—¿Cómo vivieron este debut en Lollapalooza?
—Increíble, felices, contentos por todo el apoyo y por lo lleno que estaba. Presionados y felices.
—¿Imaginaron que tendrían esta convocatoria?
—Las expectativas se superaron. Como era una presentación tan temprano no veníamos con muchas expectativas, porque Max había venido antes, comenta Vicente Siriany "El Rucio". Pero yo no hubiese venido a esta hora, dice Max Vivar riendo.
—¿Cómo describirían el momento en el que están actualmente en la música?
—Estamos en un momento de maduración, no me gusta la palabra consagración. Estamos en un momento de madurez, no quiero decir vejez. Nos damos cuenta que ya avanzamos nueve años y el próximo año son 10, entonces es una década desde que decidimos juntarnos a ensayar en una sala en el centro de Santiago, para construir esto que pretendía ser un acompañamiento para la gente para dar felicidad, hacer un nanai a los que sufrían por amor y de repente Villa Cariño entendió que podía ser más que eso. Nos hicimos parte de los movimientos sociales, del movimiento estudiantil, de algo más que simplemente divertir. Nueve años después de que nacimos, nos dimos cuenta de eso, de la tremenda responsabilidad que tenemos y que en estos momentos que nosotros decidimos decir ciertas cosas, tocar ciertos temas que pueden ser polìticos, que pueden ser de la contingencia, tenemos que ahora actuar con mucha más responsabilidad. Somos bien críticos, creemos que también nos podemos equivocar, pero estamos siempre atentos, con mucha discusión interna. Creo que estamos bien, tenemos un público que nos apaña, y al mismo tiempo estamos conscientes de que somos artistas que tenemos la responsabilidad de hacernos presentes con las canciones de amor, pero también con las canciones que apoyan luchas y que apoya la memoria. Queremos estar siempre abrazando y estar al lado de la gente que nos apoya, en compromiso total con esa gente.
—¿Era Lollapalooza una meta que se plantearon?
—Siempre es rico tocar en un festival, afirma Vivar. Felipe Garcés, "El Feli" agrega: quizás no era una meta, yo creo que fue más una consecuencia. Supongo que nos sirve tanto a nosotros como al festival, por eso no sé si es una meta, pero es rico estar aquí y compartir con otras bandas, un escenario con artistas nacionales e internacionales.
Max aclara que podría haber sido una meta tocar aquí con un marco grande de público. Ir a Lollapalooza y demostrar que ahora podemos, pero no para demostrar si no para ver que somos capaces de hacer un show internacional. Lo discutimos harto y esa meta sí se cumplió porque vi banderas de otros países cantante nuestras canciones, países a los que hemos ido, fue bien bonito. Habían banderas de México, de Perú, amigos villanos y villanos de Perú que vimos cuando tocamos en Lima, y estaban aquí bajaron a vernos. La meta personal del grupo se cumple porque estamos orgullosos del trabajo que hicimos.