Startups: ¿Quién sigue después de NotCo, Cornershop y Betterfly?

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Junio estuvo cargado de novedades positivas para las startups locales. Chile se convirtió en el país número dos del emprendimiento global según el informe de competitividad mundial y tres empresas chilenas se colocaron en el top of mind de la industria de capital de riesgo. Le preguntamos a una docena de integrantes del ecosistema de emprendimiento privado, público y venture capital sobre las firmas a las que hay que estar atentos por su fuerte crecimiento y sus expectativas futuras. Juntamos las coincidencias y aquí están las seleccionadas.


Colektia, la fintech de la cobranza inteligente

Colektia es una fintech chilena de dos emprendedores venezolanos (los hermanos Gabriel y Oswaldo Monroy) que ha logrado destacarse en la industria de la cobranza por el uso de inteligencia artificial y que recientemente completó su serie A de inversión por un monto de US$ 4,2 millones, acumulando con ello más de US$ 5,3 millones de inversión a dos años y medio de su creación.
Su metodología llamada “Cobranza Inteligente 4.0” utiliza inteligencia artificial y machine learning en etapas críticas de la cadena de procesos de gestión de cobranza, “lo cual junto con el componente humano logran hacer más efectiva la recaudación de deuda, mejorando los resultados hasta en un 80%”, explican sus fundadores.
Actualmente tiene clientes en 5 países de América Latina y experimentó un crecimiento cercano a 400% en su facturación durante el 2020. Las proyecciones para este 2021 están por encima de los US$ 3,5 millones de facturación. “Hemos venido haciendo desarrollo organizacional y de infraestructura para consolidar nuestra expansión en México y Perú, países que hoy día son fundamentales en el crecimiento”, indican. Hoy tienen más de 180 empleados y acaban de abrir oficinas en Mérida.

Fintual, la empresa que quiere democratizar las inversiones

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Con la premisa de que cualquier persona, independientemente de sus ingresos, edad o género, pueda invertir sus ahorros en un portafolio optimizado con bajas comisiones, Fintual nació hace cinco años. Para hacerse una idea, solo en el último año el patrimonio administrado por esta startup pasó de US$ 80 millones a más de US$ 540 millones, alcanzando más de 57 mil clientes al cierre de junio de 2021. Y la meta es llegar a los US$ 1.000 millones a fines de año.
Quizás, justamente por estas razones, prácticamente todos los encuestados la nombraron como la primera en transformarse en otro símbolo de las startups chilenas.
Fue la primera fintech en ser regulada en Chile, lanzando sus propios fondos mutuos en 2018 y hoy opera a través de cuatro fondos que invierten en ETF globales y renta fija local.
“Creemos que gran parte de nuestro éxito radica en que fuimos capaces de simplificar el mundo de las inversiones para las personas comunes y corrientes, ofreciéndoles una buena alternativa de inversión, fácil de entender y con bajas comisiones”, comenta Catalina Ramírez, gerenta general de Fintual.
En mayo, Fintual lanzó sus dos primeros fondos en México y uno de sus siguientes pasos es poder ofrecer también un producto de inversión para la jubilación como el APV en Chile; conocido en México como Plan Personal de Retiro (PPR). Hace unas semanas, la compañía consiguió levantar US$ 15 millones del fondo de capital Kaszek Ventures, justamente para financiar su expansión por toda América Latina.

