El 12 de septiembre de 1982, el diario El Día publicó una entrevista a la escritora chilena, Premio Nacional de Literatura, Esther Huneeus, más conocida como Marcela Paz. Autora de cuentos infantiles, que le valieron el reconocimiento en dicho género, su obra más conocida es la colección de libros Papelucho, saga que desde su publicación en 1947 es parte fundamental de la literatura para niños.

Para Esther, la literatura siempre fue esencial en su vida. Desde los 7 años que comenzó a leer hasta que, al final de sus días, Marcela Paz contaba con reconocimiento internacional. "La literatura me ha servido mucho porque me ha permitido decir tantas cosas sin necesidad de aparecer públicamente. Estoy escondida detrás de mis personajes infantiles".

Humilde y con un toque de inocencia, Huneeus respondió con sorpresa a su nombramiento como Premio Nacional de Literatura. "El premio estaba muy distante de mis aspiraciones y creía sinceramente que se lo ganaría alguien con más 'vuelo' literario que yo, ya que nunca he pretendido ser literata y solo me he dado el gusto personal de escribir para los niños. Pienso que literariamente no valgo tanto, pero lo que sucede es que el personaje Papelucho es muy bonito y atractivo. Creo también que he tenido mucha suerte".

Literatura infantil como vocación

Esther comenzó a escribir a los 7 años, prácticamente a la misma edad en que la lectura se convirtió en su pasión. Fue con la idea de que más niños incorporaran la lectura a sus vidas que la escritora decidió dedicarse a la literatura. "Tengo la esperanza que ojalá haya muchos pequeños que al leer sientan muchas ganas de escribir, porque así se puede desarrollar la creatividad, tan perdida ahora que la televisión juega un papel tan importante como medio de entretención".

Incluso en el colegio daba muestras de su talento, acompañado de las pocas ganas de obtener reconocimiento por su trabajo. "Como tenía esta 'enfermedad' por escribir, cada vez que mis amigas tenían que presentar una composición en el colegio, yo les daba una mía y lo fantástico y maravilloso era que muchas veces les colocaban buena nota o salía premiada. Para mí era una enorme satisfacción porque lo hacía anónimamente... Nunca me gustó que la gente supiera que escribía y siempre firmé con diversos seudónimos hasta que me quedé con el de Marcela Paz".

Papelucho

Se puede decir que Marcela Paz fue madre soltera. Papelucho, su más famoso personaje, se conoció públicamente el año 1947, pero existía desde hace mucho tiempo antes, cuando Esther aún no se casaba, según ella misma contó. Fue la discusión del proyecto de ley de divorcio el motivante para hablar por medio de un niño. "A mí me preocupaba terriblemente lo que sucedía, en caso de división de la familia, con los hijos. Soy católica y considero que el matrimonio es una cosa que une Dios y que por lo tanto no lo pueden desintegrar los hombres, así como tampoco pueden convertirse los hijos a la nada que eran antes que sus padres se casaran".

Papelucho se convertiría en el portavoz de los niños, dando a conocer desde la inocencia los problemas de los más pequeños y su forma de ver el mundo. El comienzo fue un diario de vida que describió los 365 días del año de un niño para que los adultos fueran los que recibieran el mensaje que Marcela Paz quería transmitir. Decidió no publicarlo, pero un concurso literario la hizo cambiar de opinión.

"Un día hice un extracto de ese libro, no presenté problemas difíciles y lo envié a un concurso. El personaje era Papelucho y es el libro que me ha traído más satisfacciones y el que más me gusta porque quería hacer un personaje bonito, común y silvestre, que fuera representativo de cualquier niño, de cualquiera parte del mundo. Incluso ahora (en 1982), se editó por segunda vez en Francia y esta versión es mucho mejor que la primera de 1951".

Paz comenta que la primera edición francesa de Papelucho le causa gracias porque las ilustraciones retrataban a los personajes de forma muy distinta a como eran los chilenos. "El resultado fue que los personajes eran todos negritos, el papá era muy al estilo caribeño, con terno blanco... Además le colocaron un sombrero mexicano y un estilo de pantalones como de los gauchos... era un desastre".

Además de los doce libros de Papelucho, Marcela Paz escribió 11 historias más, entre las que destacan Perico trepa por Chile (1978), Tiempo, Papel y Lápiz (1933), Soy Colorina (1935) y Caramelos de Luz (1954), entre otros. Los niños y la literatura fueron sus dos pasiones y por ello Esther Huneeus se ganó el reconocimiento en el género de la literatura infantil gracias a Marcela Paz.