—¿No se lo ha dicho? ¿No le ha hablado sobre el contenido de la carta que Dumbledore le dejó? ¡Yo estaba allí! ¡Vi que Dumbledore la dejaba, Dursley! ¿Y se la ha ocultado durante todos estos años?
—¿Qué es lo que me han ocultado? —dijo Harry en tono anhelante.
—¡DETÉNGASE! ¡SE LO PROHÍBO! —rugió tío Vernon aterrado.
Tía Petunia dejó escapar un gemido de horror.
—Voy a romperles la cabeza —dijo Hagrid—. Harry debes saber que eres un mago.
Se produjo un silencio en la cabaña. Sólo podía oírse el mar y el silbido del viento.
—¿Que soy qué? —dijo Harry con voz entrecortada.
—Un mago —respondió Hagrid, sentándose otra vez en el sofá, que crujió y se hundió—. Y muy bueno, debo añadir, en cuanto te hayas entrenado un poco. Con unos padres como los tuyos ¿qué otra cosa podías ser? Y creo que ya es hora de que leas la carta.
Harry extendió la mano para coger, finalmente, el sobre amarillento, dirigido, con tinta verde esmeralda al «Señor H. Potter, El Suelo de la Cabaña en la Roca, El Mar». Sacó la carta y leyó: Colegio Hogwarts de magia y hechicería.
-Harry Potter y la piedra filosofal (1997)
Harry Potter, un niño huérfano de 11 años vivía con sus tíos: los Dursley. Desde siempre menospreciado por ellos y su primo, Harry desconocía que en realidad era un mago, cuyos padres murieron asesinados por el mago tenebroso que se hacía llamar Voldemort.
Esto era solo el comienzo de una serie de aventuras que marcarían un antes y un después en una importante parte de una generación, la de quienes hoy, tenemos entre 20 y 30 años.
Harry Potter es más que el nombre de un personaje. Es sinónimo de un fenómeno de fantasía que surgió de la mano de J. K. Rowling en un sencillo café en Edimburgo, para convertirse en una colección de libros y películas que, a 20 años de su nacimiento, no tiene fecha de término.
La fiebre potteriana se convirtió en una epidemia con el estreno de la primera película en 2001, pero los libros son y serán siempre la primera piedra de un templo mágico en construcción. Lo que comenzó como una historia infantil, a la que las editoriales no le tenían la fe suficiente para publicarla, pasó a ser un mundo en que los lectores crecieron junto a los protagonistas.
Bloomsbury fue la excepción. La editorial independiente situada en Inglaterra, apostó sus fichas en la escritora de 30 años que vio en Harry una forma de evadirse de su divorcio, el criar sola a su hija, la muerte de su madre y la precaria situación económica en que estaba.
Quinientas copias de la edición británica llegaron a las librerías. La novela se puso a la venta como cualquier otra, sin atención de la prensa ni fanáticos haciendo fila para adquirir una copia. Un panorama muy diferente a lo ocurrido una década después, cuando con meses de anticipación se anunciaba la llegada del séptimo y último libro, y niños y jóvenes rogaban poder comprar su libro ese mismo día.
Harry, Ron y Hermione crecieron junto a sus lectores y a la extensión de sus novelas. J. K. Rowling tuvo el ingenio -quizás premeditado- de hacer cada libro ligeramente más complejo que el anterior, más oscuro y retratando en una mayor cantidad de páginas la evolución de la niñez a la adolescencia.
Es por medio de la interacción con criaturas fantásticas, el aprendizaje de hechizos, y el enfrentamiento a un mago tenebroso que busca el control del mundo mágico; que los seguidores de Harry Potter presenciaron lecciones de vida fundamentales:
La felicidad se puede encontrar incluso en los momentos de máxima oscuridad, como dijo Dumbledore. El mundo no se divide en personas buenas o malas, sino que lo importante son las decisiones que tomamos, como le dijo Sirius Black a Harry, o que el amor y amistad siguen siendo la fuerza más poderosa del universo.
A 20 años de la publicación del libro Harry Potter y la piedra filosofal, los fanáticos siguen agradeciendo a la autora asistiendo al cine a ver cada nueva entrega, comprando todo libro que salga y adquiriendo el infinito merchandising.
Harry Potter no representa al personaje principal de una historia infantil. Simboliza a niños, adolescentes y adultos jóvenes que encuentran en aquel mundo mágico, el escape necesario con dosis de realidad para enfrentar su cotidianidad.