"Todos sabemos que hay algunas sillas vacías hoy en esta sala y eso nos convierte a todos en activistas", expresó Cheryl Boone Isaacs, la presidenta de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, el pasado 6 de febrero, en el almuerzo anual que la institución organiza para los nominados al Oscar. Así, la mandamás de los premios abordó la contingencia política, aludiendo al decreto migratorio firmado por Donald Trump en enero, que impide la entrada a Estados Unidos a personas provenientes de siete naciones de mayoría musulmana; entre ellos, más de un invitado a los Oscar quedó imposibilitado de asistir a la ceremonia.
Si el año pasado la controversia de los premios giró en torno a la diversidad racial, en esta versión el acento está puesto en las medidas de Trump en materia migratoria. El emblema del conflicto es el cineasta iraní Asghar Farhadi, quien postula al Oscar a Mejor película de habla no inglesa con El viajante. El realizador, que triunfó en la misma categoría el año 2011 con Una separación, es uno de los afectados. "Expreso mi condena a las condiciones injustas impuestas a mis compatriotas y a los ciudadanos de otros seis países", sostuvo en una declaración, en la que además anunciaba que no asistiría a la ceremonia de los Oscar, incluso si le ofrecían facilidades para entrar a EEUU. Otras dos producciones nominadas tendrán que sortear dificultades: Los cascos blancos y Watani: Mi tierra natal, ambas con ciudadanos sirios en sus equipos y nominadas a Mejor corto documental.
Faltan solo dos días para que se celebre la 89° edición de los premios Oscar y cada vez hay más las críticas del mundo del espectáculo a la gestión del nuevo Presidente.
Por tanto, se espera que la ceremonia adopte también este tono político, lo que podría aguarle la fiesta a Donald Trump, quien ha sido un fiel seguidor de los premios de la Academia. Tal vez por esta misma razón, desde la Casa Blanca afirmaron que el presidente no vería en esta oportunidad la entrega de premios, uno de sus pasatiempos favoritos.
El secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, dio eso sí más detalles de algunas actividades que si se realizarán: "Hollywood es conocido por tener opiniones más bien de izquierda. Seré honesto, yo creo que el presidente será el anfitrión del Baile de los Gobernadores esa noche. La primera dama ha dedicado un montón de tiempo y espera dar una fenomenal bienvenida a los gobernadores de la nación. Tengo la sensación de que es donde van a estar concentrados ese domingo en la noche".
Por sus esporádicas apariciones en el cine, Donald Trump fue invitado en varias ocasiones a la ceremonia. La última vez que asistió fue en 2011, y en adelante, se ha hecho presente a través de su cuenta de Twitter, que ha utilizado año a año para hablar sobre los asistentes y la producción del evento, en general en su estilo directo y políticamente incorrecto. Los mensajes del magnate se han caracterizado por ser críticos y sin censura. Por ejemplo, en 2014 criticó a Kim Novak (actriz de Vértigo, 1958): "Me está costando aguantar los Oscar (hasta ahora). ¡La última canción ha sido horrible! ¡Kim Novak debería despedir a su cirujano plástico!". La actriz luego confesó que sintió vergüenza de salir de su casa durante varias semanas.
Históricamente, el escenario del Dolby Theatre de Hollywood ha sido uno de los principales escaparates que los artistas de Hollywood han utilizado para hacer eco de sus críticas y este año promete no ser la excepción. Ante esta tendencia, The Hollywood Reporter realizó una encuesta entre 400 votantes de Trump y 400 de Clinton, a quienes preguntaron cuántos de ellos apagarían la TV si durante la premiación se pronuncian discursos "demasiado políticos". El 66% de los trumpistas declaró que lo haría, contra solo un 19% de los votantes de Clinton. Dato no menos curioso: los seguidores de Trump consideran que la Mejor película debiese ser La La Land, mientras que los de Clinton optan por Talentos ocultos.
La arremetida de Hollywood contra Trump aumentó con el discurso de Meryl Streep en los Globos de Oro: "Hollywood está lleno de extranjeros y si nos quieren correr a todos, se van a quedar sin nada que ver más que fútbol y artes marciales". Ante eso, el Presidente electo respondió vía Twitter que Streep era "una actriz sobrevalorada". La tónica continuó siendo la misma en las premiaciones posteriores, por ejemplo, en los galardones del Sindicato de Actores, la estrella de La La Land, Emma Stone, tildó las medidas de Trump de "inconstitucionales e inhumanas".