El nuevo aterrizaje en Chile de Bruno Mars ya tiene coordenadas definidas. Y se trata, por cierto, de un regreso estelar, a la altura del lugar que el cantautor de origen hawaiano ocupa en el actual panteón del pop mundial. Tal como adelantó Culto la semana pasada, la estrella estadounidense se presentará por primera vez en el Estadio Nacional el próximo 28 de noviembre, en el que será su segundo concierto en la capital desde el despegue de su carrera solista, en 2010. Las venta general de entradas, en tanto, comenzará este miércoles 10.
A cinco años de su hasta ahora único show en Santiago, en enero de 2012 en el Movistar Arena, el autor de "Just the way you are" vuelve al país convertido en una de las figuras más rentables y mejor posicionadas de la industria anglo. Por lo mismo, la productora DG Medios -que hace algunos días calentó el ambiente subiendo a Facebook un elocuente video de Mars cantando "Moonshine"- definió en marzo que el retorno de éste se materializaría en el estadio ñuñoíno, donde se espera lleguen cerca de 45 mil asistentes, prácticamente el triple de lo que el artista congregó en su debut en el recinto de Parque O'Higgins.
Todo esto como parte del desembarco en la región del 24K Magic World Tour, la tercera gira en solitario del músico y con la que promociona su disco homónimo de 2016. Un tour que comenzó en marzo en Bélgica y que llegará a Chile luego de cuatro meses recorriendo Norteamérica, donde el solista despliega su espectáculo más apoteósico y ambicioso a la fecha en un show que incluye coreografías, pirotecnia y más de 15 éxitos planetarios.
Como prueba de estas nuevas dimensiones, todas las presentaciones del solista en Sudamérica serán en grandes coliseos deportivos.
Así, el tramo latino del tour parte el 18 de noviembre en Río de Janeiro, para luego continuar por Sao Paulo el 22 (Morumbí) y el 25 en el Estadio Unico de la Plata de Buenos Aires, antes de su llegada a Santiago. Luego, seguirá por el Estadio Nacional de Lima (Perú) para finalizar el 2 de diciembre en el Estadio Olímpico Atahualpa de Quito, Ecuador.
En todas estas fechas el show contará con otro nombre de cierto peso como número de apertura: el cantante y actor estadounidense Joe Jonas, quien estrenará en la región su más reciente proyecto musical, el cuarteto de rock bailable DNCE. A diferencia de otros teloneros escogidos para este tipo de instancias, el que llega ahora junto a Mars brilla con luces propias, ya que además de la capacidad de convocatoria que sugiere la presencia de un ex Jonas Brothers, al grupo -que completan el bajista y tecladista Cole Whittle, la guitarrista JinJoo Lee y el baterista Jack Lawless- le ha bastado un sólo disco para hacerse un lugar en los ránkings y premiaciones como los MTV Video Music Awards, donde el año pasado se coronaron como Mejor Nuevo Artista.
En tanto, las entradas para el concierto saldrán a la venta a comienzos de la próxima semana. Primero, en sistema de preventa, que se extenderá desde el lunes 8 hasta el martes 9, con precios que se darán a conocer en los próximos días. A partir del miércoles 10 será bajo la modalidad de venta general y través del sistema Puntoticket. Los precios para cada ubicación -incluyendo el cargo por servicio- serán de $40.250 (Galería), $56.350 (Cancha general), $69.000 (Pacífico lateral), $92.000 (Andes), $103.500 (Pacífico bajo), $115.000 (Pacífico alto), $138.000 (Cancha vip) y $207.000 (Pacífico medio).
De paso, el regreso de Bruno Mars engrosa la cartelera de grandes eventos para los próximos meses en el Estadio Nacional, recinto que este 2017 sólo ha albergado la Cumbre del Rock Chileno en lo musical, pero que a partir de fines de este año se reactiva con Depeche Mode (marzo) y el megafestival que en septiembre juntará en Ñuñoa a The Who, Guns N' Roses, Def Leppard y Aerosmith.
En el barrio alto del pop
El salto a los grandes estadios no es lo único que refleja la maduración del fenómeno Bruno Mars. Porque si lo que se vio cinco años atrás en Santiago fue un nombre a tener en cuenta, una figura en ascenso que desplegaba sus primeros éxitos en solitario luego de años componiendo para otros intérpretes, el artista que regresa en noviembre llega con el kilometraje y los números de una estrella con todas sus letras.
Además de lanzar su segundo y tercer álbum de estudio, desde 2012 el cantante ha ampliado su alcance en vivo y en plataformas digitales, se presentó dos veces en el popular espectáculo de medio tiempo del Super Bowl -primero en solitario y luego invitado por Coldplay- y sumó cuatro premios Grammy a su estantería.
Además, recibió venenosos comentarios de parte de colegas como Tyler The Creator y Kanye West -signo inequívoco de su renovado estatus- y hasta cambió su apariencia: si hasta hace unos años Peter Hernandez -el nombre real del cantante- aún cultivaba un look discreto y quitado de bulla, que rendía homenaje a sus héroes de antaño con chaqueta de vestir, sombrero fedora y el jopo del joven Little Richard, hoy se planta sobre el escenario luciendo ropa y joyería dorada de estrella hiphopera.
Pero si hubo un punto de quiebre en la carrera del solista, al menos en lo que respecta a impacto global, ese fue "Uptown funk", el hit mundial que lanzó junto a Mark Ronson en 2014 y que consolidó a Mars como estrella transversal y rey de la pista de baile. Un éxito que batió varias marcas al estar más de tres meses liderando las listas -y que ahora cierra su actual show- pero que el cantante ha sabido capitalizar. Sin ir más lejos, son siete los temas que el músico ha ubicado en el primer lugar del ránking Billboard, incluyendo That's what I like, el segundo single de su último LP, que justamente ayer trepó al primer lugar del Billboard Hot 100.