A fines de abril, los encargados de la productora La Gira viajaron hasta Miami en busca de artistas de proyección para traer a Chile. Tras varios días asistiendo a eventos y reuniones, encontraron lo que buscaban en un panel que se realizó en esa ciudad, como parte de las actividades paralelas de los premios Latin Billboard, en el que se analizó el explosivo crecimiento que la música trap ha tenido dentro de la industria latina durante el último año.
"Fue todo un descubrimiento", cuenta Sara Ramírez, una de las directoras de la compañía en cuestión, responsable del que será el primer megaevento dedicado al género en los escenarios locales. Bautizada simplemente como Trap Festival, la cita agendada para mañana en el Movistar Arena -con entradas prácticamente agotadas- reunirá a Noriel, Baby Rasta, Bryant Myers, Farina y otros cinco nombres de la región que hoy tienen a millones de adolescentes de todo el mundo bailando sus éxitos, así como a varios padres inquietos por el contenido de estas canciones, que hablan sobre sexo explícito, drogas y manejo de armas sobre bases musicales que toman elementos del rap y el reggaetón.
Poco han importado hasta ahora los cuestionamientos que ha enfrentado el movimiento por parte de diversas agrupaciones: a espaldas de la radio, donde al menos en Chile no tiene la rotación de otras vertientes del género urbano, el trap ha usado las redes sociales y las plataformas de streaming para convertirse en el ritmo del momento. Un fenómeno al que se le augura un futuro más auspicioso, "con una mayor presencia mediática", según apunta Ramírez, quien cuenta que ya está en negociaciones para expandir el Trap Festival a otros países de la región. "Estos músicos están trabajando muy profesionalmente y lanzando canciones cada mes, llegando a los primeros lugares de los ránkings con millones de visitas en YouTube y muy bien posicionados en el público que va entre los 13 y los 18 años", agrega.
Lo anterior se refleja también en el alcance que ha comenzado a tener el género en Estados Unidos, donde éste nació hace dos décadas como una variante alternativa y subterránea del rap, en ciudades como Atlanta y Memphis, pero que hoy ostenta una popularidad insospechada. De hecho, la semana pasada el músico 2 Chainz, uno de los exponentes más populares de este estilo en ese país, trepó al primer lugar del ránking de rap de Billboard con su álbum Pretty girls like trap music (En español: "a las chicas lindas le gusta la música trap"). Incluso Shakira decidió sumarse a la moda en su más reciente disco con una canción titulada simplemente Trap, probablemente su tema más desatado y provocativo a la fecha, donde canta a dúo con su compatriota Maluma un coro que dispara frases como "Tu muévete encima de mí / Compláceme, vámonos, perdámonos / De la realidad escapémonos / En la cama tú y yo matémonos / Con eso que naciste, dámelo".
El mismo Maluma es en gran medida responsable del éxito masivo que hoy goza el trap en español, luego que el año pasado incursionara en el género con 4 babys, el corte más polémico y cuestionado de la última temporada en el mercado latinoamericano. "Muchas personas temen que le estemos dando un mal ejemplo a los jóvenes, pero soy un convencido de que cada cual tiene que hacer con su vida lo que más quiere", declara Noriel, uno de los cantantes invitados en la controvertida canción. El artista puertorriqueño de 23 años es uno de los grandes protagonistas que tendrá el festival de mañana en Santiago, al que llega con un hito a cuestas: su álbum Trap capos season 1 (2016) es el primer disco en posicionarse en la cima del Latin Rythms Album del mencionado chart de Billboard.
"Este es el comienzo de lo que va a terminar siendo algo bien grande, sin importar las críticas porque al reggaetón también lo criticaron cuando comenzó. El trap es lo que esta generación va a recordar como su música en el futuro", asegura el boricua, principal promesa de la música urbana junto a Bryant Myers y Bad Bunny, quien se presentará en Chile en septiembre.
Lujo a la chilena
Si bien la audiencia local ha recibido con entusiasmo el trap de origen colombiano y puertorriqueño, es su versión original, la surgida en ciudades del sur de Estados Unidos, la que ha inspirado a buena parte de los exponentes chilenos del estilo. Una escena aún incipiente pero en plena expansión, dominada por músicos sub 30 donde destacan nombres como Young Cister, Cris Gómez y Nación Triizy, además de representantes femeninas como Mice Luna. Incluso artistas de cierto recorrido en el circuito local, como Oddó, Camileazy (ex Zonora Point) y Tomasa del Real han incursionado en el estilo.
"Ahora los jóvenes se sienten más identificados con lo que hacemos, un rap de letras más directas, con pistas más duras y oscuras", asegura Marlon Breeze, uno de los integrantes de Nación Triizy, que en casi una década de actividad se ha consolidado como uno de los grupos pioneros y más populares de la escena. El trío santiaguino, que en sus canciones trata con humor y sin rodeos temas relacionados con sexo y fiestas desatadas, en el último tiempo ha realizado giras a México e incluso lanzó su propia línea de ropa, la que comercializan a través de las redes sociales.
La moda de marca y la ostentación del lujo son elementos vitales en la mayoría de las propuestas de estos grupos, que a diferencia de lo que ocurre en el circuito más tradicional del rap criollo no tienen problemas en abrazar la moral del consumismo y de las selfies, así como tampoco muestran reparos frente al reggaetón, al que consideran un estilo ya incorporado prácticamente en su ADN. Todo lo anterior ha hecho que cada vez más locales nocturnos estén interesados en albergar eventos de este tipo -el Centro Arte Alameda y el Club Subterráneo son algunos de los recintos habituales-, al igual que algunas marcas de bebidas energéticas que ya pusieron sus ojos sobre algunos artistas de la escena.
"Nuestra música es ostentosa, es parte del espíritu de este género. Si vas a pararte frente al público a cantar de lo 'bacán' que eres no puedes subir al escenario todo sucio. De hecho, tenemos varios videoclips en la web y nos preocupamos de no usar la misma ropa ni las mismas zapatillas en ninguno de ellos", reconoce Marlon Breeze.