James Hetfield, figura del thrash metal en su juventud y sinónimo de rock para las masas en su adultez, llega a un salón del Movistar Arena y, un par de horas antes de su presentación de anoche con Metallica, parece observar su existencia como cualquier hijo de vecino: habla de sus hijos, el gusto de su mujer por Ricky Martin, Trump, lo mucho que aún le irrita el incidente con Lady Gaga en los Grammy y la satisfacción de tocar en un festival como Lollapalooza.
—¿Le gusta estar en un evento que hoy es sinónimo de música comercial?
—¿Sabes? Nos da igual. Nos da lo mismo como se llame, ya sea Lollapalooza, Download o Glastonbury. Nosotros sólo queremos tocar y representar la música de Metallica. Sin duda que son eventos diferentes, pero cuando estoy ahí veo caras, lo que tú quieres es hacerlos felices. Yo amo los festivales como éste, porque no es solamente público de Metallica, sino que también gente que puede disfrutar de un DJ, lo que para nosotros es un gran reto.
—¿No extraña los viejos tiempos? Metallica debutó en Lolla 1996 con Ramones, Soundgarden y Devo.
—No mucho. De hecho esos años fueron mucho más complicados, porque muchas personas creían que Metallica no debía estar en un escenario como Lolla, era como 'ellos no son suficientemente alternativos'. Y yo creo que nosotros éramos muy alternativos para lo que se hacía en esa época. Para mí la diversidad sigue siendo genial. La electrónica o el hip hop no son estilos que yo disfrute, pero cuando veo a niños o personas haciéndolo, me doy cuenta que eso es lo único que importa.
—Muchos fans chilenos dijeron: "¿por qué Metallica toca en un festival pop como Lolla?". ¿No le cansa que desde hace décadas sus fans parecen constantemente poner a prueba cada paso del grupo?
—Desde el día uno me he sentido bajo un microscopio. Siempre se trata de lo que se supone que debes hacer. No me importa lo que digan, somos artistas y todos son bienvenidos. Hay personalidades que yo no puedo controlar. Hay fans hoy enojados porque piensan que ahora son otras personas las que hacen el show, pero eso es su problema.
—Además, hoy tocan para viejos fans y también para niños y la familia.
—Claro, cuando éramos jóvenes nuestros únicos fans eran nuestros amigos y todos vivíamos las mismas luchas. Ahora estamos todos más viejos y es maravilloso pasarle la música a nuestros hijos, y luego ellos a sus hijos. Ver tres generaciones en nuestros shows es increíble. Aunque yo jamás habría ido a un concierto de Metallica con mi padre o madre (se ríe).
—¿Por qué?
—Quizás con mi hermano, pero hoy no hay problema con que seas visto con tu padre en un recital, de hecho se ha convertido en una oportunidad para forjar lazos familiares.
—Muchos de los nuevos fans los han descubierto por internet. ¿Cambió su percepción luego de la histórica controversia con Napster?
—Eso fue hace mucho y las cosas han cambiado desde entonces. Metallica está interesada en llevarle música a todas las personas, y hay formas distintas de hacerlo, por lo que hoy no es inteligente tener una mentalidad pequeña e ir contra la corriente. El negocio cambió, nosotros también, y eso necesitas adaptarlo a tu esencia única, siempre respetando el estilo Metallica, nuestra esencia. Hay que aceptar las cosas cómo son.
—¿Le gusta que hoy la música de Metallica se escuche en formato digital, y no tanto en vinilo o CD?
—Me gustaría que cada uno tuviera un estudio en su casa y pudiera escuchar la música igual que nosotros, pero es imposible (se ríe). Cualquier forma que a gente tenga para escuchar música es válida, hay personas que gastan mucho dinero en artículos para eso, y dicen que los vinilos son mejores… Para mí lo más importante sigue siendo la composición de las canciones. Mis niños oyen sus temas en sus pequeños audífonos y ellos lo disfrutan
—¿Lo irrita aún el incidente con Lady Gaga en los Grammy, cuando no funcionó su micrófono?
