A diferencia de Carrie Fisher y Mark Hamill, cuyos personajes en las guerras de las galaxias son los que marcaron —y estigmatizaron— su carrera, Ford fue capaz de desmarcarse de su rol como Han Solo.
El contrabandista que deja de lado su egoísmo para defender la causa rebelde contra el Imperio, sigue siendo uno de sus mayores papeles, pero también se le reconoce por Indiana Jones, Blade Runner, y tantos otros personajes que lo catapultaron a la fama.
Antes de Una nueva esperanza, Ford actuó en ocho papeles menores, en películas como Dead heat on a merry-go-round (1966) y Zabriskie Point (1970).
Su primera aproximación a Star Wars llegó con la película American Graffitti (1973), dirigida por George Lucas, quien vio su potencial y lo recordó al momento de elegir el reparto.
Así lo confirmó Lucas en el evento Star Wars Celebration realizado este año.
En un panel con Warwick Davis como moderador, Mark Hamill y el propio Lucas, tras 50 minutos de conversación, apareció Harrison Ford.
El público estalló en aplausos y vitoreos.
De hecho, Ford hizo un par de ademanes de hablar y se contuvo ante el ruido que hacían los asistentes.
Cuando el público se calmó, el intérprete de Han Solo dijo: "Tomará algunos minutos calcular las coordenadas… no, no, no. Toma algunos minutos a la computadora de la nave calcular las coordenadas".
"Le dije a George: puedes escribir eso, pero no lo puedes decir. Necesité como 50 tomas para poder hacerlo", agregó trastabillando con las palabras.
Emocionados, los afortunados fans que presenciaron aquella reunión reían con las bromas y espontaneidad del actor de 74 años.
Aún era posible ver al petulante y canalla, que hace como que no le importa nada, que vive a su antojo, pero que en el fondo se compromete con una causa.
El episodio en que Ford casi colisiona con un avión cuando volaba su propia aeronave, no fue dejado de lado. Davis mencionó que no sabía si podría verlo llegar o si tendría otro vuelo desafortunado. A lo que Ford respondió entre risas: "Fue un buen aterrizaje".
Pero lo que los convocaba era la celebración en honor a Star Wars.
"¿Cómo te impactó Star Wars cuarenta años atrás? ¿Qué significó para ti?", preguntó Davis a Ford.
"No hizo ninguna diferencia en mi vida", dijo tranquilamente el actor. Pero después agregó: "Fue el gran inicio de un increíble viaje, también lo fue para George. Luego volví a hacer trabajos de carpintería y vino nuevamente George y nos pusimos a trabajar".
Luego, quien encarnó al ewok Wicket, se dirigió a George Lucas. Algo que Ford no apreció mucho considerando que se volteó refunfuñando en señal de vergüenza: "¿Qué tiene Harrison que lo hace genial como actor?".
Lucas reflexiona unos segundos y dice: "Desde American Graffitti pude ver que él es realmente talentoso, no tuve que adaptarlo tanto para el papel", y luego recordó que Ford regresó a su trabajo como carpintero ya que -en palabras de Lucas-American Graffitti no fue un gran éxito para él.
"En realidad yo estaba instalando una puerta a Francis Ford Coppola como un favor para su director de arte, con quien construí la puerta ya que no pudo encontrar a nadie que la instalara", aclaró Harrison.
"Cuando estaba terminando la puerta, tú (dijo dirigiéndose a Lucas) y Richard Dreyfuss entraron", agregó.
Lucas puso cara de sorpresa, al parecer no recordaba aquella escena, pero Ford continuó: "Hablamos un poco y eso fue todo. Estaba trabajando, ganándome la vida y felizmente aún lo hago".
Lucas agregó: "Le dije a Harrison que era sobre unas naves que volaban en el espacio, le pregunté si podía volar, dijo que sí, pero aterrizar…"
Todos ríen nuevamente, no dejarán ir el pequeño incidente que vivió Ford con su avión en febrero de 2017.
Finalmente, Ford definió la saga en base a las personas y las historias que estas tienen para contar: "Puedes tener el reparto más capaz en el mundo, pero ellos tienen una historia que contar y la historia que teníamos que contar era más que suficiente. Tenía el perfecto monto de emociones enterradas. Fue el brillante invento de una mitología que sostiene el interés por más de 40 años, y eso le ha traído una serie de costos que afrontar, sobre todo a George".