Chipax: buscando lograr la paz en las pymes

Chipax
“Chipax” es una mezcla entre Chile y paz. “Porque lo que hacemos es darles tranquilidad a las pymes de todo el país, principalmente en lo que se refiere al flujo de caja, con un software online”, explica Antonio Correa, fundador de Chipax, resumiendo en una frase el negocio. “Les ayuda a llevar un control de lo que está pasando en su negocio en tiempo real, sin tener que usar planillas”, comenta Correa.
Comenzaron el 2016, logrando ese año tres clientes. Se ganaron un fondo semilla de Corfo ($ 60 millones), el que invirtieron básicamente en marketing. El 2017 lo terminaron con 50 clientes; el 2018, con 150; el 2019, con 450, y el 2020 lo cerraron con cerca de 800. Hoy tienen 1.200. El año pasado facturaron US$ 1,1 millones y en 2021 proyectan llegar a los US$ 2,8 millones.
Este año abrieron Chipax México y dos de los fundadores se fueron a vivir allá: “Nos convertimos en una empresa 100% remota”, señala. “Estamos preparando un nuevo producto para ayudar a nuestros clientes con sus cuentas por pagar, y además tenemos el desafío de llegar a 2.000 clientes a fin de año y levantar nuestra serie A”, agrega.

Phage Lab: un trabajo con bytes y bacterias

Phage Lab
Entre la gran oferta de startups ligadas más al mundo informático siempre destacan algunas enfocadas más a la innovación en biotecnología, pero sin dejar de lado los bytes. Este es el caso de Phage Lab, empresa nacida el 2010 que, según los consultados, es una de las joyitas chilenas que hay que mirar.
Fundada por Pablo Cifuentes, Nicolás Ferreira y Hans Pieringer, este último (al centro, en la fotografía) lo explica así: “Nuestro equipo puede identificar y eliminar bacterias que son relevantes en el sistema industrial. Para ello, realizamos estudios de microbiología, genómica y bioinformática, entre otras disciplinas, para identificar las bacterias objetivo y luego diseñamos productos para eliminarlas de manera efectiva”. Por ejemplo, en la industria avícola, la presencia o ausencia de bacterias específicas puede permitir o restringir el acceso a mercados de mayor valor. Actualmente, trabajan junto a grandes productores de proteína tanto en Chile, Brasil y Europa. Su principal cliente en Chile es Agrosuper.
Los socios están estudiando apostar más por Colombia, México y comenzar su entrada a Europa. “Estamos trabajando con una compañía farmacéutica que desarrolla productos a medida del cliente y esto es algo que no existía. Además, las alternativas de uso de antibióticos efectivos era algo muy escaso”, comenta Pieringer, para argumentar por qué han destacado frente a muchas otras empresas.
Hace un poco más de un mes recibieron una ronda de inversión de US$ 30 millones, liderada por Humboldt Fund y Kaszek Ventures que, aparte de una mayor expansión, tiene como norte convertirlos en un unicornio. Hans Pieringer pronostica, sin problemas: “Estamos proyectando que de aquí a cinco años llegaremos a los US$ 100 millones de facturación anual”.

Fracttal: el triunfo sobre los papeles

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Fracttal es una startup chilena fundada por Christian Struve (CEO) y Alejandro Pérez (CTO) en 2015, la que construyó una plataforma de gestión de mantenimiento de activos físicos, 100% basada en la nube, 100% móvil, integrable con cualquier ERP (software para recursos empresariales) y completamente lista para el internet de las cosas (IoT). “El objetivo de Fracttal es ayudar a empresas, de los más diversos tamaños y rubros a enfrentar los retos propios de control y seguimiento de sus operaciones de mantenimiento, simplificando el trabajo en terreno, eliminando los formularios en papel y digitalizando la información”, explica Struve.
El 2021 lograron consolidar sus operaciones fuera de Chile con las oficinas de Brasil, Colombia y México. Además, abrieron una nueva oficina en España para empezar a expandirse a Europa. En total, tienen mil clientes.
“Nuestro norte para los próximos 12 meses es incrementar los ingresos mensuales en 200% y no cabe duda que Seaya Ventures (inversionistas de Fracttal) es un socio ideal para conseguir esa ambiciosa meta”, añade Struve.

