Al funeral asistieron numerosas personalidades del mundo artístico chileno entre ellos el cineasta Patricio Guzmán, Hugo Lagos de Quilapayún y Eduardo Parra de Los Jaivas, también personalidades del mundo político francés y un gran número de chilenos residentes en Francia.
Su hermana Isabel y su hija Javiera viajaron especialmente hasta París para darle el último adiós.
En una ceremonia cargada de emoción, la embajadora chilena en Francia, Marcia Covarrubias leyó el mensaje de condolencias que enviara la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, en donde subrayó la importancia de Ángel Parra en la creación y difusión de la música chilena en el mundo, además de destacar su personalidad luchadora y altruista.
Una Javiera Parra visiblemente conmovida rindió homenaje a su padre interpretando "Canción de Amor". Mientras que los músicos chilenos que tocaban regularmente con él interpretaron un emotivo "Rin del Angelito".
Amigos franceses del cantante invitaron a las autoridades presentes a otorgarle el nombre de Ángel Parra a una calle en París, puesto que consideran que fue un actor mayor en el desarrollo cultural, especialmente en su barrio.
Mientras un diaporama recorría su vida desde sus comienzos hasta sus últimos días de fondo se escuchaba la música de Jacques Brel, "Quand on a que l'amour", prueba de su cercanía con la cultura francesa.
Las cenizas de Ángel Parra serán repatridas a Chile para que reposen en su ciudad natal, Valparaíso.
Exilio en Francia
Desde joven que Ángel Parra cultivó una relación especial con Francia, comenzando en los años 60 cuando acompañó a su madre, Violeta Parra, a una gira por Europa. Desde allí trajo ideas innovadoras que tomarían forma en la famosa Peña de los Parra ubicada en Carmen 340. Sin embargo, en esa época nunca se imaginó que el destino lo llevaría a vivir más de 40 años en ese país.
Luego de su paso por el Estadio Nacional y el centro de detención Chacabuco, Ángel Parra se ve obligado a tomar, como miles de otros chilenos, el camino del exilio, comenzando en México y finalizando en Francia.
Es aquí donde comienza una parte más desconocida de su historia, pero que resultó muy importante para la diáspora chilena. El músico chileno residente en Francia Vladimir Rafael, explica que Ángel Parra utilizó su fama para dar a conocer a nivel mundial el drama que se vivía en Chile. "El hecho de que Ángel participara en eventos de solidaridad con Chile o hablara de la situación que se vivía allá, era muy importante para el público, ya que él no solo se presentaba como cantante, sino también como ex-preso político".
Su amigo y director del Teatro Aleph en Francia, Óscar Castro, resalta la humildad y generosidad que siempre tuvo con la comunidad chilena. "Él estuvo en los más reconocidos teatros de Europa, sin embargo, nunca dejó de ir a las peñas organizadas por las asociaciones chilenas o por el Club de fútbol".
De igual forma, Castro señala que Parra siempre tuvo un compromiso con la difusión de la cultura chilena a las nuevas generaciones. "Por eso hizo un disco con canciones infantiles de cuando nosotros éramos chicos, como Caballito Blanco y otras, para que los niños chilenos en el exilio no cortaran los vínculos con el país de los padres".
Al igual que en los tiempos de la Peña de los Parra en Chile, Ángel Parra no tuvo miedo de fusionar sonidos ni de probar nuevos instrumentos. "Ángel desarrollo una actividad preciosa con grupos musicales franceses. Enriqueció el folclore introduciendo en chelo, la flauta traversa y el piano. Mezcló los instrumentos europeos con el folclore chileno", agrega el director de teatro.
El ciudadano Parra
Una vez que la democracia retorna a Chile, un gran número de exiliados vuelve a su país, entre ellos Ángel Parra. No obstante, este retorno no sería definitivo para el cantautor. Durante su estadía en el país galo Parra creó vínculos que no podrá abandonar nunca más. Según su amigo Hernán Saavedra, es una dificultad a la que se enfrentan muchos chilenos ya que "uno echa raíces en el lugar. Están los hijos, los amigos, la casa… hay que ver que hemos pasado más de 40 años acá".
Es en Francia que encontró a la que sería su compañera hasta el fin de sus días, Ruth Valentini, ontuvo la nacionalidad francesa y descubrió un barrio que adoptaría como su segundo hogar, el barrio de Pernety. Aquí Ángel Parra vivía como una personal normal, lejos de la fama de su familia. "Este era su barrio y aquí él era conocido no por ser el hijo de Violeta Parra –para las personas sensibles o comprometidas con el tema de Chile- sino que Ángel representaba la memoria viva de todo un periodo y aquí era conocido por su cercanía con la gente, era un músico apreciado", explica Dominique Mazuet, dueño de la librería Tropique, lugar donde Ángel presentaba sus libros en francés.
Sin embargo uno de los lugares emblemáticos donde Ángel Parra pasó sus días en París fue el "Café Au Métro 14", un bar-restaurant que por fuera se parece a cualquier otro bistró francés, pero que en su interior se encuentra la calidez y la convialidad de una taberna latina. Un lugar donde la gente se saluda de beso y que todos son bienvenidos a ser parte de la conversación.
Sus amigos y clientes habituales del café Pierre Marcon y Michèle Desbont aseguran que pese a pasar una buena parte de su vida en Francia, Ángel nunca dejó Chile. "Siempre tuvo un sentimiento de estar compartido, de estar dividido en dos porque pese a todo, Chile siempre fue su tierra", señala Desbont, mientras que Marcon agrega: "Estaba tan apegado a Chile como a Francia. Ángel encontraba que aquí lo habíamos acogido bien".
Este sentimiento lo habitó hasta la hora de su muerte, permitiendo a todos los que compartieron su vida en Francia de rendirle un último homenaje en esta tierra, pero que sus cenizas reposen en la tierra que lo vio nacer, Valparaíso.