Nació en Zimbabue, al sur de Africa. A los 17 años se trasladó a Europa y entró a la Universidad de Oxford a estudiar Economía y Periodismo. Luego se instaló en Londres y publicó un par de novelas románticas con el seudónimo de Amy Silver, pero el reconocimiento y popularidad llegó cuando firmó con su nombre, una historia de una mujer devastada, cuya rutina se quiebra convirtiéndose en un thriller. Es Paula Hawkins (45) y La chica del tren, su novela publicada en 2015 que ha vendido 20 millones de ejemplares. El año pasado se estrenó la versión cinematográfica cargo de Tate Taylor.
"Es difícil explicar el éxito que llega tan rápido y de manera inesperada. Ahora creo que soy una persona afortunada, pero también a veces me he sentido sobrepasada", dice Paula Hawkins a Culto desde España, donde se encontraba la semana pasada promocionando Escrito en el agua, su segunda novela de suspenso. Hace dos semanas el libro editado por Planeta llegó a Chile, y ya lidera el ranking de los libros más vendidos.
Hawkins cuenta que no escribe cuando está de gira, sino que aprovecha de leer. Uno de los títulos que tiene a mano es The fact of a body, de Alexandria Marzano-Lesnevich. "Un libro de no ficción. Una memoria que narra una serie de crímenes", dice.
Su novela Escrito en el agua arranca con un grito desgarrador. Una muerte que luego le da paso a la voz de Jules Abbott, quien deberá reconocer el cadáver de su hermana Nel, hallado en La Poza de las Ahogadas, del pueblo de Beckford, al norte de Inglaterra. La escritora Nel Abbott trabajaba en un libro sobre las mujeres que perdieron la vida en ese lugar.
Un coro de voces le dan forma a Escrito en el agua, distinto a la única voz que narra La chica del tren. En el relato hablan desde los policías que investigan el posible asesinato hasta Lena, la hija de Nel, quien ahora queda a cargo de Jules, la hermana que vuelve desde Londres al pueblo de su infancia, al que prometió nunca regresar. La relación en la familia es compleja: Lena culpa a su tía Jules por no haberle contestado a su madre una llamada de emergencia antes de morir.
"Escrito en el agua no es tan inteligente como La chica del tren, sin embargo es bastante espeluznante", apuntó The Guardian.
—¿La historia de la novela surge de un hecho real?
—No, no viene de nada de la realidad. Comencé a escribir la historia de la relación de las dos hermanas y su separación y luego fui construyendo la historia alrededor de ellas. Y así posteriormente el pueblo y sus integrantes, de donde vienen estas hermanas. Cuando comencé a desarrollar al personaje de Nel Abbott quería que fuese una forastera que se decidiera a escribir e interpretar la vida de los otros, o sea, reconstruir el pasado de las mujeres afectadas.
—¿La estructura del libro fue un desafío o la historia fue imponiendo la estructura?
—Fue la historia la que impuso la estructura. Yo empecé a contar la historia desde varios puntos de vista, pero en la medida que avanzaba me daba cuenta de que necesitaba mostrar un coro de voces. Así que se desarrollando en la medida en que fui escribiendo. Durante tres años trabajé en la novela, pero no trabajaba en ella todos los días porque, obviamente, estaban sucediendo muchas cosas con La chica del tren. Estaba de gira y debía hacer mucha promoción.
—¿De dónde nace Beckford?
—A mí me inspiró mucho el paisaje de Northumberland que sí es real. Pero el pueblo es ficción como su historia, aunque todo está inspirado de alguna manera en cosas reales.
—¿Cómo ha vivido el éxito de La chica del tren?
—Es difícil de explicar cuando se tiene un éxito así de repentino. Por supuesto hay cosas maravillosas, ha sido emocionante y me siento muy afortunada, pero a la vez también a veces me sentía superada. Es una situación que trae ansiedades. Creo que lo que más disfruté fue haber conocido a mis lectores, recibir cartas donde me decían cuánto conectaban con los personajes y los temas. También hay situaciones más glamorosas, como asistir al set de grabación cuando filmaban La chica del tren.
—¿Qué le parecen los elogios, por ejemplo, de Stephen King?
—Sin duda es maravilloso cuando un escritor como él ha dicho que ha disfrutado de tu trabajo. A mí me sorprendió muchísimo, incluso que se tomara el tiempo para leer mi libro. Fue muy generoso de su parte. Es un poco tonto decirlo, pero no esperaba que él leyera mi novela. Eso para mí fue un hito.
—¿Lee las críticas a sus libros?
—Sí, las leo. En estos años ha habido buenas y otras no tanto. Obviamente me dan pena las críticas negativas de un trabajo en el que he invertido tanto tiempo, pero también es inevitable. Escrito en el agua es un libro ambicioso, pero uno no puede agradar a todo el mundo todo el tiempo.
—¿Le gustó la adaptación de su novela al cine?
—Creo que la película fue muy fiel al espíritu de la novela, a la descripción de sus ambientes y la sensación que transmite. Y creo que Emily Blunt (protagonista) hizo un muy buen trabajo interpretando a Rachel. Ahora, es una adaptación, nunca será igual a lo imaginado en un libro, y los lectores también tienen que aceptar que no van a ver lo que tenían como referencia en sus cabezas. Con respecto a Escrito en el agua, igualmente habrá una adaptación con el mismo equipo, que ha comprado los derechos, y el mismo estudio DreamWorks.
—¿Qué siente ante el terrorismo que afecta a Europa?
—Han sido semanas muy duras para el Reino Unido. Es difícil saber qué ocurrirá y cómo se combatirá el terrorismo. Lo que ha pasado últimamente es horrible, lo que hace que nos sintamos sin duda con miedo. Espero esto sea pasajero.