Después de Colo Colo ya no es de Chile —escrito junto a Dante Faúndez— y de Soy Periférico, el creador de Noesnalaferia, Richard Sandoval, escribió un tercer libro compuesto por 49 columnas en su mayoría inéditas. El periodista clasificó sus escritos en los capítulos "Ayer", que narra vivencias de su infancia y adolescencia, "Hoy", que da cuenta de su visión de la actualidad chilena y, finalmente, "Tanto duele Chile", en donde Sandoval entrega desde varias crónicas las razones por las que considera a Chile una "tragedia".
Pero no solo refleja una perspectiva triste de nuestro país. "Tanto duele Chile habla también de un carácter muy propio de los chilenos, el del afán permanente por hacer frente a la tragedia, de reaccionar a lo que sea que venga y seguir adelante. La actitud de estar siempre vivos, alerta a la catástrofe, es forjadora de toda nuestra idiosincrasia popular, y lo vemos cada año ante los desastres naturales, como el incendio en la zona centro sur en el verano, lo que está retratado en la crónica final del libro. La resiliencia es el alma de Chile", explica el periodista.
A lo largo de estos tres capítulos que dividen el libro, Richard Sandoval expone la idiosincracia y contigencia chilena desde la mirada del chileno promedio. Valorando las cosas simples como una torta de cumpleaños y lamentando las injusticias que siguen hasta hoy como las jubilaciones precarias y el alto pago por educación superior. En Tanto duele Chile se muestran las deficiencias de nuestro país con una mezcla de nostalgia y humor, una amalgama necesaria para que sobrellevar las falencias del día a día: "Hice el esfuerzo para que en el libro también existiera harto humor y ahí hay varios textos en los que uno inevitablemente se ríe, como el del Transantiago".
—A tres años de la publicación de Soy Periférico, ¿Por qué lanzar otro libro ahora y no más adelante, quizás con más material entre un libro y otro?
—Desde siempre, desde que soy adolescente, desde que estoy en el colegio, que para mí escribir ha sido una necesidad imperiosa para poder expresar las cosas que me pasan. Yo empecé en el colegio escribiendo poesía, ese fue el primer registro en el que me moví, en el taller literario del colegio en segundo medio. Cuando entré a estudiar periodismo, ahí recién comencé a experimentar el escribir desde la prosa, la narrativa, desde la crónica que es el registro en los que se mueven mis textos actualmente, combinando muchas cosas poéticas con el código periodístico. Para mí todo lo que ha pasado en torno a la escritura de mis libros es algo que se ha dado de forma natural, de hecho este libro Tanto duele Chile se hizo a partir de un ofrecimiento que me hizo Los libros de la mujer rota, el anterior, Soy Periférico, también fue un ofrecimiento que me hizo la editorial Contragolpe. En ese sentido, los libros han sido una consecuencia de mi escritura que ha sido muy prolífica desde siempre porque siento que no me puedo aguantar escribir, estoy escribiendo todas las semanas cuando siento el impulso por escribir a partir de algo que veo, algo que me conmueve, de una injusticia, de algo hermoso, lo hago. Es como mi necesidad vital escribir. Los libros son netamente una consecuencia de ese impulso.
—Soy Periférico se enfoca más en lo que es la vida de barrio, mientras que Tanto duele Chile da cuenta de experiencias más personales, al menos al comienzo. ¿Por qué decides hacer este cambio?
