Columna de Andrés Soto: Los desafíos para mantener el liderazgo de Chile en el sector minero

Andrés Soto USS

El mundo está experimentando una transformación energética que redefine la forma en que producimos y consumimos recursos. La transición hacia energías renovables y vehículos eléctricos ha disparado la demanda de minerales críticos como el cobre y el litio, posicionando a Chile como un actor clave en esta nueva economía. Sin embargo, los desafíos regulatorios, la incertidumbre política y la falta de estrategias robustas amenazan con socavar nuestra capacidad de mantener el liderazgo global en el sector minero.

Según BloombergNEF, la industria minera requerirá inversiones de 2,1 trillones de dólares hasta 2050 para satisfacer la demanda de minerales esenciales. Chile, como principal productor mundial de cobre y el segundo productor mundial de litio, tiene una posición privilegiada. Sin embargo, desarrollar nuevos proyectos mineros puede tomar unos 15 o más años debido a los extensos procesos de permisos ambientales, lo que nos pone en desventaja frente a países con marcos regulatorios que fomentan la inversión como Argentina o Congo. A ello se suma, que nuestras minas de cobre se están envejeciendo aceleradamente y se requiere una nueva generación de reemplazo y de crecimiento.

Las demoras y la falta de accountability de los diversos servicios involucrados en otorgar los permisos no ayudan a fomentar la inversión y por ende el empleo. Estas decisiones envían señales contradictorias a los inversionistas y plantean dudas sobre nuestra capacidad para atraer todo el capital necesario para nuevos desarrollos.

Para mantener nuestra relevancia en el mercado global, es imperativo establecer un marco regulatorio transparente y eficiente que permita agilizar la aprobación de proyectos, especialmente aquellos alineados con las metas de sostenibilidad establecidas en el Acuerdo de Paris del 2015. Además, debemos fomentar la colaboración público-privada en la investigación y desarrollo de tecnologías limpias que reduzcan el impacto ambiental de las operaciones mineras.

Chile no puede permitirse perder su liderazgo en minería. La competencia internacional es feroz, y los países que logren equilibrar sostenibilidad, innovación y estabilidad serán los que lideren la transición energética. Es hora de que todos los actores —gobierno, industria y academia— trabajemos juntos para transformar nuestras riquezas naturales en desarrollo sostenible y oportunidades para la presente y las futuras generaciones.

El desafío está planteado. ¿Estamos listos para enfrentarlo?

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