Por qué ABBA es mejor que tu banda favorita

ABBA

Si a alguien no le gusta ABBA es porque: 1. No los ha escuchado o 2. No los ha escuchado realmente.


Ok, puede que ABBA no sea la banda favorita de nadie que lea esto, pero es una banda que no tiene que excusarse. Escuchar una canción de ABBA jamás será un placer culpable, y si a alguien no le gusta ABBA es porque: 1. No los ha escuchado o 2. No los ha escuchado realmente.

Formados en Estocolmo por los suecos Agnetha Fältskog, Benny Andersson, Björn Ulvaeus y Anni-Frid «Frida» Lyngstad, conocieron el éxito mundial luego de ganar Eurovisión en 1974 con Waterloo. Quizás fueron astutos al elegir una canción sobre una victoria británica en el año en que el concurso se hacía en Inglaterra, pero las virtudes de ABBA son mucho más amplias que una sola victoria.

Si bien para muchos ABBA puede ser una banda demasiado pop (¿no es el europop lo más pop del género?), la gracia que tiene es que sus canciones tienen tantos acordes y tan distintos que a veces suenan como una canción de Iron Maiden (épico el inicio de Lay All Your Love On Me, cuyo coro podría cantarlo perfectamente Bruce Dickinson) mientras que otras veces suenan como Queen o cualquier grupo glam de la época.

Influenciados por los arreglos de Phil Spector, usaron su "Muro del Sonido" para mezclarlo con los componentes del Schlager (hit en alemán, era una forma de pop liviana, con canciones de temáticas amorosas y letras simples) de los que tanto eran fans.

De esa mezcla salieron temas que no cambiaron la historia de la música, pero que hicieron una marca roja en ésta.

El ejemplo más obvio es Dancing Queen, canción lanzada en 1976 como parte de su cuarto disco Arrival, que rompió todos los récords dentro y fuera de Suecia, y llegó a ser número 1 en lugares tan distintos como México o Nueva Zelanda.

La canción habla sobre una adolescente a la que se ve en la disco, y que cuando llega el momento haciendo caso a sus ganas de bailar, se convierte en la reina del baile. Como si ese fuera el sueño común de la gente, la canción fue un hit no sólo en las discotheques sino en todos lados. Chris Stein confesó que quiso replicar la canción en Dreaming de Blondie y los MGMT usaron el mismo tempo de Dancing Queen para su mega hit Time To Pretend.

La entrada de Dancing Queen es lo suficientemente fuerte para que al sonar en un matrimonio la gente se levante y se vaya a la pista, porque en el fondo todos quieren reinar en la pista de baile. Que eso se logre o no, es otro tema, pero la canción eleva el simple hecho de querer bailar a una experiencia donde es difícil no empatizar.

El alcance de ABBA ha sido tal que Chiquitita fue el sencillo más vendido de la historia de América Latina hasta que Shakira los desplazó con La Tortura el 2005. Tuvieron que pasar 36 años antes de que eso ocurriera. Y sí, la canción más vendida de América Latina vino de un grupo sueco. Incluso donaron los derechos de autor a la UNICEF (lo que significó más de un millón de dólares a la entidad que aboga por los derechos de la infancia).

Y falta un elemento clave mencionado por su biógrafo Carl Magnus Palm: es el llamado "sentimiento de melancolía nórdico", ese sentir que tienen las personas que viven en un lugar donde en invierno el sol se pone a las 3 de la tarde y donde las guerras han pasado recientemente como era el caso de los cuatro miembros de ABBA, quienes además tuvieron sus propios tormentos y no hay que escuchar demasiadas canciones para darse cuenta de que aunque suenen alegres y su música sea perfecta para bailar, las letras suelen tener un dejo de tristeza.

Una de las razones del éxito de ABBA, y razón por la que existe también este post, es porque la música de ABBA no tiene demasiadas pretensiones. Es música fácil de digerir a la primera, y es a la segunda escucha en que las capas que tiene su música comienzan a aparecer. Lo que puede ser a simple escucha una canción de baile como Gimme Gimme Gimme (A Man after midnight) es también una canción sobre la soledad y la angustia de no tener a nadie. Son canciones con las que la gente se puede identificar sin caer en un dramatismo exacerbado sino que se puede conectar con ellas y bailar y/o corear al mismo tiempo.

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