No cabe duda que en todo orden cosas, digamos, tanto en deportes, como en la literatura, la política o la música, los ídolos asumen un rol importantísimo en lo que respecta a los grados de influencia. Y es que los jóvenes suelen elegir un camino por afinidad: ya sea por creencias, gambetas, valores o canciones, deciden emular, acaso homenajear a los que consideran sus referentes.

En el caso de la música, Chuck Berry se erigió como una suerte de padre: fue ese ídolo por el que cientos de miles se interesaron en el rock and roll. Uno de ellos Keith Richards, legendario guitarrista de los Rolling Stones, quien lo consideraba un espejo. El vínculo que ata a ambos se puede apreciar con facilidad en buena porción de los solos de los Stones, sobre todo en la primera etapa de la agrupación.

Rock and roll, admiración… y peleas

La relación Berry-Richards daría para mucho. 1987, por ejemplo, los tendría como protagonistas. El guitarrista de los Stones veía realizado por fin uno de sus más anhelados sueños: trabajar codo a codo con su ídolo en Hail! Hail! Rock and roll, concierto-documental que precisamente tenía por objetivo homenajear la obra de Berry.

Sin embargo, no todo sería color de rosas: mucho se especulaba con el mal carácter de la leyenda del rock and roll, se decía que era un tipo difícil de llevar. Escenario que comprobó Keith Richards mientras ensayaban "Oh, Carol", himno de Berry que los Rolling Stones reversionaban desde los sesenta. Al momento del solo de guitarra, el alumno intentó impresionar al maestro, y lo tocó con total confianza.

Pero para su sorpresa, Berry lo interrumpía súbitamente: "No, no, así no es. Te lo digo yo, que lo he compuesto. ¿Quieres hacerlo bien?". Un golpe al ego. Richards no estaba acostumbrado a ese trato, sin embargo, se tragó la frustración e hizo caso a su referente, atento a la lección express que recibía. No había manera de que se rebelara ante él.

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Pero no sería el único episodio polémico que protagonizarían. Seguramente el momento más tenso en la relación, la relataría el propio Richards en el programa de Jimmy Fallon. Ante la consulta del conductor, el guitarrista afirmaba que un día Chuck Berry lo golpeó en el rostro.

"Entré en su camerino y vi allí su guitarra, metida en una caja. Y me dije: 'Venga, Keith, dale solo un toque a esa guitarra'. Y lo hice. Entonces llegó Chuck y me dijo: 'Nadie toca mi guitarra'. Y me dio un puñetazo en la cara", narró el guitarrista de los Stones, agregando que fue uno de los grandes "hits" en la carrera de su maestro.

Por supuesto, estas situaciones no empañaron para nada la relación que sostenían. Keith lo amaba y, nada más al confirmarse la muerte de Berry, compartió en su cuenta de Instagram varias fotos donde se los puede ver juntos.

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