Una exclusiva recopilación realizada entre colecciones privadas y públicas, chilenas y extranjeras, que incluye pinturas, dibujos, fotografías y esculturas, da vida a esta inédita exposición que se presenta en las 2 salas principales de exposición del Centro Cultural La Moneda, entre el 23 de marzo y el 28 de mayo.

La muestra rescata la expresión del movimiento de la abstracción en Chile, desde sus inicios, con la simplificación de las formas, hasta el desarrollo de un arte concreto y constructivo que explora nuevos lenguajes, más cotidianos y cercanos, integrando el arte con elementos de la arquitectura, la ciencia, el diseño, el urbanismo, la literatura y la música.

Es la primera vez que se realiza en nuestro país una muestra de arte abstracto de esta magnitud, poniendo en valor el trabajo realizado por un movimiento, muchas veces desconocido, de destacados artistas como: Matilde Pérez, Mario Carvajal, Ramón Vergara Grez, Elsa Bolívar, Joaquín Torres García, Cornelia Vargas, Federico Assler, entre muchos otros.

Abstracción emergente (sala Andes)

Sala Andes reúne a los artistas cuyas obras conforman el primer y segundo intento de ruptura con la visualidad figurativa del arte en Chile durante la primera mitad del siglo XX. Las obras que aquí se exhiben buscan dar a conocer, además de los procesos creativos, los archivos, las fotografías y la documentación que nos permiten contextualizar y reconstruir los acontecimientos, sus protagonistas y las principales ideas y estrategias de esta renovación que buscó establecer un lenguaje artístico universal.

Es el poeta Vicente Huidobro uno de los protagonistas del auge moderno en nuestro país, y el nexo vital de los artistas chilenos con la vanguardia parisina desde donde se alimentan e inspiran. Tal es el caso del Grupo Montparnasse (1923 – 1930), fundado por Luis Vargas Rosas, quien también reside en París junto a un grupo de creadores chilenos que se relacionan con artistas europeos como Pablo Picasso, Juan Gris y André Lhote. El uruguayo Joaquín Torres García por su parte, luego de una larga estadía en Europa, donde también puede alimentarse de las corrientes modernas y vanguardistas, colabora e impulsa la creación de un movimiento abstracto con identidad latinoamericana y particularmente precolombina, dando cuenta así también de las relaciones e interacciones de los artistas chilenos, brasileños, argentinos y uruguayos por medio de un movimiento que adquiere un carácter continental.

En nuestro país, serán los jóvenes estudiantes de arte quienes primero adscriban a los postulados del arte geométrico y abstracto de vanguardia. Comenzando por el Grupo Rectángulo (1955-1960), liderado por Ramón Vergara Grez y luego, la refundación de esta tendencia artística a través del Movimiento Forma y Espacio, integrado entre otros por Gustavo Poblete, Elsa Bolívar, Carmen Piemonte y Claudio Román. Este será el segundo impulso renovador de los estudiantes de arte, el que da inicio y alimenta la llegada y desarrollo del arte abstracto, geométrico, concreto y cinético que revoluciona el panorama cultural chileno.

Integración de las artes (sala Pacífico)

Los efectos del segundo momento de la abstracción y geometría en el arte chileno se hacen presentes en Sala Pacífico, abarcando desde la década de los sesenta y hasta obras realizadas en los últimos años. La selección exhibida refleja la relación de los movimientos abstracto, geométrico y constructivo con el espacio público y sus habitantes.

El catálogo de la exposición de 1962, que acompañó al Movimiento Forma y Espacio, derivado del Grupo Rectángulo, declaró que "el arte debe contribuir al desarrollo espiritual de la nueva sociedad…" revelando así la visión de quienes deseaban transformar el mundo por medio de su creación artística. Para ello, debieron generar un arte funcional, que pudiese relacionarse con la vida cotidiana. Es así como la noción de arte se amplía a través de la integración de diversas disciplinas como la arquitectura y la música, entre otras. Murales y esculturas se apropian de la ciudad y sus más diversos espacios, desde estaciones de metro, centros comerciales, hasta un paso bajo nivel, llenando de color, formas y movimiento los espacios públicos. Los artistas persisten en su relación con la vida, acercando su obra por medio de ferias, manifiestos, exposiciones y hasta programas de televisión donde explican sus creaciones de arte abstracto, geométrico, concreto y cinético, haciéndolas accesibles para todos.

Hacia fines de la década de los ochenta, los eventos históricos, los cambios sociales y de gusto, ponen a prueba el ímpetu inicial de los artistas abstractos y geométricos que terminan por disolverse como agrupación. La persistencia del trabajo de algunos de ellos, quienes continúan hasta hoy en su experimentación y que han mantenido su adscripción a la geometría y abstracción, es testimonio del ímpetu inicial, pero más aún, de la integridad del movimiento y de su renovada vigencia en la sociedad actual.