El periodista y documentalista norteamericano Sebastian Junger ha dedicado más de dos décadas a ser cronista de los principales conflictos armados y crisis bélicas del mundo. Ha escrito múltiples libros al respecto y dirigió el documental Restrepo, sobre la guerra de Afganistán, que fue nominado a un Oscar.
A pesar de su experiencia, el poder generar un registro sobre Siria presentó el desafío más complejo de su carrera. Para empezar, no pudo poner un pie en el país. "Después de cierto punto, quedó claro que ir a Siria siendo un reportero occidental era una misión suicida", confiesa Junger al teléfono. El hecho de que el realizador no haya podido captar con su propio lente la tragedia humanitaria en el país árabe podría haber significado que su documental Siria: Infierno en la Tierra, que se estrena el lunes a las 20 horas en National Geographic (41 VTR, 730 DirecTV), se tradujera en un registro impersonal en incompleto. Pero Junger y su co-director, Nick Quested lograron crear toda una red de contactos en Siria para no sólo conseguir testimonios, sino también imágenes inéditas de la guerra civil. "El documental incluye imágenes que habrían parecido imposibles de obtener hace no tanto tiempo", aseguró el periódico The New York Times sobre el resultado, que incluye registros inéditos en donde los realizadores derechamente lograron dar con vídeos realizados por terroristas.
"Tuvimos la fortuna de poder trabajar directamente con sirios en Siria quienes podían conseguirse las imágenes. Pudimos construir una red de periodistas y activistas en el país que nos ayudaron a contar la historia que queríamos contar", asegura Junger.
Sus realizadores debieron elegir entre más de mil horas de material para dar forma a los 100 minutos que dura el documental. El registro no sólo muestra la realidad de ese país árabe, siguiendo a familias de refugiados a otros destinos como Turquía. Además de la crisis humanitaria que ha significado la guerra civil en Siria, el documental profundiza en las decisiones políticas y otros conflictos armados, principalmente de Estados Unidos, que desestabilizaron la región y permitieron que surgiera ISIS. "Quisimos contar la historia de cómo una serie de protestas en el sur del país, que partieron con unos chicos haciendo rayados, se transformaron en manifestaciones masivas y luego en una guerra civil, que en realidad es una yihad sectaria", afirma Quested.
"Queríamos también identificar las raíces de ISIS en la desastrosa invasión de Estados Unidos a Irak una década antes. Creo que eso le debe quedar claro sobre todo a los norteamericanos. Incluso las muestras de violencia pública que realiza ISIS han sido parte de muchas sociedades, incluso de Estados Unidos, hasta bien entrado el Siglo XX. Queremos generar una discusión honesta respecto a la responsabilidad de todos en este conflicto", dice Junger, "Mientras no haya un esfuerzo en conjunto para restaurar la paz, creo que las naciones no están ni cerca de hacer todo lo que pueden. Mientras los países no hagan algo concreto para solucionar esta crisis, no hay ninguna nación occidental que esté realmente segura de sus efectos".