Jorge Baradit alaba a Cronenberg y Maite Alberdi invita a leer a Carrère

Confusas imágenes llegan a un televisor a través de una señal inestable. Parecen ser sesiones de tortura; en un escenario rojizo un par de encapuchados golpea a una mujer atada. Las secuencias resultan ser tan dañinas como placenteras, su poder de atracción es voraz. El directivo de una pequeña estación de televisión da por azar con estas secuencias, y cautivado por su sencillez y potencia decide retransmitirlas. Cómo los contenidos que vemos en la TV nos pueden llegar a afectar sicológicamente, es la pregunta que planteó David Cronenberg con su película Videodrome en 1983.

"La idea del cuerpo humano como sistema hackeable; el nuevo horror que vio en la globalización y las telecomunicaciones un mundo más real que el que fabricaban", dice el escritor Jorge Baradit, quien selecciona a esta cinta como su película clave.

Al momento de su estreno, Videodrome se consideró un fracaso comercial. Sin embargo, con el pasar de los años se convirtió en una obra de culto del género de cine fantástico. Tal vez, porque el debate que planteó Cronenberg a principios de los años 80 está cada día más vigente.

El autor de Historia secreta de Chile I y II delibera: "Abrió la posibilidad a que el terror no viniera desde el pasado o el más allá, sino desde la carne y la tecnología, su hibridación low fi y bastarda, el cuchillo y el transistor; sin necesidad de descender a las profundidades del mito, sino solo abrir los ojos y verlo en la realidad detrás de la realidad, el cyborg y la pesadilla".

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Maite Alberdi, responsable de cintas como El salvavidas (2011) y La once (2014), fiel a su espíritu de documentalista, recomienda un libro basado en un hecho real; se trata de El adversario del francés Emmanuel Carrère. "Es de esas historias donde uno se convence que la realidad supera a la ficción", dice Alberdi.

El adversario aborda en profundidad al personaje de Jean-Claude Romand, que en enero de 1993 mató a su mujer, a sus hijos y a sus padres. La investigación reveló que Romand no era médico, como había dicho a lo largo de toda su vida. Había mentido durante años y ante el miedo de ser descubierto, mató a todos aquellos cuya mirada no hubiera podido soportar. Fue condenado a cadena perpetua.

"Se aplica la narrativa sobre una historia real, que es lo que profesionalmente me gusta hacer: transformar la realidad en un relato. Un hombre que lleva una doble vida, se transforma en un asesino con tal de que no lo descubran. Podría ser un thriller de ficción, pero es verdad", dice Alberdi.

La obra de Carrère relata las horas vacías en las que el personaje supuestamente estaba trabajando y en realidad pasaba el tiempo escondido en estacionamientos o dando vueltas en un bosque. "El autor se obsesiona con esa realidad, qué hay en la mente de ese asesino. Todos queremos saber. El valor de verdad de la historia te atrapa y sorprende", dice la cineasta.

"A Carrère hay que admirarlo en cada uno de sus relatos, pero este es un imperdible", concluye Alberdi.