Tras varios años de roles secundarios, Roger Moore tuvo su merecido despegue en la década de los 60, encarnando a un fino estafador en una de las series más icónicas de la época, El Santo. Durante siete años, de 1962 a 1967, dio vida a Simon Templar, inobjetablemente uno de los papeles más trascendentes de su carrera. Uno que, además, le abrió las puertas para convertirse en James Bond.

Porque sus grandes actuaciones en la serie británica le permitieron dar el gran salto en 1973: tomar la posta de Sean Connery y convertirse en el Agente 007. No fue el único, tampoco el primero, pero sí el más recordado. Por más de una década, Moore fue ese espía inigualable: dueño del carro invisible y del zapato teléfono. El agente secreto más famoso y seductor del cine.

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Roger Moore como Simon Templar.[/caption]

Desde Live and Let Die (1973) hasta A View to a Kill (1985) se encargó de eliminar el sello fuerte del actor escocés para transformar a James Bond en un elegante y moderno detective.

En total, fueron siete las películas en las que asumió la licencia para matar. Pero pudieron ser más. Y es que, en su autobiografía, My Word Is My Bond, Moore explicó que en 1967 lo fueron a buscar para ofrecerle el papel, lo que lo hubiese convertido en el primer James Bond, sin embargo, distintos compromisos laborales le impidieron en aquel momento aceptar, retrasando la cita hasta seis años más tarde.

Al respecto, cabe destacar, Roger Moore aseguró que las películas del agente secreto no habrían conseguido el mismo éxito si él hubiese sido el primer intérprete, además, elogiando el trabajo realizado por Connery.

"No se hubiera filmado un segundo Bond si yo hubiera actuado en la primera", señaló, agregando que "Sean fue responsable de crear un Bond muy creíble y yo fui responsable de uno caradura".