Francisco Quiero Aguirre está cursando doctorado en Economía Aplicada en la Universidad Capital de Economía y Negocios de China. Lleva poco más de un año en Beijing, y si bien esta es su primera vez en China, el tiempo es suficiente para que él se haya formado un conocimiento más profundo sobre el país y quedar “enamorado” del gigante asiático.
Francisco entró a la carrera de licenciatura de estudios internacionales en la Universidad de Santiago el año 2008, y en esta carrera aprendió mucho sobre las relaciones de Chile con Asia Pacífico, particularmente con el caso de Corea del Sur, Japón y China.
El interés que surgió dentro de los estudios llevó a Francisco a profundizar en el área de las relaciones internacionales. También tuvo la oportunidad de poder realizar su tesis de maestría con el director del Centro de Estudios Coreano, el Dr. César Ross, quien le recomendó que tuviera atención con el país que tenía una economía más grande, en términos de volumen bruto, como China.
“Si uso tres palabras para describir China, diría: tradición, progreso y crecimiento”.
Francisco Quiero
Es por esta razón que entre los años 2014 y 2017 profundizó su conocimiento sobre la economía china y sobre su enorme contribución al desarrollo del Producto Interno Bruto y del crecimiento de PIB per cápita en Chile. Luego, a principios del año 2019, voló hacia China para proseguir su estudio de doctorado, debido principalmente a que en China hay muchas universidades que se dedican a los estudios económicos.
Un ejemplo para otros países
Desde niño, Francisco oyó hablar mucho de China, pero generalmente concentrado en el contraste entre los beneficios de su crecimiento económico siempre muy alto y los supuestos problemas relacionados con el medio ambiente.
En cambio, cuando llegó a China, le sorprendió ver que los chinos viven mucho mejor de lo que imaginaba. Francisco siempre tuvo una visión positiva del país, pues tiene afinidad con respecto al proceso que ha vivido China desde 1949 con su replanteamiento como país.
Afirma que China es un ejemplo para otros países con respecto de tener un equilibrio entre el crecimiento económico y el desarrollo social. "Es la primera vez que me siento totalmente tranquilo de poder caminar por las calles, cosa que resulta muy difícil encontrar en Sudamérica", admite.
Francisco comenta que “si uso tres palabras para describir China, diría tradición, progreso y crecimiento. Tradición, porque uno puede encontrar un respeto muy profundo a la historia milenaria que tienen los chinos como civilización. El Progreso, que proviene del cambio drástico que ha tenido China en los últimos setenta años, a ojos de cualquier persona, independiente de si está a favor o en contra de sus decisiones como país. El tercer concepto, Crecimiento, que no hay solamente un progreso en términos tecnológicos, culturales, sino que también hay una idea de que cada día son mejores.
“Yo creo que este es el primer caso de crecimiento económico exponencial sin pasar a llevar o poner en duda la identidad del país o poner en entredicho las decisiones de política que tienen ellos como Estado”, afirma Francisco, a la vez que agrega que “uno podría pensar que China siempre va a ser un gran país, pero eso hace 40 años era muy improbable”.