A pesar de lo transversal de su fanaticada, el universo cinematográfico de Star Wars era hasta hace poco uno indudablemente masculino. Si bien en la trilogía original destacó el personaje de Leia, que se rehusaba a caer en los estereotipos de damisela en apuros, el papel interpretado por Carrie Fisher asomaba como el único rostro femenino fuerte de las películas, y aún así se ubicaba un poco más atrás en protagonismo que Luke Skywalker y Han Solo.
Las precuelas dirigidas por George Lucas entre 1999 y 2005 no hicieron mucho por saldar la deuda de género: Padme Amidala (Natalie Portman) fue poco más que un interés romántico para el viaje de Anakin Skywalker hacia Darth Vader.
Pero con su renacer en los últimos años, Star Wars no sólo cambió delante de cámaras, sino que detrás de ellas. Kathleen Kennedy, productora histórica de Steven Spielberg, con créditos que van desde E.T. hasta Lincoln, se convirtió en la nueva presidenta de Lucasfilm en 2012, transformándose en "la mujer más poderosa de Hollywood", como la nombró la revista Vanity Fair.
Desde eso, la consideración de la saga hacia las mujeres ha sido notoria. En el Episodio VII: el despertar de la fuerza (2015), no caben dudas de que Rey (Daisy Ridley) era el foco principal de la película, siendo la primera mujer Jedi protagonista de las historias de Star Wars en la pantalla grande. La decisión de que Rey fuera el centro de atención de una forma mayor que su compañero Finn (John Boyega), o personajes antiguos como Han Solo (Harrison Ford), no fue al azar. "Star Wars siempre fue una cosa bastante de niños; algo para que los padres llevaran a sus hijos. Y si bien eso todavía se aplica, mi esperanza es que esta también sea una película en la que las madres puedan llevar a sus hijas", dijo el director de la cinta, J.J. Abrams.
A días del estreno de la película, el personaje comenzó a ser catalogado como un nuevo ícono feminista. El periódico británico The Guardian publicó una serie de mini ensayos destacando la importancia de Rey, mientras que la revista Entertainment Weekly le dedicó una columna, donde la periodista Nicole Sperling afirmó: "Mis niñas salieron del cine sintiéndose tan empoderadas como se siente su hermano cuando alguno de los tantos blockbusters diseñados para él (…), se sentían fuertes. Iguales". Si por décadas, las fanáticas de la saga asistían a convenciones disfrazadas de Leia, durante 2016 los eventos se llenaron de mujeres vestidas de Rey.
Este jueves, el estreno de Rogue one sumará un nuevo capítulo en la renovada importancia de los personajes femeninos en este universo cinematográfico. En la cinta que funciona como una precuela a la Star Wars de 1977, contando cómo los Rebeldes robaron los planos de la Estrella de la Muerte, la líder del escuadrón encargado de la misión será una mujer, Jyn Erso (Felicity Jones). "Siempre me he considerado una feminista, y lo que amo de mi trabajo es interpretar a una mujer llena de aristas y no idealizada. Con Jyn, se me presenta la rara oportunidad de tener un papel femenino que no está pensando en relaciones románticas", dijo Jones en una entrevista a la revista Glamour.
El gran pendiente
Si bien Star Wars no sólo ha trabajado conscientemente para ser una franquicia más inclusiva en términos de género y diversidad racial (en los papeles principales de Rogue one hay un mexicano, dos chinos y un afroamericano), aún hay trabajo por hacer: hasta ahora, todos los directores de las películas han sido hombres y blancos, tendencia que se repite en los proyectos futuros; los episodios VIII y IX, y la cinta centrada en un joven Han Solo.
Según afirmó Kennedy en una entrevista en noviembre, el conseguir a una directora mujer para alguna de las películas a futuro es "una prioridad" para el estudio, aunque han tenido problemas encontrando a alguien "con experiencia" (comentario que le valió algunas críticas). Uno de los pendientes que Star Wars pretende dejar atrás en su misión de saldar su deuda con el poder femenino de la galaxia.