Chaqueta a rayas, zapatillas blancas, piel bronceada, sonrisa impecable. Arnold Schwarzenegger luce como una extensión natural del paisaje de la Costa Azul durante estos días en que los 25 grados a la sombra son parte de la rutina. Quizá es porque vive en California y allá, como en la Costa Mediterránea o en zona central de Chile, el clima es el mismo. Quizá es porque se levantó particularmente radiante, aunque es difícil asegurarlo: el día anterior, durante la presentación en 3D de Wonders of the sea en el cine Olympia 2 de Cannes, lucía más o menos igual y la combinación de ropa era similar.
La mejor respuesta puede ser que el buen humor está a su disposición y que interiorizó un documental donde se predica eso de hablar de la ecología con optimismo. Como narrador y productor de esta película dirigida por Jean-Michel Cousteau y Jean-Jacques Mantello, Schwarzenegger cree que los movimientos ambientalistas, en general, no se han comunicado suficientemente con la gente para hacerle entender los problemas del planeta. Es más, cree que se han comunicado sólo a través del concepto de cambio climático, lo que no logra el efecto buscado.
"Las personas comunes y corrientes no entienden de lo que les están hablando. Creo que hay más que eso: cuestiones más concretas, como la polución, algo que ocurre aquí y ahora y que todos sufren. Siete millones de personas mueren al año sólo por la contaminación. ¿Por qué nadie habla de eso?", dice el actor de Terminator y ex gobernador en una mesa redonda de periodistas en el Hotel Majestic.
La película de Jean-Michel Cousteau (79), hijo del popular oceanógrafo Jacques Cousteau, reclutó a Schwarzenegger como pilar de una obra que no tiene un afán polémico ni se erige como manifiesto. En la línea de las películas de Cousteau padre, la idea es mostrar un universo primoroso y casi fantástico de criaturas submarinas vedadas al ojo humano. Es el tipo de cine expresado en El mundo del silencio, el clásico de Louis Malle y Jacques Cousteau que en 1956 ganó la Palma de Oro en Cannes. Corresponde a estas alturas, y en palabras del propio Schwarzenegger, a "ver el vaso medio lleno y no medio vacío".
Para Wonders of the sea se contó con tecnología 3D y, en particular, las escenas que involucran a los tiburones en el mar cercano a las Bahamas son deslumbrantes. "Por supuesto que la mejor manera de conocer el océano es ir y mojarse, pero aún hoy hay mucha población en el mundo que nunca ha ido al mar. En la misma ciudad de Los Angeles, adyacente al Pacífico, hay miles de niños de las comunidades más pobres que no lo conocen. Para ellos, ver una película sobre el océano puede ser más fácil. Por eso creo en este medio, en el cine", dice Cousteau, que también estuvo en el encuentro frente a la playa del Majestic, en la Costa Azul de Cannes.
Ecologismo republicano
Gobernador de California entre 2003 y 2011, y figura mediática del Partido Republicano, Schwarzenegger no es el tipo de personaje asociable directamente con el ambientalismo. En rigor, es probable que él tampoco se considere un ambientalista clásico y cree en lo que llama "las cuatro patas" de una plataforma ecológica.
"Muchos hablan sólo de una de las patas, que es la sustentabilidad, pero hay otras tres. La primera y más importante es la polución, que es la que se debe comunicar a la gente. La segunda, es crear trabajos "verdes", empresas ecológicas, energía renovable. En California logramos desarrollar más trabajos que cualquier otra industria en esa área. Un ejemplo es el auto Tesla, que fue desestimado en Detroit (la cuna de la industria automovilística), pero que ahora es un éxito y se construye en California. La última pata es la seguridad nacional: no hay nada más seguro que utilizar tu propia energía y no depender de otros países. En vez de ir a buscar petróleo a países que te pueden odiar, creo que es mejor unir fuerzas y buscar nosotros mismos los recursos en las energías solar, eólica, etc.", dice Schwarzenegger, con un evidente espíritu político, más que artístico.
—¿Pero al parecer el Partido Republicano, su partido, está lejos del ecologismo?
—Esto no tiene nada que ver con los partidos políticos, ni con la izquierda ni con la derecha. Tiene que ver con la gente. Los partidos siempre van a querer que ciertas ideas tengan que ver con ellos: que la educación es de la izquierda, que el ahorro y responsabilidad fiscal son de derecha. Eso no tiene que ver. Cuando fui gobernador no dejaba que el Partido Republicano me dijera cómo hacer las cosas. Cuando debíamos aprobar alguna ley no me preocupaba de decir, "esto es republicano, esto otro no lo es". ¡A quién diablos le importa! Lo que vale es la opinión de la gente. Muchas de las leyes verdes que pudimos aprobar en California fueron gracias a que el gobierno de Ronald Reagan, un republicano, había creado las condiciones necesarias. Nixon, otro republicano, creó la Agencia de Protección Ambiental. Y casi un siglo antes, Teddy Roosevelt, también republicano, creó la más grande institución medioambiental de EE.UU, el Sistema de los Parques Nacionales. Pero también Kennedy y Lyndon Johnson, dos demócratas, fueron grandes defensores del medioambiente. En fin, no hay que caer en los trucos de los partidos. Todos vivimos en el planeta Tierra y es nuestra responsabilidad legarles a nuestros hijos un mundo mejor.