No es exagerado calificarlo como uno de los conciertos más esperados por el público chileno. Desde hace más de una década, Sigur Rós se ha transformado en una de las obsesiones para buena parte del público y la industria local, y su nombre se ha repetido una y otra vez en listas de deseos, foros especializados y en negociaciones con productoras nacionales que, por diversas razones, nunca prosperaron.

Ahora, justo cuando se cumplen dos décadas desde su irrupción discográfica, los fanáticos locales del grupo islandés pueden al fin cantar victoria: tal como publicó Culto este mes, las conversaciones para traer al conjunto a fines de año llegaron a buen puerto y el primer show en Santiago de Jónsi Birgisson y compañía ya tiene coordenadas definitivas: será el próximo 24 de noviembre en el Movistar Arena, y sus entradas saldrán a la venta este martes 6 de junio con precios que irán desde los $28.000 a los $69.400.

El postergado debut capitalino del grupo de Reykjavík, uno de los nombres más celebrados y relevantes de la escena post-rock de las últimas décadas, será en el marco de su primera gira formal por Sudamérica. Un recorrido cuyos detalles serán revelados hoy y que además de Chile contempla fechas en Brasil -donde ya confirmaron un show en Sao Paulo para el 29 de ese mes- y Argentina.

Se trata de una extensión del tour planetario que iniciaron en mayo de 2016, con una serie de presentaciones en solitario y en grandes festivales -como el español Primavera Sound- con las que el grupo puso fin a casi tres años fuera de los escenarios. Desde septiembre pasado la gira recorre diversas ciudades de Norteamérica, y salvo el celebrado concierto sinfónico que presentaron en Los Angeles el mes pasado, el resto de las fechas han incluido el mismo montaje que aterrizará en noviembre en Chile: un show de más de 90 minutos de duración, en el que la banda que completan el bajista Georg Hólm y el baterista Orri Páll Dyrason -tras la partida del tecladista Kjartan Sveinsson en 2013- repasa en formato trío las canciones más populares de los siete álbumes que han editado desde 1997, claro que con el foco puesto en Kveikur (2013), su último LP a la fecha.

A esto se suma un ambicioso espectáculo visual y de luces, sincronizado con las melodías etéreas del conjunto. "Cuando iniciamos esta gira no quisimos simplemente decir 'aquí vamos de nuevo' y pensamos cómo hacer algo que fuera interesante para nosotros", explicó Hólm al diario estadounidense The Boston Herald la semana pasada. "Esta vez decidimos que no llevaríamos orquesta al escenario, somos sólo nosotros tres con el desafío de interpretar canciones como Staralfur -que fue grabada casi completamente con arreglos de cuerdas- en formato trío", agregó.

Además, los conciertos que han presentado hasta ahora han incluido algunas canciones nuevas, las que según han adelantado los propios músicos formarán parte de un nuevo disco de estudio que se encuentra terminado "en un 85 por ciento", y que lanzarían oficialmente durante el segundo semestre.