Antes de que el mundo conociera la última imagen de David Bowie (66) -difundida esta semana y donde aparece con sombrero oscuro y bajo una foto junto a William Burroughs-, su retrato más público no lo reprodujo como un dandi engominado de elegancia o una estrella obsesionada con la vanguardia. En casi una década, su imagen fue la de un sexagenario de ropa gris, que caminaba por el sur de Manhattan a la caza de un taxi o de su desayuno favorito, mediante las postales que entregaban los paparazzi.

Todas intentaban husmear en el largo anonimato donde se refugió desde 2004, tras un infarto que sufrió durante un show en Alemania, y que inauguró la era más difusa de su carrera, con rumores que hablaban de retiro y enfermedades letales. Eso culminó el pasado martes 8, con el sorpresivo single Where are we now?, antesala de su nuevo álbum, The next day, con salida para el 11 de marzo. El anuncio agigantó una pregunta que ha escalado hasta la leyenda: ¿Qué hizo Bowie en los últimos 10 años?

El baterista Sterling Campbell es uno de los más reputados sesionistas de Nueva York y ha sido músico de Duran Duran, The B-52's y Soul Asylum. A la hora de apostar, no tiene dudas: "El tour Reality es el mejor que he hecho en mi vida", cuenta desde EE.UU., y en referencia a la gira de 2004, la última de Bowie a la fecha. "En términos de pasión y energía, era difícil que los ánimos bajaran. Había un ambiente de gran camaradería, que fue creciendo a medida que viajábamos. David era el más interesado y lo convencimos de tocar material más desconocido, por lo que cada prueba de sonido se presentaba como un ejercicio. El poseía una energía increíble", relata Campbell, quien empezó a trabajar con "el camaleón" en 1991 y fue parte de las sesiones de su próximo registro.

"El proceso se extendió por dos años y medio", cifra el estadounidense, entre pausas y grabaciones, agregando que el trabajo incluyó a distintos músicos. De hecho, él no tocó en el sencillo, pero sí en otros de los tracks. "Me sorprendió gratamente cuando me llamó para participar. Soy fan de su música, así que siempre estaré interesado en sus ideas. Tocó algunos temas para mí, hace un par de meses. Por lo que escuché, son mucho más up tempo y rockeros que el single", detalla.

"Estas sesiones fueron algo especial", añade el bajista y dueño del stick en el álbum, Tony Levin, nombre emblemático de King Crimson y ex colaborador de John Lennon y Pink Floyd. El músico trabajó junto al "Duque" en Heathen (2002) y el año pasado recibió la llamada del productor Tony Visconti para grabar algunas partes de The next day. Gail Ann Dorsey, la bajista habitual de Bowie, estaba de gira, relata Levin, pero su empleador siempre estuvo arriba de las grabaciones: "Fue grandioso. Es un excelente músico, aparte de su talento como artista, y te deja bastante claro lo que quiere de tu pieza y dónde debería ir".

Las llamadas cruzaban el globo, pero nadie habló. Earl Slick, guitarrista del inglés desde 1974, se sumó al nuevo álbum desde mayo de 2012, y explica el secreto desde Los Angeles: "Es un tema de confianza y del respeto que tenemos por él. Si nos dice que guardemos silencio, lo haremos. Hubo un contrato, claro, para mantener a 'los hombres de traje' felices". Pero en lo que respecta a la música, "todo fue muy relajado", asegura el guitarrista: "Tomábamos café con bizcochos y nos sentábamos en la sala de control con algunas guitarras. Trabajábamos en ideas, y cuando tomaban forma, las grabábamos. Simple y tranquilo, como siempre".

Antes de los dos años que destinó a su próximo cancionero, el hombre de Heroes estableció su residencia en la ciudad que nunca duerme, en un penthouse avaluado en US$ 8 millones y desde donde su esposa, la modelo Iman, pudo ver el derrumbe de las Torres Gemelas en 2001. Según el Daily Mirror, el cantante ha gastado una pequeña fortuna en decorar el lugar con terrazas, chimeneas y techos de ocho metros de alto.

El mismo medio aseguró que una de las razones por las que se situó en esa área fue por la cercanía con la oficina de sus representantes, con el objetivo de cercar su privacidad al máximo. Con los años, se acostumbró a ir a dejar al colegio a Alexandria Zahra Jones, su única hija con la maniquí africana, hoy de 12 años. Sus biógrafos aseguran que, más allá de los problemas de salud, lo que explica su reclusión fueron las ganas de estar con la menor. "Pero él nunca dijo que estuviese retirado. Simplemente, la gente lo asumió", comenta Slick. Además, en sus días libres paseaba por librerías independientes, cafés italianos y restaurantes de cocina mediterránea.

"Es un tipo muy amable para compartir con él", resume Levin. Nadie, sin embargo, sabe qué pieza moverá Bowie hasta la publicación de su disco. O si girará. "Típico de David", explica Slick: "No está en mi naturaleza cuestionar lo que hace. Simplemente estoy feliz de haber contestado de nuevo el teléfono".