Susana Tonda, designada como directora del servicio por el presidente Sebastián Piñera, dejó el cargo esta semana tras la firma de un convenio con la Agencia Nacional de Inteligencia y un escandaloso caso de abusos al interior de un hogar dependiente del servicio en Hualpén.
En la ciudad de Nueva York han muerto más de 18 mil personas a causa del Covid-19. En todo el país son más de 68 mil, superando en bajas a uno de los eventos más traumáticos de su historia: la guerra de Vietnam. Aún así, la administración Trump insiste en el éxito que ha sido su manejo de la crisis, en la antesala de su campaña para ser reelecto como presidente en noviembre.
En un mundo sin Covid-19, el pasado domingo habríamos ido a las urnas para pronunciarnos sobre si queremos una nueva constitución política. Pero ocurrió esta pandemia con más de 3 millones de contagiados y 226 mil muertos. La economía mundial en la peor crisis desde la Gran Depresión. Y el plebiscito que podría iniciar un nuevo camino para el orden político de un país sumido en una crisis social y política, aplazado hasta octubre.
En prácticamente todo el mundo, la suspensión de las clases presenciales para millones de estudiantes causó la disrupción del calendario escolar y los procesos educativos. Ahora, a medida que las cifras dan cuenta de un relativo control de los contagios en algunas zonas, en varios países comienzan a emprender el retorno, o a buscar la manera de hacerlo.
Los "test rápidos" son una herramienta que podría servir para la salud pública, pero también a la reactivación de la economía. Y ahí es, en cierta medida, donde el asunto se complica. ¿Cómo se pueden y deben usar correctamente estos tests? ¿Cuánto podemos valernos de ellos para lograr el “retorno seguro” que ha diseñado el gobierno?
¿Cuánto habrá cambiado el mundo cuando salgamos a él? La manera en que nos vamos a relacionar, cómo cambiarán nuestros trabajos, los gobiernos, estructuras políticas, colaboración o competencia global, orden económico, políticas públicas. Son tantas las cosas que no sabemos que sí podemos estar seguros de que será distinto. Eso de que el mundo está cambiando puede que nunca haya sido tan cliché como ahora. Pero claramente es primera vez en esta generación que el cambio sucede de manera tan rápida y violenta. ¿Qué ideas son las que más se posicionan para explicar hacia dónde va o tendría que ir el mundo?
Junto con su peligrosidad y mortalidad , los efectos económicos y sociales del Covid-19 hacen que millones de personas se pregunten: ¿cómo y cuándo termina esto? Uno de los principales problemas del virus es que no deja de sorprendernos, y mientras más aprendemos pareciera ser más lo que ignoramos sobre él. Por ejemplo, el daño que causa en los pacientes pediátricos.
Fue una entrevista de la presidenta del TC en La Tercera Domingo la que encendió la mecha. María Luisa Brahm apuntó a la gestión de su antecesor, Iván Aróstica, para explicar los cuestionamientos al organismo. Particularmente, se refirió a la lentitud en la tramitación de varias causas relacionadas con juicios de violaciones a los derechos humanos. ¿Qué llevó a la presidenta del TC a hacer esas declaraciones? ¿Cómo se explican las reacciones dentro del tribunal?
En los últimos días, manifestaciones de centenares de personas en varias ciudades de Estados Unidos dejó clara la profundidad de la división y la peligrosidad del conflicto. Lejos de restarle protagonismo, la pandemia más importante de la historia mundial reciente ahora sirve de decorado de fondo para la una nueva batalla. La Batalla por reabrir aquello que los estadounidenses llaman “América”.
Esta epidemia mundial del coronavirus SARS CoV 2 tiene efectos globales inéditos dado el contexto de interconexión global. El mundo comenzó a enterarse de la presencia del gran enemigo cuando este daba sus primeros pasos en Wuhan, una ciudad china que millones escuchamos nombrar por primera vez. Pero no se trata sólo de información común y pretendidamente objetiva. Se trata de múltiples redes agrupadas en torno a sus propios sesgos y manera de ver y entender el mundo.
Cerca de 1.300 personas privadas de libertad accederán al beneficio de la reclusión domiciliaria. Es la ley de indulto conmutativo busca proteger a la población penal más vulnerables ante la amenaza del coronavirus. Quedaron fuera, eso sí, quienes cumplen prisión preventiva. ¿Quiénes son esas personas que la Defensoría Penal Pública busca sacar de las cárceles?
La región de la Araucanía ha tomado un inusitado protagonismo en la extensión de la pandemia del coronavirus SARS CoV2 a Chile. Es la segunda a nivel de casos de contagio a nivel nacional, superada sólo por la región Metropolitana. La comuna de Temuco es la primera en cuanto a casos acumulados. Los trabajadores de la salud se enfrentan a una enfermedad de la que poco se sabe, con pacientes que mueren sin poder despedirse de sus familiares, con compañeros que se han contagiado, y poniendo sus propias vidas familiares en pausa.
Sólo en las últimas semanas, las autoridades en las dos regiones con más contagios de coronavirus han detenido a personas que, sabiendo que portaban el virus, habían roto su cuarentena. Son casos extremos que resaltan una necesidad cotidiana en la lucha de todos contra la pandemia: saber no sólo quién está contagiado, sino seguir sus movimientos y contactos para identificar quiénes están o han estado en riesgo y tomar las medidas para controlarlo.
La crisis económica global causada por la pandemia del coronavirus SARS CoV2 ha golpeado de manera particular a muchas pequeñas y medianas empresas en Chile. Muchas de ellas ya venían enfrentando un panorama complicado desde el estallido de la crisis social en octubre pasado. El Covid-19 amenaza ahora con ser un tiro de gracia.
El encierro para prevenir los contagios ha hecho que hasta los más resistentes a la pantalla deban recurrir a ella, y si la tendencia hacia la educación online se iba acrecentando, con la pandemia se puso una inyección de esteroides. La experiencia ha sido traumática para muchos estudiantes, apoderados y profesores: Chile que tiene un 36% más de horas anuales en aula que el promedio de la OCDE, y al mismo tiempo es uno de los países de ese grupo con peores resultados. Si el 12% de la población en Chile no tiene conexión a internet, ¿qué tan online puede ser nuestra educación en un futuro post Covid-19?