"Si no tienes una historia que contar, mejor ve a casa", dijo Ford con total aplomo, confianza y tranquilidad de quien se reúne con viejos amigos. Una imagen muy distinta a la mostrada en una entrevista aparecida en The New York Times en 1977.
La periodista Bobbie Wygant fue la enviada por el medio estadounidense para conversar con uno de los protagonista de la entonces novedosa película Una nueva esperanza.
En el texto, Wygant da a entender en sus preguntas que no estaba muy inmersa en la ficción de Lucas y Ford, por su parte, respondía como si estuviera respondiendo el contrabandista Solo: manteniendo la distancia con una pose y gestos faciales que reflejaban que él tenía el control de la situación.
—Trabajar en Star Wars estando rodeado de mucha indumentaria, efectos especiales y cosas que tenías que imaginar, que no estaban realmente allí... La primera vez que viste Star Wars, ¿qué pensaste?
—Bueno estaba encantado por supuesto, y muy orgulloso de la gente que lo creó. Agradecido de ser parte de ello.
—¿Era muy diferente de lo que pensabas?
—No sabía qué tan espectaculares serían los efectos especiales, fui sorprendido por eso, pero tenía una idea de cómo sería el resto.
—¿Algún efecto especial en específico que te haya hecho decir "wow"?
—El plano inicial es una genialidad, no lo quiero arruinar para quienes van a ver la película. Hay una toma de apertura con efectos especiales que gran parte de la audiencia aplaudió, es casi la primera toma de la película. Y eso es muy agradable de ver. Ya sabes que tienes a la audiencia desde ese punto.
—¿Siempre fuiste un fan de la ciencia ficción, de personajes como Buck Rogers o Flash Gordon?
—No, de hecho creo que nunca he visto esas series.
—Yo tampoco.
—Pero George sí. Esta era la película de George y él fue capaz de escribir algo que era accesible a mi inteligencia de tal manera que yo pudiera entender algo que nunca había visto antes.
—Eso es lo interesante para mí, el hecho de que haya gente como tú y yo que dice que no le gusta la ciencia ficción, pero que sí le gusta Star Wars...
—Bueno, es una fantasía, más que ciencia ficción es una fantasía espacial. Al final es sobre las personas y no sobre la ciencia. La energía de la película está en explorar las relaciones de las personas, creo que eso es lo que la hace tan accesible
—Cuando estabas haciendo la película, pienso específicamente en los robots, ¿tuvieron problemas con eso? Porque había gente dentro de ellos.
—A veces había gente dentro de ellos y otras veces no. Habían como 5 versiones diferentes de R2D2 y creo que solo uno de ellos tenía una persona en su interior. Pero nunca hubo mayores problemas para esa persona con toda la tecnología. Por supuesto, las películas se hacen bajo ciertas demandas de tiempo y dinero, es inevitable que haya dificultades, pero había que lidiar con eso.
—¿Creó tensiones en el grupo?
—No, por el contrario, creo que logró una buena energía para lidiar con ellos.
—¿Estás empezando a ver los efectos de Star Wars en tu vida personal, en tu carrera, cosas que no ocurrían hasta ahora?
—Todos tienen respeto por el éxito y esta película claramente lo es, y ha producido un cambio inevitable para mí, claro.
—¿En qué forma?
—Bueno, he tenido que leer más guiones porque hay más gente interesada en mis servicios.
—¿Qué pasa con la gente que te reconoce en la calle? ¿Las personas están empezando a perseguirte?
—Hace como tres días fui a ver la película con una audiencia y me senté junto a una pareja que la estaba viendo por segunda vez y terminé en una conversación donde me decían lo mucho que les había gustado y explicándome de qué se trataba. Yo les pregunté por qué la disfrutaron tanto y, cuando terminó, me preguntaron por qué me fui en medio de la película, si no me había gustado, pero no me reconocieron para nada. Nunca me han reconocido, de hecho al comienzo de mi carrera lo consideraba un problema, porque sentía que interpretaba siempre a la misma persona.
"De seguro eso va cambiar ahora", dijo Wygant cerrando la entrevista hace más de cuatro décadas.
Y tenía razón.