Cristián Valenzuela
Justo en medio del debate de pensiones, donde el propio Presidente emplaza a la oposición a subir la PGU a 250 mil para apoyar a los abuelitos, al mismo tiempo que cual monarca concede una pensión jugosa a esta tropa de angelitos.
Pero la primera chamba de una periodista, por muy insensible y ridiculizable que sea, no se compara con la primera chamba de un gobierno inexperto, incapaz e inepto para resolver los problemas graves de millones de chilenos que se multiplican día a día.
¿Qué legitimidad tiene un ministro tan cuestionado como Montes, por acción o por omisión, para liderar un Ministerio que ha sido vulnerado gravemente por corrupción? ¿Qué confianza hay en las decisiones que éste pueda tomar hacia adelante en el plan de emergencia habitacional o en otras áreas, si no pudo advertir el grave escándalo que se urdía, supuestamente a sus espaldas?
¿Tenía sentido volver a abrir la discusión constituyente? ¿No había sido suficiente el payaseo de los convencionales y la propuesta de texto refundacional, divisorio y anti-chileno que promovió la izquierda radical y que el mismísimo Presidente Boric había defendido con uñas y dientes? A la luz de la incertidumbre del resultado de hoy, seguramente varios lo están pensando.
Ningún niño de 5 años debería morir en estas trágicas circunstancias y la comuna de residencia, la condición social o los privilegios de una familia no deberían ser el único seguro de vida frente a la violencia y la delincuencia que desbordan nuestra realidad nacional. Y en este contexto, el Estado cumple un rol fundamental, un rol que lamentablemente no está cumpliendo.