—Empezaste a pintar los minerales en 2012. ¿Antes no pintabas? ¿Cuáles eran los temas de tu arte?
—Había pintado desde chica pero como pasatiempo y con distintos materiales, escripto, acrílico, y distintos temas, un tiempo me dio por pintar moteles de esos gringos de carretera, pero el 2011 me regalaron unas acuarelas, pinceles y papeles que agarré el 2012 y me puse a pintar minerales.
—La pregunta del millón: Por qué minerales.
—La verdad partí ejercitándome en acuarela con piedras preciosas. Me gusta mucho lo lejos que puede estar un diamante o una piedra preciosa de uno, y al pintarlas me acercaba un poco a ellas. Como sólo hay 4 piedras preciosas (rubí, zafiro, esmeralda, diamante) al rato la búsqueda en google se me hizo corta y se me ocurrió pintar un cuarzo, el resultado fue mejor de lo esperado y fue ahí que se me abrió el espectro de los minerales. Fui descubriendo que habían minerales con colores impresionantes, también con formas increíbles que quizás nunca vería en persona pero que al pintarlos los hacía míos. Fue como partir una colección y de paso, con esa obsesión, me fui perfeccionando en el uso de la acuarela.
—Relata tu proceso de investigación para llegar a un mineral y que este llegue a uno de tus cuadros.
—Una cosa que me interesa mucho en los minerales es el color que tengan. Hay colores que prefiero por sobre otros y a estas alturas ya conozco más o menos los minerales que tienen esos colores. Lo otro que me gusta es ver qué tan difícil de obtener es el mineral en la vida real. A veces busco un mineral particular y lo pinto, y otras veces el mineral aparece. Por ejemplo hace poco me encargaron un mineral de cobre, que yo no había hecho porque la textura del cobre es muy complicada, además que el brillo del cobre es metálico, pero lo pinté y logré una representación que me dejó contenta. Hay muchas variantes en realidad, pero suelo partir por el color que quiero usar.
—Qué fue lo más difícil de montar esta exposición.
—Como es un lugar patrimonial no hay tantas libertades respecto al montaje, ya que al lugar en sí no se le pueden hacer modificaciones por lo que el montaje propiamente tal ha sido distribuir los cuadros, componer el orden y cómo van y de ahí colgar no más. Quizás lo más difícil fue llegar a la cantidad de obras que ameritaba una exposición individual teniendo en cuenta que supe que la haría a fines de octubre, por lo que fueron 3 meses de pintar con bastante frecuencia, más de lo normal, para llegar a tiempo a enmarcar.
—Crees que agotaste este tema, y vas a pasar a otro, o puede seguir explorando los minerales eternamente.
—Creo que puedo seguir explorando los minerales y lo seguiré haciendo pero éstos para mi fueron o han sido mi entrada a poder pintar lo que quiera con acuarela. Me interesa manejar el medio para poder hacer lo que quiera y tengo ya una idea de lo que quiero ponerme a pintar cuando termine esta exposición. Es un proyecto que no tiene nada que ver con minerales y que supone otro desafío. Me interesa manejar la acuarela lo más cercano a la perfección que se pueda y si quiero pintar caras, paisajes o minerales, pueda hacerlo en la medida en que lo que tengo en la cabeza pueda representarlo en el papel.
—Recomienda a tres otros artistas, nacionales o internacionales, a los que tengamos que poner ojo.
Pablo Díaz Benzo, es el artista chileno cuya obra me gusta más. Pinta al óleo, hace collage y vive en Berlín.
Juana Subercaseaux tiene una obra que admiro, ya que pinta con escripto y óleo paisaje y escenas que creo también son de lo mejor que conozco. Me gusta muchísimo su imaginario.
Laura Callaghan es una ilustradora irlandesa que trabaja con acuarela y cuyo trabajo tiene un tinte feminista que me gusta mucho. Además me recuerda los monos animados que veía cuando chica.