó en otro pasaje.

También delineó sus prioridades: “Vamos a ganar la batalla contra la delincuencia. Trabajaremos codo a codo con los policías. Terminaremos con los ‘rucos’, acabaremos con el grafiti y limpiaremos nuestra ciudad”. Asimismo, tuvo palabras para el impacto del estallido social: “El odio de lo que ocurrió años atrás en todo el país dejó heridas en el comercio y las calles. Vamos a recuperarlas para la ciudadanía. Reconozco el derecho a la manifestación pacífica, pero haremos el intento de evitar que se utilicen las calles para las protestas”, dijo.

Cerró su intervención con un compromiso con la educación pública: “Nunca se debió perder el sitial de la educación en esta comuna. Santiago debe volver a ser un referente en este ámbito”.

El acto fue también un reflejo de las divisiones y alianzas políticas que atraviesan a la comuna. En las sillas reservadas, concejales salientes y reelegidos compartían espacio con familiares de los asistentes, mientras el público seguía atento cada detalle.

Y ya una vez terminada la ceremonia, y fuera de todo protocolo, el nuevo alcalde cerró agradeciendo a los vecinos que lo esperaban en la Plaza de Armas, reafirmando su compromiso de ser “un alcalde cercano y activo”. Una promesa que, para muchos, será puesta a prueba desde el primer día de su administración.

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