La gran mayoría de los chilenos jamás había escuchado hablar de Wuhan, la ciudad china en el epicentro de la pandemia del coronavirus, antes del estallido de ésta. Sin embargo, ello no es el caso de muchos penquistas. Wuhan y Concepción son ciudades hermanas, y la provincia de Hubei, de la cual Wuhan es capital, tiene una larga asociación con la región de Biobío.
“Si hay algo que ha demostrado Wuhan es su capacidad de recuperarse de desastres, lo que no deja de ser esperanzador en estos difíciles días”.
El entonces Intendente de Biobío, Rodrigo Díaz Worner, visitó tres veces Wuhan entre 2014 y 2017, encabezando nutridas delegaciones público-privadas, como lo hizo también el alcalde de Concepción, Álvaro Ortiz. Exploraron las oportunidades de negocios que ofrece esa ciudad de 11 millones de habitantes y una economía del tamaño de Suecia. Aparte de las regiones mineras, la del Biobío es la región de Chile que más comercia con China.
Ubicada en la encrucijada del río Yangtze y su principal tributario, el Han, el auge de Wuhan es emblemático de la China de hoy. Ello hace que su cuarentena forzada sea especialmente trágica para quienes la conocemos. Con un centenar de universidades, es uno de los grandes centros de educación superior en China, lo que ha dado lugar a la construcción de parques industriales de alta tecnología, que se nutren de los ingenieros y científicos formados allí. Lo mismo vale para una pujante industria siderúrgica y numerosas fábricas de automóviles, chinas y extranjeras, como GM, Nissan, Renault, Peugeot, Citroën, DS y Honda.
Recuerdo con especial afecto una charla dictada en la Universidad de Wuhan, considerada la tercera del país en importancia, y los estimulantes intercambios sostenidos con los estudiantes. Fue una visita en abril, cuando los ciruelos están en flor y el campus en todo su esplendor. Recuerdo que un joven politólogo penquista, Ignacio Araya, hizo una práctica en la embajada de Chile en Beijing, y cursa hoy un doctorado en Wuhan.
“Lo sorprendente de Wuhan es que inauguró su primera línea de Metro solo en 2010, y ya tiene nueve funcionando, lo que nos da una idea de lo que es conocido como “China speed””.
Es la ciudad de mayor tamaño del centro de China, y por breve tiempo fue capital del país en los años ´20 y luego en los ´30. Si hay algo que ha demostrado Wuhan es su capacidad de recuperarse de desastres, lo que no deja de ser esperanzador en estos difíciles días.
Bajo ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, fue bombardeada al final de ésta, pero emprendió su reconstrucción con renovado vigor después del término de las hostilidades. Frecuente ha sido azotada por inundaciones provenientes de las crecidas del Yangtze, lo que ha sido controlado en gran parte después de la construcción de la represa de las Tres Gargantas, la mayor del mundo, ubicada no demasiado lejos. Se trata, esta última, de una extraordinaria obra de ingeniería que también tuve ocasión de visitar.
Como centro logístico y de transporte, Wuhan está conectada con vías férreas de alta velocidad (léase trenes-bala a 350 km/h) con los principales centros urbanos, incluyendo Beijing, Shanghai y Guangzhou. Y lo sorprendente es que inauguró su primera línea de Metro solo en 2010, ya tiene nueve líneas funcionando, lo que nos da una idea de lo que es conocido como “China speed”; esto es, la singular capacidad china de hacer las cosas rápido.
Wuhan no es solo torres, rieles y parques industriales. Su vasto East Lake, con 33 km2, es el mayor de ciudad china alguna, y un paseo obligatorio para todo visitante. Su plácido paisaje seducía a Mao Zedong, quien pasaba largas temporadas en una residencia a sus orillas, componiendo poesía. Disfrutar de los cangrejos de río picantes, una especialidad gastronómica de Wuhan, al lado del East Lake, es algo que ningún visitante debería dejar de hacer.