—(Se ríe) Después vi el show en TV y estaba muy enojado. Es que en todos los ensayos todo funcionó perfecto, pero de pronto algo se salió de control, no sé que habrá pasado. Pero lo mejor de todo fue compartir con ella. Es una persona muy integral y colaborativa. Cuando nos invitaron a los Grammy, dijimos "si, por supuesto" y luego nos comentaron que ellos querían que compartiéramos escenario con alguien, querían hacer algo interesante. A mi me alegra mucho que ella haya estado disponible para tocar con nosotros.
—¿Le gustaría volver a los Grammy?
—Seguro, pero tendría que haber dos micrófonos, uno al lado del otro (se ríe).
—¿Y a futuro podría trabajar con una artista como Lady Gaga?
—No tengo interés en eso. Pero el sólo estar con ella me entregó una energía diferente, ella va más allá de los límites, como nosotros.
—¿Tiene alguna opinión sobre Donald Trump?
—Todos la tienen, pero yo me la reservo, se queda conmigo. Soy un artista, un cantante que toca la guitarra en una banda de rock. Odio la política, no quiero hablar de política, eso separa a las personas y yo quiero conectarlas con la música. No es algo importante para mí. A mí me encanta hablar de lo que pienso, pero al final creo que se interpone en las personas. Prefiero mantenerme fuera de todo eso, porque polariza a las personas, y al final causa que no se entiendan entre ellas. Si yo ahora te digo "yo amo a Trump" u "odio a Trump", alguien puede decir "entonces ya no me gusta su música", lo que es muy tonto. Entonces, prefiero reservar mi opinión.
—Esta América, ¿es una nueva América?
—Siempre lo es cuando alguien nuevo asume, pero tiene que ver con un balance: tienes a la izquierda, tienes a la derecha, y algunas veces va una y luego otra. Estar en el medio siempre es lo mejor.
—Para muchos especialistas, hoy la música popular parece dominada por el pop y la electrónica. ¿Cómo sobreviven a eso y cree que el rock aún sigue siendo una fuerza vigente en la escena actual?
—La verdad, no tengo idea sobre el futuro del rock o del heavy metal, sólo estamos haciéndolo lo mejor posible. Hemos estado juntos por 36 años y hemos visto muchas nuevas modas y tendencias, desde el grunge al hip hop y la música alternativa, muchos tipos de música que van y vienen. De alguna forma, el rock siempre está ahí, y la buena música siempre encuentra la manera de mantenerse vigente.
—Con respecto a los adolescentes que hoy siguen a Metallica, le propongo una prueba: si tuviera que elegir cuatro discos de los últimos 60 años que según usted representen lo mejor del rock, incluyendo uno de Metallica, ¿cuáles escogería para mostrarle a las nuevas generaciones?
—(Lo piensa) Bueno, lo que puedo decir es que cuando llevo a mis hijos al colegio, cada semana escuchamos un grupo diferente. Lo que hago es, por ejemplo: "bueno, esta semana tenemos a los Ramones, a la siguiente a los Beach Boys". La idea es que siempre sea diferente. Luego AC/DC, Led Zeppelin, luego algo de música pesada, aunque no les gusta mucho, como el caso de Black Sabbath. Yo les muestro el material, pero ellos tienen la posibilidad de tomar sus propias decisiones. Las próximas generaciones deben tener el derecho de escuchar la música que a ellos les guste. A mí no me gustaba la música de mi padre, a él no le gustaba la mía, pues cada uno es una persona distinta y tienen sus propios gustos. Mis hijos tienen sus propias elecciones. De hecho, mi hija el otro día me sorprendió y me dijo "¿sabes?, mi artista favorito es Elvis". Ella ama a Elvis y tiene 15 años. Mi hija de 18 ama a Cage the Elephant.
—¿Qué es lo que más ha escuchado en Spotify estos días?
—Como tocamos con Iggy Pop en México, lo he estado estudiando mucho, en su época con los Stooges.
—Mientras su mujer escucha Ricky Martin y Enrique Iglesias, ¿no?
—¡Esa es su elección! (se ríe). Conocí a Ricky y es una persona muy amable. Pero no le causa nada a mi corazón, pero ella sí que lo disfruta.