Ricardo Lagos Escobar
Expresidente de Chile
Es tiempo de impulsar un desarrollo para avanzar hacia una mayor dignidad de vida y más igualdad social. Desde ahí podemos dar y recibir mucho de la Cumbre del Futuro. Prepararnos para ella puede ser una oportunidad de rearticulación regional en la hoy desmembrada América Latina.
El mundo requiere con urgencia un espacio común, validado por todos, en el que se puedan discutir los desafíos actuales y futuros. Es fundamental una integración de las potencias con los países en vías de desarrollo.
En América Latina, esto nos coloca una vez más ante el desafío de pensar y actuar en conjunto sobre cómo enfrentar la crisis alimentaria que afectará a nuestros países. El 40% de la población de la región está subalimentada.
Si queremos ser capaces de cruzar este tiempo de desafíos mayores, la unidad y los consensos fundamentales son de máxima prioridad. Eso, tanto en el continente, como entre nosotros, en Chile.
Parece expandirse un aire de nueva Guerra Fría. Si así ocurre, será distinta, mucho más compleja y multipolar. ¿Y América Latina? Sin voz común, sólo le queda una opción: asumir las consecuencias. Y no serán pocas.
En Chile llegó la hora de mirar menos los 30 años del pasado y más a los 30 años del futuro. No cabe la mirada por el espejo retrovisor, hay que optar por quienes están dispuestos a dar un salto adelante.