Houm: un broker digital entre propietarios y arrendatarios

Houm
En mayo de este año, esta startup logró levantar una inversión de US$ 8 millones, tras finalizar su participación en uno de los programas de la aceleradora YCombinator, lo que se suma a una “serie semilla” de US$ 2,2 millones en 2019 y 2020.
Houm es un sistema para dueños de inmuebles que les ayuda a arrendar y vender sus propiedades a través de una app, o como ellos señalan, un “broker digital”. Además, también tienen servicios para los inquilinos.
Nació el 2018 en Chile, con la idea de los fundadores Benjamín Labra (CEO) y Nicolás Knockaert (COO), “de trastocar la industria inmobiliaria, transformando un proceso burocrático, informal y difícil en la industria, carente de tecnología e innovación”, indican.
Comenzaron sus operaciones en Colombia a mediados de 2020 y su apertura más reciente fue México en enero de 2021.
Además, Houm utiliza inteligencia artificial y otra serie de servicios como visitas virtuales y videollamadas. “El 90% de nuestras propiedades se alquilan en 30 días o menos y nuestra fuerza de autónomos, los houmers, nos permite mostrar propiedades cada 8 minutos todos los días”, comenta Labra, y agrega: “Básicamente, lo que hacemos es encontrar arrendatarios, administrar la propiedad y garantizamos el arriendo todos los meses, incluso si el arrendatario no paga”.
Si bien indica que no puede mencionar la facturación, asegura que este año van a multiplicar por más de 7 veces su volumen de operaciones de 2020.
Para lo que queda del año tienen pensada una nueva ronda de inversión, además de lograr llegar a otros países de la región.

Xepelin: enfocada en los hábitos financieros

Xepelin
“En Latinoamérica, menos del 5% de las pymes de cada país tienen acceso a servicios financieros y financiamiento recurrente. Estos, además de ser manuales, no están enfocados en el cliente ni en resolver sus dolores, sino en la oportunidad de extraer la liquidez de este. La misión de Xepelin es cambiar esto para siempre”, comenta Sebastián Kreis, CEO de Xepelin, startup que fundó junto a Nicolás de Camino. Tienen operaciones en México (donde vive Kreis) y en Chile, donde está De Camino.
Tienen apenas 21 meses de existencia, pero los consultados en el sondeo de Pulso avizoran que escalará muy rápido. De hecho, crecen mensualmente un 30% y ya tienen cerca de 100 empleados y 3.500 clientes.
Según Kreis, esta fintech “se dedica a solucionar los dolores financieros del día a día de las pymes. El círculo es virtuoso: las pymes usan Xepelin y mejoran sus hábitos financieros, consiguiendo financiamiento más eficiente, pagando sus obligaciones, y colaborando de manera efectiva con clientes y proveedores, generando impactos relevantes en sus industrias”. Su próxima meta no es menor: darles servicios financieros a más de un millón de pymes de aquí a 2025.

Poliglota: El antes y el después de la pandemia

Poliglota
Desde 2016 que esta startup enseñaba idiomas de forma social en diferentes cafeterías de Chile, Perú y México. Debido a la pandemia, Poliglota adaptó su estrategia y modelo de negocios enfocándose en tener una experiencia de aprendizaje social que llaman Online Groups. Y así, desde el mundo físico se fueron casi por completo al mundo online.
Su CEO, Carlos Aravena, lo explica mejor: “Es una plataforma donde aprendes idiomas como si estuvieras viviendo en el país del idioma que deseas experimentar, aprender inglés como si estuvieras en Nueva York, francés en París. Es una forma social y natural, donde vas aprendiendo en pequeños grupos personalizados y con personas de diferentes países, guiados a través de un coach que te acompaña durante cuatro semanas para luego cambiar a otro pequeño grupo”.
Su comunidad en línea ha aumentado un 43% durante 2021 con respecto al 2020. Este año terminaron todo el proceso de aceleración en YCombinator, y acaban de cerrar una ronda de inversión de US$ 2,5 millones, logrando una valorización de US$ 50 millones.
“Este es un gran hito y ahora esperamos inyectar estos recursos para posicionarnos fuerte en México y abrir nuevos países en la región. México es un mercado atractivo y difícil de entrar para cualquier startup, pero nosotros hemos logrado posicionarnos exitosamente”, comenta Aravena, fundador de Poliglota junto con José Manuel Sánchez y Nicolás Fuenzalida.
Además, esperan levantar su serie A dentro de los próximos meses. El equipo de Poliglota creció de 70 personas el 2020 a 140 hasta junio y prevén terminar en 200 en diciembre. “Sin contar los profesores activos, que ya suman más de 350, y esperamos terminar en 600 nuevos coaches de idiomas este año”, concluye Aravena.

