Carlos Correa
Ingeniero civil industrial, MBA
Chile vive una profunda debilidad de su sistema político. Si bien suele decirse que no es de los temas prioritarios para las personas, provoca un estancamiento que impide tener los incentivos correctos para legislar y lograr acuerdos en los asuntos que sí importan a la ciudadanía.
Es distinto la presencia militar en asuntos puntuales, como una emergencia o crisis, que de manera permanente. El riesgo de militarizar la sociedad tiene riesgos profundos para la democracia, algo que sabe con mucho dolor la izquierda en Chile, que pagó altos costos después del golpe militar de 1973 y que al alcalde Vodanovic pareciera no importarle.
Es inevitable que, en la contienda de medidas como la reforma de pensiones, se enfrenten visiones ideológicas. ¿Debería nuestro sistema de capitalización individual y apalancado depender únicamente de la PGU, o debería la cotización incorporar un componente solidario?
Los próximos meses tendremos temporadas de fake news, falsas promesas, interpretaciones intencionadas del proyecto de ley, pseudolecturas poéticas y mucha propaganda. Por más que en el Congreso se trate de poner seriedad en el asunto, el solo hecho que haya ingresado por la Cámara de Diputados y Diputados lo deja sometido al arbitrio de los personajes que la habitan y sus pulsiones en el espacio digital.
Las cosas han cambiado para bien en Palacio. El anuncio de la reforma de pensiones, aunque esté “pasada en varios pueblos”, como hizo ver Iván Weissman en su minuta semanal, es un aliciente natural hacia la unidad.
"La Democracia Cristiana se va a convertir en un incordio en este gobierno. Buena parte de sus ex militantes e incluso varios activos fueron importantes en la campaña del Rechazo y lograron herir de muerte a la nueva Constitución".
Probablemente al final del período, también los empresarios terminen amando a Boric y le reconozcan que fue capaz de apostar por el realismo y la renuncia de sus antiguas posiciones frenteamplistas. Cabe preguntarse cuál es el camino que lleva a Boric a ser amado, o al menos respetado, en el tiempo.
Que la intransigencia haya cambiado de color político no puede ser una buena noticia, en los tiempos que vivimos y en las amenazas que vienen.
¿Conviene a los actores políticos nacionales tanta fotografía y seminarios con estos personajes? Aunque se vea como un intento de mostrar redes internacionales, el Frente Amplio es mucho más que Podemos en todos los sentidos, y en especial en los éxitos políticos. Por otro lado, la extrema derecha española está completamente en la marginalidad, y ha agarrado fuerza temporal solo como externalidad negativa de la aventura independentista catalana.