Pese a que durante la conferencia de prensa que ofrecieron ayer se preocuparon de bajarle el perfil a lo que significa su debut en el Festival de Viña, a su frustrado paso por el evento en 2010 a causa del terremoto ("una tontería al lado de lo que sufrió la gente", dijeron) y a cualquier tema extramusical, lo de esta noche ciertamente se vive como algo especial en la interna de Los Fabulosos Cadillacs. No sólo porque, ahora sí, tendrán su primer encuentro frente al "Monstruo", con un nuevo álbum bajo el brazo, (La salvación de Solo y Juan, 2016) y acompañados por Sergio Rotmanm, su saxofonista histórico, quien vuelve a la banda luego de una temporada dedicado a otros proyectos.
Tras más de tres décadas de historia, aventuras en solitario, paréntesis, reuniones y nuevos fichajes - entre ellos Florián y Astor, hijos de Vicentico y Flavio Cianciarulo -, los ocho integrantes que componen el conjunto coinciden en que ahora cada show se siente como algo especial y único. "Como si cada uno fuera un pequeño debut", asegura el tecladista Mario Siperman.
"Supimos encontrar la manera de manejarnos en tiempos más cortos y no estar proyectando tanto. Las situaciones se van dando más en lo inmediato. No sabemos si el otro año van a estar Los Cadillacs y eso nos da otra energía, nos permite vivir de mejor manera el presente", agrega el baterista, Fernando Ricciardi.
—¿Y este show en Viña cómo lo sienten pensando además que estarán los ocho juntos otra vez?
Sergio Román: Lo de mañana (hoy) es mi regreso formal, pero en realidad nosotros tenemos una cara, la que todo el mundo ve, y otra oculta. Para afuera quizás no estuve, pero adentro estuve todo el tiempo, solo tenía que terminar unos proyectos y los chicos me aguantaron, algo que agradezco un montón y que valoraré para siempre. Y bueno, elegir esta fecha y este lugar tiene un cierto sabor lindo, un simbolismo.
—¿Cómo ha sido para los nuevos miembros sumarse de forma estable a un grupo que ya tiene 33 años y sus códigos internos?
Florián Fernández: Ha sido todo muy lindo, se dio todo muy fluido. Astor y yo pudimos encajar bien en este disco nuevo y el hecho de poder estar tocando en familia lo hace todo más llevadero.
Mario Siperman: Astor y Florián son nuevos y viejos a la vez, porque hace un año están tocando en el escenario pero están con nosotros desde que tengo uso de razón, los conocemos desde que nacieron y todo se ha dado de manera muy natural. En el primero ensayo ya se sabían todos los temas, incluso mejor que nosotros (ríe).
—Con tanta libertad individual ¿Qué es lo que mantiene finalmente unido al grupo después de todos estos años?
SR: Es que nosotros ya somos una familia. Cuando empezamos éramos más jóvenes que Florián y entre medio nos pasó de todo: nos casamos, algunos se divorciaron, tuvimos hijos, se murieron nuestros viejos. Por eso los que estamos vamos a estar para siempre, porque hemos consensuado un montón de situaciones, como una familia. Yo si necesito algo a la primera persona que voy a llamar será a uno de los muchachos.
Fernando Ricciardi: Además está el hecho de que cuando nos subimos a un escenario se vuelve a producir esa magia de antaño. Cuando nos juntamos en 2008, después de muchos años y en una época en que no estábamos muy en contacto, subimos al escenario y la conexión fue inmediata. Eso tiene mucho valor.