Cientos de músicos jóvenes, de distintas regiones de Chile, se congregaron en Santiago para audicionar frente al maestro Fernando Rosas (1921-2007), el año 1992. La razón, una ambiciosa iniciativa de revivir la Orquesta Sinfónica Infantil, que fue creada en los 60 por Jorge Peña Hen, y que quedó pausada luego de la muerte del compositor. Una semana demoraron el maestro Rosas y los suyos, en evaluar a los más de 200 jóvenes que audicionaron. Al final del plazo, habían seleccionado a 90 músicos, de entre 18 y 24 años, los que conformaron la primera generación de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil (OSNJ).

"Esa generación inicial fue única, en las grandes orquestas de Chile y el mundo, hay integrantes de ese grupo del año 92", dice Jorge Levin (Puerto Octay, 1968), quien participó como clarinetista en la OSNJ durante cuatro años y quien hoy es solista de la Filarmónica de Santiago. Levin cuenta que estudiaba música en la U. de Chile cuando apareció la convocatoria para participar de esta nueva orquesta juvenil: "Lo vi como la gran oportunidad de mi vida, entonces las expectativas para un estudiante de música eran muy escasas". Fue seleccionado y al poco andar, lo llamaron desde una orquesta argentina y luego, de la Filarmónica de Santiago. "La Orquesta Juvenil es la bisagra determinante de mi carrera. Me impulsó y de ahí en adelante no paré más", explica. Actualmente es instructor del ensamble de maderas de la misma orquesta que lo vio crecer. "En términos de fútbol, es como pertenecer a la selección sub 20, es un peldaño importante que te conecta con la vida profesional", dice.

Cristián Fernández (Viña del Mar, 1973), es otro músico que perteneció a la generación inaugural de la OSNJ, sin embargo, su destino fue distinto al de Levin. "Soy músico y abogado. En las mañanas trabajo en el tribunal y por las tardes, doy clases de violín y dirijo la Orquesta del colegio Verbo Divino", cuenta Fernández, quien explica que aún cuando decidió no ejercer como músico profesional, la experiencia de haber pasado por la OSNJ, como violinista, es invaluable. "Tocar en una gran orquesta con apenas 19 años fue extraordinario, y además, mis mejores amigos son los que hice gracias a la música", dice. En la agrupación del Verbo Divino, dirige a niños que van desde tercero básico hasta cuarto medio y organiza encuentros con orquestas de otros colegios de Chile.

Nuevas melodías

Casi una década después del nacimiento de la OSNJ, Rosas decidió ir más allá. En 2001, impulsó la creación de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI), una red gubernamental que aúna a 450 orquestas del país, es decir, a cerca de 12.000 jóvenes. La principal conquista que derivó de este proyecto, fue la oportunidad de apoyar económicamente a músicos jóvenes para que pudieran perfeccionarse.

Nicolás Carrasco (Valdivia, 1991), viajó a Santiago con 18 años para audicionar como clarinetista en la OSNJ: "Quedar era cumplir mi sueño. Uno ve a esta orquesta como un gran referente cuando es de región", dice. Fue seleccionado y becado por la FOJI para especializarse en su instrumento, bajo la tutela de Jorge Levin. Hoy, acaba de titularse de Intérprete musical en la Universidad de Temple de Filadelfia, una de las más prestigiosas a nivel mundial en cuanto a carreras musicales.

"La fundación y la orquesta fueron todo para mí: mi universidad, mi hogar y mi familia", dice Piera Pizolti (Copiapó, 1995), oboísta que encontró refugio en la OSNJ durante algunos de los años más difíciles de su vida. "A los 13 años decidí dedicar mi vida a la música, pero me sentía estancada en mi región", cuenta Pizolti, quien con 17 años fue becada simultáneamente por la FOJI y por una universidad privada. Tras su primer año de estudios en la capital, recuerda que ensayaba Carmen, de Bizet, con la OSNJ, cuando recibió una llamada que le informaba que su padre había sufrido una complicación de salud que lo dejaría ciego para siempre. "Tuve que salirme de la universidad, pero decidí quedarme en la orquesta, porque allí todos tuvieron palabras de apoyo para mí", cuenta. Superando cualquiera de sus expectativas, hoy Pizolti reside en Nueva York, donde cursa estudios de interpretación musical en la Mannes School of Music. "No es necesario nacer en cuna de oro para cumplir tus sueños, las oportunidades se buscan y los sueños se viven", dice.

Entre las actividades destacadas de la OSNJ para este año, destaca un concierto en el Palacio La Moneda, el 23 de junio; un tributo para el centenario de Violeta Parra en octubre, y una temporada de conciertos en el Metro de Santiago, entre agosto y diciembre.