Cassandra Armijo, (28 años), siempre se sintió atraída por la cultura asiática. Fue su madre quien le recomendó estudiar el idioma chino que, una década más tarde, la llevaría a vivir y ser feliz al otro lado del mundo. "Si vas a aprender un idioma tan raro y alejado de occidente, mejor decide por el chino mandarín, ya que cada vez es más grande la presencia global de China", son las palabras que cambiaron su vida.
El tiempo pasó y no fue hasta cuando era estudiante de diseño gráfico en la Universidad Diego Portales cuando decidió ingresar al instituto Confucio de la Universidad Católica para aprender esta lengua.
Ahí, logró destacar entre sus pares hasta alcanzar el nivel avanzado de la lengua. Pero la joven santiaguina aún sentía que no sabía lo suficiente, faltaba algo más. Fue tras salir de la universidad y finalizar sus clases que descubrió la oportunidad que andaba buscando: "En esa época me enteré de las becas del gobierno chino y decidí postular. Mi sorpresa y emoción fue cuando en 2014 gané una beca para ir a estudiar por un año".
Durante una temporada, Cassandra estudió en Kaifeng, una antigua y tradicional localidad ubicada en la llanura central del país que incluso fue capital en la antigua China. Dicha experiencia le permitió conectarse con la cultura y enamorarse del idioma.
"Me enteré de las becas del gobierno chino y decidí postular. Mi sorpresa y emoción fue cuando en 2014 gané una beca para ir a estudiar por un año", dijo Cassandra Armijo.
Tras volver a Chile, la diseñadora sufrió lo que ella definió como un "grave choque cultural inverso", porque durante sus estudios conoció a Haoyang, su novio. "Tuve que volver por un año y medio, lo que significó separarme de él y mantener una relación a distancia que logramos superar", describe.
Su paso por Santiago fue breve. Trabajó lo suficiente, postuló a un empleo en Beijing y regresó a finales de 2017 a ejercer como diseñadora en una empresa dedicada a marketing internacional.
Recorriendo cámara en mano
Fue tras su regreso al gigante asiático que Cassandra exploró su faceta de youtuber. "Básicamente, el canal es mi hobbie con Haoyang, yo lo combino con mi tiempo libre", cuenta la chilena.
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En uno de sus recorridos por China, Cassandra y Haoyang. "No piensa moverse de Beijing", dijo la joven chilena.[/caption]
Según recuerda, fue en su primer viaje a China que Armijo tuvo ganas de compartir su experiencia. En 2014 partió con un blog llamado "NiHaoCassanda.com", que en español significa "Hola Cassandra". Luego de instalarse en la capital, decidió que sus videos fuesen la forma de comunicarse con su familia, destacando sus descubrimientos y las diferencias culturales entre el mundo oriental y occidental.
"Es una forma de compartir mi experiencia para quienes quieran venir a este bello país, porque me di cuenta que había mucha gente con información errónea y desactualizada sobre China", dijo Cassandra Armijo.
Actualmente, Ni Hao Cassandra tiene el canal de Youtube "Ni Hao Cassandra", con más de 42 mil seguidores, espacio que de manera didáctica enseña tips sobre cómo aprendió el idioma, su experiencia en lugares icónicos como La Muralla China e incluso cómo reacciona su pareja al probar dulces chilenos, alcanzando hasta 280 mil reproducciones.
"Es una forma de compartir mi experiencia para quienes quieran venir a este bello país, porque me di cuenta que había mucha gente con información errónea y desactualizada sobre China". Gracias a su pasatiempo, ella y su novio ampliaron las fronteras de su blog viajando por distintos puntos del sudeste asiático.
Es más, en octubre pasado tuvieron que afrontar mayores desafíos, luego de que Cassandra y Haoyang fuesen invitados por una empresa de viajes dirigida a extranjeros, solicitándoles que eligieran dos destinos con todos los gastos pagados y así contasen al mundo sus historias.
Por el momento, la chilena no piensa moverse de Beijing. Más bien, aún quiere seguir explorando con cámara en manos dos lugares que le quedan en el tintero: Guilin, un pueblo al sur de China con grandes montañas que evocan a los dibujos Dragon Ball, y el Tibet, un sector espiritual con el que ha soñado toda su vida.