Un 7 de diciembre de 1968, la banda Jefferson Airplane desordenaba la rutina neoyorkina para tocar "House At Pooneil Corners" en la azotea de un hotel de Manhattan, con Jean-Luc Godard filmando la breve presentación. En el registro, todo es rápido y caótico. La banda de Marty Balin alcanza a interpretar un solo tema cuando la policía los interrumpe bajo la figura de escándalo público.
Pocas semanas después, al otro lado del Atlántico, John Lennon cerraba la historia de The Beatles en el techo de Apple Records. "Me gustaría decir 'gracias' en nombre de la banda y de nosotros mismos y espero que pasemos la audición", bromeó ante las cámaras, pero la interna de los fab four no estaba de humor.
Eran tiempos de confusión. The Beatles estaba por disolverse y la olla a presión de las relaciones entre sus integrantes se hacía evidente. Por un lado, planeaban despedirse con un concierto en un barco lleno de fanáticos en medio del Támesis, pero también contemplaban hacerlo en las pirámides egipcias o en el coliseo romano. Fue Paul McCartney quien propuso volver a las raíces de la banda: bajo, batería, voces y guitarras; y en medio de las grabaciones de Let it be (1970), decidieron presentar subir al techo de su sello para mostrar algunas canciones inéditas en directo.
Michael Lindsay-Hogg fue el encargado de filmar el último registro en vivo de la banda más importante de la historia, desde los cielos de Londres, con Billy Preston en los teclados, donde mostraron "Get back", "Don't let me down", "I've got a feeling" y "One after 909", un día como hoy hace cuarenta y ocho años.
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