Justo y su cruzada en ayuda de los restaurantes

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29 de Julio 2020 Startup Foto : Andres Perez
Partieron a fines del 2018 dando en el clavo con uno de los principales dolores de cabeza de los restaurantes: las ventas online, pero con el tiempo fueron agregando otros servicios como el delivery. Con la pandemia, crecieron a ritmos pocas veces vistos.
Según sus fundadores, son varias las razones del éxito, pero hay una que es clave y que surgió al inicio: “Teníamos una empresa de desarrollo de software y llegó alguien que tenía varios restaurantes con un problema. No quería seguir dependiendo de los marketplace o ‘agregadores’ para vender, porque cobraban demasiado. Además, no tenía control del ambiente online”, recuerda Nicolás López, uno de los socios fundadores de esta empresa. “Fue ahí cuando nos dimos cuenta que este era un gran dolor de toda la industria. Así nació Justo”, complementa Rodrigo Segal, el otro cofundador.
De hecho, cobran una comisión de hasta el 14% por el servicio de delivery, mientras que sus competidores llegan hasta un poco más del 30%. “Aparte de esa línea de negocios (donde tenemos 60.000 conductores asociados), está la plataforma de e-commerce, con el fin de continuar con la cadena de venta. Y, por último, para poder generar ventas a través de un sitio web y posicionar marcas en el mundo online, es necesario comunicarlo. Es por eso que dimos vida a una aceleradora de negocios, en la cual trabajamos en sincronía con posventa”, explica Segal.
Durante lo que queda de 2021 tienen como objetivo posicionar aún más su app de delivery, tomando en cuenta que ya poseen el 15% del mercado. Además, proyectan una facturación de US$ 10 millones.
En enero de 2021 aterrizaron en Colombia, luego de obtener US$ 2,3 millones de una ronda de financiamiento.

Instacrops y la inteligencia artificial para los cultivos

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Mario Bustamante, CEO de Instacrops.
La startup del “Internet de las plantas” se autodenominó desde un principio esta empresa que nació el 2015. Esto, porque se dedican a asesorar al mundo agrícola de forma online, mediante la instalación de dispositivos que miden parámetros de clima, suelo, sistema de riego y otros elementos relacionados a las plantas, además de procesar imágenes satelitales y drones dependiendo del tipo de cultivo. O sea, una lógica de internet de las cosas (IoT) para los campos. “La finalidad es tomar decisiones basadas en datos para producir más y mejor fruta, con los recursos precisos”, explica el CEO de Instacrops, Mario Bustamante.
Un software basado en algoritmos entrega avisos, informaciones y alertas a los productores como, por ejemplo, “hoy no hay que regar” o “adelanta la siembra tres días”.
Tienen más de 700 instalaciones en 8 países de Latinoamérica y 1.800 usuarios activos en cerca de 20 tipos de cultivos de alto valor. “A la fecha, hemos ahorrado más de 5,2 billones de litros de agua en riego y aumentamos en promedio en 22% el rendimiento de los cultivos”, dice Bustamante.
Este año cerraron una ronda de financiamiento vía equity de US$ 2,8 millones, lo que los convierte en el levantamiento más alto de la historia en una agtech en Chile y el segundo en América Latina.
En facturación acumulada tienen US$ 3,5 millones y solo este año van a lograr US$ 1,8 millones. Para el 2022, proyectan US$ 2,5 millones. “Estamos trabajando en nuestra siguiente ronda de financiamiento con fondos extranjeros e incorporando nuevas tecnologías para la creación de servicios basados en visión computacional y aprendizaje de máquina”, acota Bustamante.

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