—Este libro es bien interesante en ese sentido porque yo lo considero el libro de mi madurez y creo que es un libro con el que me puse también a cerrar un ciclo en mi vida. El libro está dividido en tres capítulos que de alguna manera cuentan una progresión de lo que a mí espiritualmente me ha pasado desde que comencé a escribir. En el primer capítulo "Ayer" trato de cicatrizar muchas heridas, siempre mi escritura ha estado ligada profundamente con el sufrimiento, con el despojo, la pérdida, que ha sido parte crucial de mi vida, con la muerte de mi papá cuando yo tenía 11 años, eso fue un quiebre muy importante para mi emocionalidad futura. Con ese capítulo, yo quiero expresar de alguna manera que ya estoy adulto, que ya no va ser una clave en mi vida las pérdidas, o las dificultades que tuve para poder ser profesional, cuando me tuve que salir de la universidad por una depresión... de hecho hay un texto que cuenta profundamente lo que fue para mí ese proceso de depresión que fue algo muy íntimo que nunca había contado. En el segundo capítulo ya se habla desde una adultez, hablo desde el presente, de lo que pasa en la bohemia, lo que pasa en la noche, en los bares, en las fuentes de soda, de personajes que a mí me han marcado últimamente, como Don Hernán del Bar Serena. El tercer capítulo, que es el que le da el título al libro, es netamente sobre desigualdades sociales, ahí yo desaparezco como personaje, porque soy yo exponiendo situaciones de indignidad en que viven muchos chilenos, lo que nos lleva a sintetizar de alguna manera que Chile es una tragedia para mucha gente. Chile es una tragedia para los endeudados del CAE que tuvieron que dejar sus sueños atrás, para los tres mil chilenos que mueren al año porque no hay suficiente camas en los hospitales, para los jubilados que ganan $100.000 como pensión. El libro es ese viaje: del yo cicatrizando mis heridas del pasado, luego observando el mundo en el que me muevo, exponiendo que los dolores son muchas veces de cientos de millones de chilenos, no solamente mío. Eso se puede hacer yo creo, solamente una vez que se asume la cicatrización de la herida personal.
—¿Cómo fue el proceso de selección de las columnas?
—No fue un proceso tan difícil porque el libro nació como libro inédito, esta es la experiencia de mi primer libro inédito. La primera columna que escribí es "La estampida de Pío Nono", que nació de un proyecto que finalmente no se desarrolló en que me invitaron de un diario a hacer columnas, después el director de ese diario se fue, y yo me quedé con las ganas de seguir escribiendo. A partir de eso yo había hecho un punteo de todo lo que quería retratar y seguir haciendo crónica, todas las que estaban guardadas por allí llegaron a convertirse en un libro inédito, en ese proceso. En Los libros de La Mujer Rota querían hacer su primer libro de crónicas, ahí yo me puse el objetivo de seguir escribiendo columnas y crónicas. Hay muchos códigos de contar y observar y una vez que el libro ya estaba casi terminado, Jorge Núñez, el editor del libro, me dijo que sería bueno que pusiera algunas columnas que más repercusión habían tenido el último año en Noesnalaferia. Así fue como se decidió poner la columna de Donald Trump, la de inmigración, la columna "Los osos existen", y así varias otras columnas. El libro se compone en un 80% de textos inéditos y un 20% en textos ya publicados, todo en un trabajo de reedición muy interesante y muy rico.
—¿Qué otros temas te gustaría incorporar en un próximo libro?
—A mí me quedó gustando mucho con este libro la idea de perfiles de personajes que expresen una situación que puede complicar o afligir a muchas más personas. Por ejemplo, en este libro está una de mis columnas favoritas que se llama "Juan Pablo Rojas", que es un perfil del líder del proyecto Deuda educativa, que busca que se condonen las deudas de los estudiantes del CAE, o que se apliquen acciones para terminar de cobrar con usura. Su historia es muy dramática, pero muy decidora de cómo se vive en Chile. En esa línea, me gustaría seguir escribiendo sobre personajes. En este libro hay muchos textos sobre personajes y tengo un contrato ya firmado con la editorial Planeta y la idea para el próximo año es justamente sacar un libro sobre una serie de personajes que cuenten sobre desigualdades sociales y de cómo se violan los derechos humanos de nuestro país. Porque Chile habla mucho sobre violación de derechos humanos en otros países y poco de como en nuestro propio país no tenemos derecho a la educación, a la vejez digna, etc.