Dejé de leer
Existe un término japonés que se llama tsundoku, que significa comprar libros y no leerlos: ese momento en que pasas por una librería y compras un libro, pero llegas a tu casa y lo pones en el estante junto con todos los otros libros que tienes pendiente leer hace años.
Alguna vez vi una frase que decía algo así como "si te vas con alguien de una fiesta, y ves que en su casa no hay libros, no te acuestes con esa persona". Me quedó dando vueltas y la encontré chistosa, pero a la vez muy sentenciosa porque yo tengo muchos libros en mi casa y en mi pieza, pero ¿cuántos de esos libros he leído realmente?
Existe un término japonés que se llama tsundoku, que significa comprar libros y no leerlos, dejar que se apilen ahí en el estante sin leer, en las repisas o veladores. Habla acerca de ese momento en que pasas por una librería y compras un libro que crees que necesitas porque tiene olor a libro nuevo, pero llegas a tu casa y lo pones en el estante junto con todos los otros libros que tienes pendiente leer hace años. Culpable.
Y no es que no lea, me gusta leer, pero cada vez que tomo una novela, en la mitad me da ansiedad y no logro terminarla. Las únicas veces en que puedo leer un libro completo es cuando estoy de vacaciones.
Conversábamos la otra noche que la cantidad de estímulos diarios, sumados con Internet y la rapidez del día a día, hacen que sea casi imposible parar a leer un libro. Y es que uno se sentiría mal, tal vez, sentado un lunes a mediodía (asumiendo que soy freelance) en el living de tu casa leyendo una novela policial mientras todo el mundo avanza y avanza a la velocidad de la luz, ¿no?
Sin querer, el ritmo que llevamos -o creemos que llevamos- nos impulsa a sentirnos frustrados si diariamente no cumplimos metas de actividades rentables, y entre esas, leer un libro sería casi una falta de respeto. A mí me pasa frecuentemente que paso horas en el computador pensando en las cosas que tengo que hacer y, finalmente, pierdo más tiempo pensando en ser productiva que siéndolo en verdad.
De todas formas, culpar a la tecnología me parece irresponsable. Supongo que aquí deberíamos ser nosotros los capaces de saber ocupar bien nuestro tiempo, pero siempre llego a la misma tregua.
Estuve viendo que al Austin Kleon (el autor de Steal like an artist) le preocupaba lo mismo, y hasta hizo una lista para poder dejar de lado el famoso tsundoku y poder retomar ese momento de silencio y lectura que, al menos algunos distraídos como yo, hemos perdido por tarados y procrastinadores. Dice lo siguiente:
Cómo leer más:
-Tirar el teléfono al océano (o ponlo en modo avión).
-Lleva un libro siempre contigo.
-Ten otro libro listo antes de terminar el que estás leyendo (ten unos cuantos libros por leer o llena tu e-reader).
-Si no estás disfrutando el libro que estás leyendo, deja de leerlo inmediatamente (lanzarlo lejos por la pieza ayuda).
-Agenda una hora al día para leer en tu calendario, como si fuera una reunión importante (puede ser en viajes, almuerzos, o levantándote una hora más temprano).
-Ten una lista de lectura y compártela (la gente incluso podría recomendarte más libros buenos).
Creo que a esa lista le agregaría leer en la cama antes de dormir. Siempre me ha parecido la manera más tranquila, bonita y anciana de leer un libro, sin tele ni ruidos.
Y es que los abuelos siempre han sido personas muy sabias.
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